-¿Sendic lo consultó antes de sugerirlo a Mujica como su sucesor?

-Sí, con Raúl nos conocimos cuando llegó al directorio como vicepresidente, y tuvimos una relación muy cercana desde mi cargo como gerente de Servicios Compartidos. Obviamente tuve el ofrecimiento previo a que él lo conversara con el presidente. Tuvimos charlas en las que me planteó la posibilidad.

-Ha dicho que es importante distinguir las tareas de los trabajadores, y ha hecho hincapié en el desarrollo de las relaciones laborales con un fin estratégico y programático.

-Sí, fue uno de los tres objetivos concretos que me planteé cuando asumí. Esa “pata” del desarrollo de ANCAP es fundamental, porque además de construir una empresa de esta naturaleza, con el desarrollo agresivo de inversiones que hemos tenido en los últimos años, requiere relaciones laborales absolutamente modernas. Puede que sea un término un poco cursi, pero creo que es el adecuado, y significa volver a replantearnos viejos problemas con ideas nuevas. ANCAP firmó en 1993 un marco importante de las relaciones laborales que marcó un rumbo. Ese acuerdo tiene mucha vigencia, pero hay cosas para rediscutir y analizar desde el punto de vista estratégico, porque ANCAP es otra, y con el paso del tiempo será muy distinta, desde el punto de vista programático. Es imprescindible tener ese vínculo y discusión sobre la empresa y su estrategia, no para cogobernar y ceder responsabilidades, que de ninguna manera acepto, pero las relaciones laborales ayudan a construir una empresa diferente.

-¿Se ha reunido con el sindicato desde su asunción como presidente?

-Sí, fue una de mis primeras acciones fuera de esta oficina. En ese caso, fue expresamente mi decisión concurrir al sindicato para expresarles a los trabajadores mis ideas sobre ese tipo de iniciativas, y en algunas cosas estuvieron de acuerdo, en otras no, pero vamos a establecer -a partir de marzo o abril- un camino diferente del que hemos recorrido. Eso ha sido producto de una época, y de las reivindicaciones que cualquier sindicato tiene. Pero no podés vivir en un mundo de confrontación permanente. Eso no es lo mejor para establecer una visión de empresa que está en pleno desarrollo.

-¿Cuál es ese camino diferente?

-Las discusiones y los análisis van a estar centrados en qué tipo de empresa vamos a tener. Hay que discutir con el sindicato la organización del trabajo desde la nueva ANCAP, en sus distintos negocios. Por ejemplo, en las áreas del cemento vamos a concretar un montón de inversiones. Este año vamos a renovar toda la tecnología de las plantas de Paysandú y Minas, y eso va a requerir un cambio de cultura y de cabeza de nuestra gente. Necesitamos a la vieja gente del cemento, porque son las personas que tienen conocimiento, pero tenemos que hacer una transición efectiva y evidente de ellos, que además ya están en una edad avanzada, para transferirle a la gente joven los nuevos conocimientos. Esa área de negocios de ANCAP es un buen ejemplo de los cambios de cultura que tenemos que hacer y que tenemos que acordar con el sindicato, porque no hay forma de seguir adelante si los trabajadores no tenemos la capacidad de gestionar las cosas que estamos haciendo.

Saliendo del pozo

-Dijo que iba a continuar un plan estratégico que inició Sendic y que desarrollará dos objetivos principales: la planta regasificadora y la exploración en la búsqueda de hidrocarburos off-shore.

-Son dos temas fundamentales para ANCAP, en el corto y en el largo plazo. En exploración y producción hay una gerencia dedicada a ese tema, y hemos tenido un desarrollo muy bueno en varios aspectos. Tenemos una esperanza primaria de que en el mar tengamos los primeros resultados, pero no lo sabemos. Estamos trabajando en el mar y en la tierra, con las principales empresas de exploración del mundo, y estamos muy conformes con ese trabajo. Seguramente tengamos que esperar dos o tres años para saber si efectivamente hay petróleo en Uruguay, y si además es comercializable o no. Contamos con indicios muy seguros de que sí deberíamos tener.

-¿Cuáles fueron los resultados de las exploraciones en las zonas de basalto, como Pepe Núñez, Quintana y 
Constitución?

