En medio de una incipiente recuperación de su economía y cuando el debate entre austeridad y crecimiento está en la primera línea de discusión en Europa, Estados Unidos anunció una fuerte reducción de su déficit para los próximos años.

Según las proyecciones difundidas la semana pasada por la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO, por sus siglas en inglés), 2013 cerrará con un déficit de 4% de su Producto Interno Bruto (PIB), muy por debajo del 7% con que cerraron las cuentas del Estado en 2012 y del récord de 10,1% de 2009. Los datos proyectados significan que el déficit de las cuentas públicas bajará más de 40% este año, lo que constituiría el nivel más bajo en los últimos cinco años. La mejora en el saldo fiscal es la consecuencia de una combinación de aumentos en los ingresos fiscales impulsados por el alza de impuestos que se produjo en enero y una serie de recortes presupuestarios automáticos que entraron en vigor a principios de marzo.

El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Jacob Lew, dijo el viernes 17 que esta mejora se debe a “una mala política” que debe ser reemplazada por un plan de presupuesto “más equilibrado”. Sin embargo, en paralelo a estas proyecciones, se verifican perspectivas de crecimiento del PIB, lo que configura una combinación de crecimiento y mejora de las cuentas públicas.

A principios de mayo, el gobierno estadounidense supo que Fannie Mae, una empresa de garantías de préstamos hipotecarios de capital abierto, garantizada por el Estado, debería devolver a las arcas públicas cerca de 60.000 millones de dólares, lo que contribuirá a mejorar aun más los ingresos públicos.

Además, la política de estímulos públicos al desarrollo económico aplicada por el presidente estadounidense, Barack Obama, ha conseguido que las deudas de los hogares se hayan reducido en 110.000 millones de dólares durante el primer trimestre del año, gracias a una clara mejoría de la situación financiera de las familias: el número de créditos con morosidad de más de 90 días ha disminuido de 6,3% a 6%, según los datos proporcionados por la Reserva Federal de Nueva York.

Citado por la agencia de noticias AFP, Barry Bosworth, economista de la Brookings Institution, una organización con sede en Washington que investiga temas de política social, dijo que la combinación de recortes de gastos y subas de impuestos podría haber sido más preocupante. “Alza de impuestos, recortes automáticos: era mucho para asimilar y se temía que eso hiciera retroceder de nuevo a la economía”, desplomando el consumo de las familias. Sin embargo, la economía estadounidense parece demostrar que es más resistente de lo que se esperaba y el dinamismo del sector privado parece estar compensando los recortes.

En particular, el sector inmobiliario, epicentro de la crisis de 2008, ha comenzado a reactivarse. El número de permisos de construcción, indicador adelantado de actividad, ya que refleja futuros proyectos, subió en abril más de 35% con respecto al mismo mes del año anterior. Esta reducción del déficit que no afectó sobremanera la actividad económica parece ser una “buena noticia” de cara al próximo debate presupuestario entre republicanos, favorables a la reducción del gasto, y demócratas, que prefieren un alza en los ingresos fiscales, en particular aumentando la presión tributaria sobre los altos ingresos. Un déficit no tan abultado disminuye la fuerza del argumento de los republicanos de que hay que recortar aun más el gasto y por ende no se prevé una lucha política en torno a mayores recortes de gastos.

Sin embargo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Reserva Federal (el banco central estadounidense) siguen preocupados por el impacto de los recortes futuros en el gasto. El FMI estima que los recortes previstos podrían reducir el crecimiento de la economía estadounidense en 0,5 puntos porcentuales este año, y que de este modo afectarían también a los países europeos. Es que a pesar de la incipiente recuperación, la economía de Estados Unidos sigue presentando una elevada tasa de desempleo -7,5% en abril- y el consumo de las familias ha perdido fuerza en el primer trimestre respecto del último de 2012.

Sin embargo, después de 2016 se espera un aumento en la relación deuda/PIB, debido a los crecientes costos de seguros de salud, indicó la CBO en su informe.