Cuando se convocó la marcha “en defensa de la familia y el matrimonio” la situación era bien distinta. Estaba fijada para el lunes 1º de abril, pero debido a los anuncios por mal tiempo se tuvo que llevar a cabo una semana después, algo que seguramente modificó el ánimo de muchos de los organizadores.

Si el mal tiempo no hubiera determinado la suspensión, la marcha se iba a desarrollar en la previa a la votación del proyecto de Matrimonio Igualitario en la Cámara de Senadores, con posibles resultados pero sin certezas absolutas. Ahora la situación cambió: el triunfo del proyecto de ley en la cámara alta fue contundente, con votos de los tres partidos más importantes, y todo indicaría que mañana en Diputados la proporción de votos favorables sea todavía mayor. Quizá por eso se decidió acortar el recorrido: inicialmente iba hasta el Palacio Legislativo pero ayer se optó por recorrer apenas un par de cuadras, desde la plaza Matriz hasta la Independencia.

De Hierro

A la hora fijada no había mucha gente frente al Cabildo, quizás diez personas, lo que motivó que los organizadores Roel Bottari y Mathías González dieran unas vueltas por la plaza invitando a la gente con un megáfono: “A las 19.00 nos congregamos en el Cabildo en defensa de la familia y el matrimonio”. Entre esas diez personas se encontraban el diputado del Partido Nacional Martín Elgue y el sacerdote y teólogo José Luis Vidal. Este último le explicaba a una periodista de una agencia internacional de noticias que “no se puede llamar mesa lo que es silla. Si bien en una mesa te podés sentar, el lugar para sentarse es la silla, y la silla se llama silla y la mesa, mesa”.

En diálogo con la diaria Bottari y González explicaron los objetivos de la marcha y los pasos a seguir en caso de aprobarse la Ley de Matrimonio Igualitario. González explicó que la idea es “mandarles un mensaje” a los legisladores por parte de “gente que defiende la familia, el matrimonio auténtico entre un hombre y una mujer, y que no estamos de acuerdo con que nos quieran imponer el capricho de unos pocos que va a desvirtuar el matrimonio”. Por su parte, Bottari denunció que “hubo muchos legisladores que no se animaron a votar en contra porque hacerlo es políticamente incorrecto. Lo que les queremos decir es que algún costo va a tener. Votar leyes que van en contra de la familia va a tener un alto costo”. Sobre el hecho de ser ambos militantes del Herrerismo, y que en dicha corriente hubo senadores que apoyaron la ley, Bottari aseguró: “El Partido Nacional es un partido de hombres libres y cada uno vota lo que quiere, no tenemos disciplina partidaria como otros partidos. A veces nos gusta y a veces no tanto”. Sobre los pasos que darán desde espacio, Bottari confirmó que “una de las opciones es convocar un referéndum”, mientras que González espera “que esta marcha se haga todos los años, más allá de lo que decida el Parlamento”.

Vides y olivos

Media hora después, ya con unas 100 personas en el lugar, entre las que se podía ver a los diputados nacionalistas Jaime Trobo, Gerardo Amarilla y Pablo Abdala, arrancó la marcha. Antes de salir, los organizadores advirtieron a los presentes que “esto es una marcha pacífica” y por eso proponían “no responder a ningún tipo de agravio, que no es el fin de la marcha. Simplemente proclamamos en paz, en tolerancia y pacíficamente”.

Los organizadores iban al frente entonando con ayuda del megáfono tres cánticos que intercalaban de forma aleatoria: “familia es marido y mujer, ninguna otra cosa que nos quieran imponer”, “matrimonio eres, de hombres y mujeres” y “a ti, legislador, esto tiene un costo. Jugá con la familia y ya no tendrás mi voto”. Los manifestantes llevaban dos pancartas, una rezaba el salmo 128 -“Tu mujer será como vid que lleva fruto a los lados de tu casa, tus hijos como plantas de olivo alrededor de tu mesa”- y otra expresaba de manera un poco confusa: “Que cada uno sea lo que quiera ser. Pero legalizemos [sic] solo lo que es ‘bueno’. ¿Es bueno lo antinatural? ¿Qué enseñanza le estamos dando a nuestros hijos? ¿Es bueno matar a María o a Juan con semanas de gestados? ¿No es lo mismo Juan de bebé? ¿No es el mismo Juan niño? ¿No es el mismo Juan adolecente [sic]? ¿Qué nos está pasando?”.

Cuando se llegó a la Puerta de la Ciudadela, Bottari, González y otros dos jóvenes se subieron a la caja de una camioneta y desde allí leyeron la proclama. “Estamos aquí marchando en defensa de la familia, representando los reclamos y el sentimiento de insatisfacción que cientos de miles de ciudadanos experimentamos frente al flagrante atropello que el Estado viene realizando sobre los derechos fundamentales de los individuos. Sabemos que dentro de dos días los diputados tendrán en sus manos la posible culminación del trámite parlamentario del proyecto de ley que esconde su naturaleza bajo el engañoso título de Matrimonio Igualitario”, comenzó diciendo la proclama al tiempo que se empezó a accionar una sirena del megáfono muy parecida a la de la Policía o una ambulancia entre frase y frase.

Sin juzgar

Luego continuó la lectura: “Venimos a defender la identidad de esta golpeada institución, fundada en el pacto de amor y fidelidad entre varón y mujer, cimentada en la relación padre y madre. El derecho no puede ni debe reinventar las bases de filiación”. Y otra vez la sirena.

“Tenemos el derecho y la obligación de no olvidar que todos nacimos de un hombre y una mujer. No hay justicia si se trata en forma igual a los que son desi-
guales. Es por tanto una grave injusticia para con las familias uruguayas equiparar el matrimonio con otras uniones que no venimos aquí a juzgar”. Más sirena. “Los esposos tienen derecho a seguir siendo marido y mujer en lugar de cónyuge A y cónyuge B [sirena]. Se atenta contra el derecho de nuestros niños al habilitar a personas del mismo sexo a acceder a la adopción de menores, brindándoles incluso condiciones más beneficiosas que a los matrimonios heterosexuales”. Otra sirena más y después: “Se busca hacer del niño un objeto, olvidando que la adopción es un derecho del niño y no el derecho al niño”. A esta altura ya era sirena y aplausos. Después se escuchó: “La llamada Ley de Matrimonio Igualitario no tiene nada que ver con el amor porque el amor no se regula por ley ni tampoco se sustenta en la mentira”.

Familieros

Sobre el final solicitaron la no aprobación “del matrimonio que equipara las uniones de personas del mismo sexo con el matrimonio y una regulación del período de adopción que garantice el derecho del niño a tener un padre y una madre”. Agradecieron la heroica actitud de los legisladores que “aun en minoría defendieron a la familia”, y los nombraron uno por uno.

Convocaron a los presentes a concurrir mañana a las barras de la Cámara de Diputados, donde se le daría la sanción completa al proyecto. Vale recordar que la iniciativa ya había sido votada en ese ámbito (la respaldaron 81 de los 87 legisladores presentes), pero debió vover a raíz 
de los cambios que se introdujeron en la discusión en el Senado. Las organizaciones contrarias a 
la norma concurrirán al Parlamento, según anunciaron, entonando un “viva la familia” y mechando los cánticos anteriores, terminó la concentración, con esporádicas apariciones de la sirena del megáfono que luego de alejarse varias cuadras era lo único que daba muestras de que a esa altura en la plaza todavía había manifestantes.