Primeras dos páginas: el color rosado salta a la vista. Hay bebotes, maquillaje y cocinitas. “¡Para jugar a las mamás!”, sugiere con énfasis el catálogo. Algunas páginas más adelante, un niño sostiene un arco, otro una ballesta y un tercero tiene puesto un par de guantes de boxeo. “Afine la puntería a la diversión”, dice en este caso. Parece claro, unívoco y concreto el mensaje que se puede encontrar en catálogos, avisos publicitarios, góndolas y vidrieras de los distintos comercios de cara a la venta esperada para el Día de Reyes.
Un mundo color de rosa
El shopping Costa Urbana, de Ciudad de la Costa, es una de las opciones más elegidas en Canelones para realizar las compras de Reyes. Allí, las jugueterías no hacen más que reproducir estos modelos. Uno de los locales está claramente dividido por género: a la izquierda está todo “rosificado”, con juguetes de Hello Kitty, Barbie y Violetta; a la derecha predomina el azul, con Hot Wheels, Ben 10 y Spiderman. Nenas por un lado, varones por otro. No se mezclan los juegos, no se mezclan las opciones, para que no haya confusión y a nadie se le genere esa duda existencial, eso que muchas personas preguntan y se preguntan (no se vayan a equivocar) al momento de comprar un regalo: ¿ésto es para nena o varón?
Cada sector tiene una vidriera decorada con el color correspondiente. Para las nenas, se promociona la Barbie Cocinera y, por supuesto, la Barbie Princesa, además de los bebotes de todo tipo. Para los varones, las pelotas de fútbol, los muñecos de acción, los autos y los helicópteros.
En el resto de las jugueterías la imagen se repite. Cuando se las recorre, el rosado parece inyectársele al cliente en los ojos. Ayer, una señora deseaba comprar un barco u otro juguete para el agua, pero no había. Luego de mucho buscar, la vendedora y la clienta encontraron una lancha (¡justo lo que la clienta buscaba!), pero la descartaron, porque era rosada y de Barbie. El regalo era para un varón.
En otro local, en el sector para niñas, se ofertaba una plancha, una aspiradora y un set de cocina, todo con envoltorio rosado y, para reforzar la idea aun más, con la imagen de una niña usando cada artefacto.
En cuanto a los disfraces, queda claro quién cumple el rol activo y quién el pasivo. Para los varones se venden los de los superhéroes, mientras que para las nenas los de princesas con tacos que apenas les permiten mantenerse en pie.
Las librerías no escapan a esta división del universo infantil: hay libros de princesas y de Barbies, rosados, muy rosados. A la hora de elegir el libro, no sólo importa la edad: hay que dejar claro si es para nena o para varón.
Por distintas vías
Cada 5 de enero este panorama parece repetirse. Los comercios extienden sus lugares de venta; muchos de ellos trasladan parte de su mercadería a las veredas, delante de las puertas de entrada. Además, varias ferias son habilitadas a ampliar su espacio y su horario. También aparecen nuevas ferias porque nuevos permisos son otorgados. En Montevideo, es tradicional ya el armado de la llamada vía blanca, en 8 de Octubre, que a partir de la mañana del domingo ya muestra su despliegue de puestos y mercadería. Los shoppings de la capital permanecieron abiertos hasta la 1.00 de hoy para las compras tardías de regalos.
En la feria de Tristán Narvaja también se jugó la previa: puestos de todos los colores, mercadería procedente de distintos países. La feria hace posible que convivan, a menos de un metro de distancia entre sí, puestos de venta de pasta fresca, puestos de medias y musculosas, puestos de frutas y verduras, y puestos de juguetes de todo tipo.
Todo lo que se ofrece con la imagen de Violetta, protagonista de la telenovela argentina que se emite por Disney Channel, quien realizó hace poco tiempo un espectáculo en el Teatro de Verano, es rosado. Hay carteras, cartucheras, monederos, bolsos, musculosas, polleras, pantalones, buzos y broches con su imagen.
También se venden juegos como el Dance Pad, plataforma de baile electrónica, a alrededor de 400 pesos; tazas y libros para pintar de los Angry Birds; muchas muñecas, todas distintas, algunas de goma, con accesorios y ropa, a 800 pesos, y otras de plástico, más chicas y flacas, sin accesorios, a 80 pesos.
