Corría 1907 en Montevideo. Se estima que la ciudad tenía cerca de 300.000 habitantes. Francisco Priori, descendiente de italianos, y su familia decidieron abrir La Virazón, un establecimiento de pesca artesanal en Punta Carretas, pegadito al río. Desde entonces el lugar permaneció ocupado y atendido por la familia, y la pesca artesanal era la razón de ser de la ubicación. La actividad significaba el motor de vida de todas las generaciones que trabajaban en La Virazón. Aunque Francisco tuvo hijos, decidió, tal vez por afinidad, enseñarle el oficio a su sobrino, Julio César, que en su infancia ya conocía los secretos de la pesca artesanal. Los niños crecieron y se incorporaron a la tarea más ardua, conociendo su arte y su importancia en el legado familiar. Desde entonces la chalana, que lleva el nombre La Madrugada, salía todos los días a las 4.30 desde las orillas de la rambla Mahatma Gandhi y Bulevar General José Artigas. En esa época conseguir la pesca del día a 100 metros era posible. Sólo cuando había tormenta no se salía al mar por precaución.

En 1979 Francisco hizo un trámite ante un escribano con el fin de dejarle en herencia a su sobrino, Julio César, la embarcación, y a partir de entonces se hizo cargo de liderar el equipo familiar de pescadores. Ya casado con Ana María Suárez, Julio César tuvo una descendencia numerosa: Judith,
Lisset, Laura, Alba, Rubens, Henry, Javier, Jonathan, Jannina, Stella Maris y Julio Gabriel, que falleció en 2010. De los hijos varones, fueron Henry y Jonathan los que siguieron el legado y acostumbraban, desde chicos, a acompañar al padre en sus salidas diarias. El resto de la familia vivía, como hasta hoy, en Piedras Blancas.

Llegar a La Virazón implicaba un viaje largo en ómnibus todos los días. El resto de la familia iba los fines de semana, sobre todo en verano, a pasar un rato junto al agua. La venta diaria de pescado fresco en esa zona era un servicio para Punta Carretas. A las 9.30 ya estaba la embarcación en tierra y se comenzaba a limpiar y filetear la pesca del día. En las buenas temporadas se sacaban tres o cinco cajones de pescado, recuerda Jonathan. La Virazón cerraba luego del mediodía. Cuando tocaba mal tiempo, como el jornal no se lograba, cambiaban la chalana por herramientas para realizar tareas de albañilería.

Sucesos

En 2008 Julio César falleció y la familia sintió el golpe. Sus hijos, 17 nietos y su esposa quedaron sin el sustento mayor de sus ingresos. Jonathan y Henry, además, sin trabajo porque el titular de los permisos para ejercer la actividad era su padre. Se fueron a Piedras Blancas y luego La Virazón fue ocupada. Recién en 2010 la familia volvió a tener la posibilidad de entrar al predio, donde hay varias construcciones pequeñas y precarias de bloques. Una quedó a medio hacer. Desde entonces los hijos tramitan en acuerdo la sucesión del permiso precario otorgado por la Intendencia de Montevideo (IM) y que utilizaba su padre, en el Juzgado Letrado de Primera Instancia de Familia de 21er turno. Al mismo tiempo, el 3 de febrero de 2010, en la Dirección Nacional de Recursos Acuáticos (Dinara) presentaron el trámite para obtener la transferencia del permiso de pesca para que Henry, de 25 años, sea el titular. Sin embargo, en el período en que no estuvo la familia en el predio desapareció la embarcación. Ese bien familiar ya quedó en el olvido. “Comprar una nueva tiene un costo de 3.000 dólares”, comentó Jonathan. En el costado del galpón que hace las veces de “puesto de vigilancia” se ven los rastros del ejercicio de la pesca artesanal. Algunas redes con las que se pesca al arrastre cuelgan de un hierro que atraviesa el patio.

La mar no estaba serena

Desde 2010 el predio quedó ocupado por “intrusos”, relató Alba, y “es entendible que muchos vecinos del barrio crean que ésta es la familia Priori”. “Sin embargo, esto no es así. Nosotros estamos organizados para solicitar los permisos correspondientes y poder continuar con la actividad familiar de trabajo y sacrificio. Es nuestra aspiración”, concluyó. Relató algunos episodios vividos por miembros de la familia, entre los que se incluyen amenazas recibidas para que dejen el lugar. También hubo denuncias de vecinos en la sección policial por el estado de abandono del predio y por la proliferación de intrusos.
Consultado por la diaria el alcalde del Municipio Ch, Luis Luján, sobre su conocimiento acerca de algún emprendimiento puntual proyectado en el lugar, dijo: “No sabemos nada sobre un emprendimiento en la zona. Con respecto a La Virazón, sé que hay varios peleándose por ese lugar. Lo que hay ahí es un concesionario que se murió. No hay derechos hereditarios. Sin embargo, dicen algunos familiares que tienen derechos y hay quienes dicen que son pescadores. No lo son”, dijo y explicó: “Si bien el municipio no tiene potestad en esa jurisdicción, compartimos opiniones de preocupación con las autoridades municipales. Es un lugar que está privilegiado en la zona y ahora degradado. La idea de la IM es tirar abajo eso y dejar limpio el predio para uso público”.

El prosecretario general de la IM, Jorge Rodríguez, quien preside la comisión que administra las concesiones de bienes inmuebles municipales sin fines de lucro, dijo que el caso de La Virazón se trató en una sesión específica en la que él no participó por encontrarse en uso de su licencia. Agregó: “Estamos preocupados por el estado de abandono y las denuncias graves que hubo sobre la ocupación del lugar”. Ante la consulta puntual sobre si la IM tiene un proyecto para desarrollar en el lugar donde se encuentra La Virazón, Rodríguez enfatizó: “No hay proyecto para ese lugar en particular”.