Los problemas de adicción al juego se repiten en muchos países y cada Estado los afronta de distinta manera. Hay algunos, como Canadá, donde se ha logrado regular hasta el juego por internet. Pero en la mayoría los intereses económicos vinculados son prioritarios respecto de la prevención de la adicción. Expertos en el tema participaron ayer en la actividad “El juego patológico y otras adicciones”. Reflexionaron sobre la necesidad de una regulación para evitar el aumento de ludópatas y personas con otras adicciones.
Nada es casual dentro de un casino. Ni la música que sale de las máquinas, ni los colores que se ven en las pantallas, ni la iluminación del ambiente. Todo está calculado para que den ganas de seguir apostando. “Está todo pensado para generar adicción”. Eso se escuchó en más de una oportunidad en la actividad organizada por la Sociedad de Psiquiatría del Uruguay y la Fundación Niños con Alas. Enrique Lopes, actual presidente de la Comisión Nacional de Calidad en Salud de Portugal; Susana Jiménez Murcia, coordinadora de la Unidad de Juego Patológico del Hospital Universitario Bellvitge de España; y Óscar Coll, director del Centro de Atención a Ludópatas, que funciona en el Hospital de Clínicas, fueron los oradores de la jornada. Entre todos definieron el perfil de la persona adicta al juego y dejaron en claro que se vienen más problemas con el aumento del juego virtual por internet.
En general, la proporción de personas adictas al juego es: 80% de hombres contra 20% de mujeres. Así lo expuso Lopes, quien ha desarrollado diversas investigaciones. Sin embargo, declaró que le llama la atención lo que sucede en Uruguay, donde la presencia de mujeres en los casinos es similar a la de los hombres. En diálogo con la diaria, el director del Centro de Atención a Ludópatas confirmó ese dato, señalando que la relación es, en este caso, 52% de hombres y 48% de mujeres. Como anécdota contó que acompañaron a Lopes en una recorrida por los casinos locales y allí vio lo que “exactamente daba nuestra encuesta”. Coll comentó además que el portugués quedó alarmado de ver “muchas jovencitas jugando”.
Otra característica cada vez más frecuente en los jugadores problemáticos es que son jóvenes. Lopes explicó que tradicionalmente eran hombres que superaban los 30 años y frecuentaban las actividades nocturnas. Sin embargo, ahora el juego se concentra en los hogares, por internet. Es así que hoy los jóvenes entre 18 y 23 años son un grupo de riesgo importante, ya que los padres carecen de herramientas para controlar la situación. También están en riesgo los que ya tienen otra adicción, quienes viven un shock emocional muy fuerte (por ejemplo enviudar, jubilarse o perder el trabajo) y los grupos sociales más vulnerables.
Jiménez Murcia mencionó distintos factores que influyen en la adicción. Están los biológicos, psicológicos y culturales. Entre los últimos consideró el fácil acceso al juego. A este punto también se refirió Coll, en relación con la realidad del país. Indicó que si bien el Estado tiene el monopolio, “a esta altura mandan las multinacionales”. En su opinión, habría que limitar la apertura de casinos, puesto que “hay muchos para la cantidad de población que tiene Uruguay”, y 0,8% de la población presenta problemas de adicción. Asimismo, tanto él como los demás profesionales destacaron que el jugador enfermo presenta codependencia a otras cosas. A la debilidad por el juego se le suman alcohol, tabaco, fármacos u otras drogas. También puede haber trastornos alimenticios o reacciones violentas. “La ludopatía genera deterioro social, de la salud, de la educación y la cultura. Yo no quiero esto para mi país”, resumió Coll.