Sólo en un puesto, al costado de la feria, y con su mercadería apoyada en el piso, se venden muñecos y muñecas negros y con rasgos no convencionales. Son juguetes de lana, hechos por una artesana, y valen alrededor de 400 pesos. El resto de los puestos venden juegos de computadora “para varones”, entre los cuales el FIFA 2014, que cuesta un poco menos de 100 pesos, gana por goleada. Está también el Pro Evolution Soccer 2014, que en la tapa tiene una foto de Edinson Cavani. Al lado, un CD que enseña a tocar la guitarra y un DVD de la banda estadounidense Jonas Brothers.
Antón pirulero
Para la coordinadora de la Secretaría de la Mujer de la Intendencia de Montevideo (IM), Elena Ponte, “es importante que niños y niñas puedan crecer libremente desde otro lugar, y no orientados a reproducir estereotipos, asumiendo que son iguales y que pueden jugar a cualquier cosa, cualquiera de ellos”. “Es bien importante poder trabajar este tema, sobre todo en los Jardines y con los padres, ya que existe una gran resistencia a que sus hijos puedan jugar con todo tipo de juguetes. Al no ofrecerles a los varones muñecas y muñecos se les está cercenando la posibilidad de que desde pequeños vayan ejerciendo su posible futura paternidad. Las niñas juegan con muñecas, y la gente lo asume como parte de su rol de futura madre, por eso es importante trabajar con los varones en ese sentido”, dijo a la diaria. Consideró que “se cercena las posibilidades a las niñas cuando no se les ofrece optar por juegos como la pelota o un deporte que contribuya a su autonomía y a vincularse de otra manera con las mujeres mismas y la ciudadanía en general”. A su entender, la otra línea es ofrecer a niñas y niños objetos que representen oficios variados: “Los camiones no son solamente para los varones; en las zonas en las que hay grandes plantaciones de árboles se trabaja con mujeres que pueden manejarlos perfectamente, por ejemplo”.
El juguete bélico es otro elemento simbólico que, según Ponte, hay que eliminar, ya que “no contribuye a formar niños y niñas que aspiren a la paz como bien supremo y a un vínculo con la sociedad más respetuoso y libre de violencia”. Para ello, hay que trabajar con los padres: “Hay mucho trabajo para hacer con padres y madres, escuelas, colegios y con los comercios, desde la publicidad hasta cómo se organizan los juguetes a la interna de las superficies. Vemos modelos hegemónicos y estereotipados de mujeres y varones. Es importante trabajar con estos otros modelos, atendiendo a la edad y no separando en grupos que limitan las posibilidades de elección. El de la publicidad es un tema presente en este país. No logramos tener un observatorio de la publicidad, mecanismo que en otros lugares contribuyó al cambio de las publicidades sexistas. Acá la reprobación social no tiene un impacto para que las agencias de publicidad y los anunciantes entiendan que hay publicidades vejatorias, sobre todo de las mujeres”. Según Ponte, el tema de los juguetes sexistas y cómo se organiza su publicidad podría estar incluido en el Tercer Plan de Igualdad de Género, que se presentará en marzo, ya que uno de los grandes ejes en los que se está trabajando desde la IM “tiene que ver con la cultura y con cómo aportar desde ahí a desestructurar estos estereotipos”.
Salirse del lugar
Ponte contó una anécdota que ilustra el rol de género que deben asumir niños y niñas mediante los juguetes. Dos hermanas estaban conversando mientras que el hijo de una de ellas jugaba con su prima. En determinado momento, la tía del niño le dijo a la madre: “Ay, por favor sacale ese carrito [de bebé]. Si quiere empujar algo, dale una carretilla”. “El niño tenía que jugar con un símbolo de trabajo, no paternal. Seguimos reproduciendo esas conductas: que las mujeres se encarguen de las tareas del hogar y los hombres del mundo público, sin poder disfrutar las responsabilidades de los niños”, señaló.
Anécdotas en los entornos familiares como éstas hay muchas y suelen estar relacionadas además con una homofobia latente vinculada con ciertos estereotipos: “Sigue presente -y lo he comprobado en parejas jóvenes- ese temor a que un niño varón que juegue con muñecas adquiera una opción homosexual, lo cual devela un gran desconocimiento. Esos temores son fruto de una sociedad patriarcal y machista en la que se generan modelos de varón y mujer estereotipados, que crea la dicotomía heterosexual/homosexual. No se ve como un continuo en el que las personas puedan decidir su opción sexual. Tampoco pasa por los parámetros de los juguetes con lo que juega”.
Según Ponte, “las parejas jóvenes avanzan en eso de compartir las responsabilidades, pero en esos temas más profundos sigue aflorando la discriminación. Lo cultural es lo más difícil de cambiar. Aunque las familias intenten salir de esos marcos de elección, es tan fuerte la presión social que se ejerce desde esos lugares que es difícil salir de allí”.