-Seguimos trabajando dentro del programa que se estableció y los resultados han sido muy buenos, porque en todos esos casos se ha encontrado la famosa roca generadora. Ese tipo de descubrimientos hace que, desde el punto de vista geológico, estemos bien posicionados y podamos avanzar con los estudios. En la geología los datos van apareciendo a medida que se van confirmando hipótesis, y si esas hipótesis se confirman quiere decir que vamos por buen camino. En el mar tenemos prevista la Ronda Uruguay III para 2015. En esa ronda vamos a concretar, como en la anterior, una gran cantidad de contratos. Estamos esperanzados porque se ha hecho un excelente trabajo, y esperamos para ese momento tener en marcha algunos de los pozos previstos con el Grupo Total.

-¿Qué tan extensa es el área en la que se está trabajando?

-Son 110 kilómetros cuadrados frente a las costas de Punta del Este, y en extensión son como 200 kilómetros. Tenemos contratos por unos 60.000 kilómetros. Cuando se comience a establecer la plataforma se va a notar mucho el movimiento desde el punto de vista de los servicios que se requieren para eso.

-¿La regasificadora no tiene marcha atrás?

-No, no tiene marcha atrás. Pero las demandas de las personas están bien. Lo mismo pasa con las exploraciones de petróleo. Todos nosotros tenemos la obligación de construir -porque esto es desde cero- relaciones con la comunidad que nos permitan tomar las mejores decisiones. Si la comunidad nos reclama desde sus necesidades o problemas en las zonas en las que estamos actuando, me parece bien. No me parecen bien situaciones en las que hay otros elementos, como falta de respeto. La regasificadora es una inversión absolutamente necesaria, es una reserva de energía para el Uruguay del desarrollo.

-¿La construcción de la regasificadora implica que el gas empezará a ser uno de los combustibles principales del país, para la industria y el transporte?

-La proyección está ligada al suministro del gas natural domiciliario residencial, industrial y también el vehicular, que requiere reconvertir muchas cosas, incluso las estaciones de servicio.

-¿Cuáles serán los impactos de estas inversiones en el precio de los 
combustibles?

-Con la regasificadora seguramente habrá un impacto en las tarifas, fundamentalmente ligado a los consumos eléctricos, y obviamente también en los combustibles como gas para los domicilios, porque, como saben, hoy el gas natural que Uruguay consume viene de Argentina y es más caro, así que seguramente va a tener impactos positivos. Argentina preveía tener un desarrollo muy importante de gas natural y era un país de suministro seguro, pero eso cambió, y ese cambio fue brutal. Abastecimos la zona del litoral por el caño que cruza el puente en Paysandú, que es de ANCAP, y el que viene de Buenos Aires para acá y entra en El Ensueño, en Colonia, que es el que viene a Montevideo y que llega hasta Ciudad de la Costa. La regasificadora va a producir diez millones de litros cúbicos por día de gas, y cinco de ésos, al principio, van a ser excedente. Para eso estamos en negociaciones con Argentina, porque sabemos que puede ser un potencial cliente que compre ese excedente.

-¿Han manejado términos de intercambio?

-Hemos conversado de suministro, pero nada sobre precios. Hemos hablado del excedente que va a tener Uruguay y de cuáles son los cronogramas del proyecto. Del lado argentino necesitan el gas, pero ellos tampoco piensan que lo van a necesitar toda la vida. Sin embargo, UTE también puede utilizar el excedente de gas como reserva, para cuando no tiene agua en las represas.

-Sendic anunció hace unos meses que ANCAP se iba a unir con Petróleos de Venezuela SA (PDVSA) para extraer petróleo en ese país. ¿En qué situación está ese negocio?

-Con PDVSA tenemos una relación de muchos años. Ahora el acuerdo comercial es de suministro de petróleo, por el cual tenemos un muy buen financiamiento que ni Uruguay, ni ninguna empresa del Uruguay ha tenido. Es ventajoso incluso en términos financieros, cuando el mercado ha estado con tasas tendiendo a cero. Además, PDVSA está en otros campos en Uruguay; por ejemplo, es socio de Alur [Alcoholes del Uruguay SA]. Pero en Venezuela, desde hace ya varios años, hemos venido trabajando en la faja del Orinoco. Cuando pasamos de la faja a los “campos maduros” -los que llevan operando más de 20 años-, surge la posibilidad de explotar un campo que ya tiene petróleo. Es un campo de 100 kilómetros cuadrados que tiene mas de 100 pozos ya hechos y que tiene un pasado bastante importante, pero de los 100 no todos producen, algunos están cerrados y otros no. Nuestra gente estuvo viajando durante mucho tiempo, y hemos tenido la posibilidad de hacer un diagnóstico y un análisis de eso. Hemos hecho la proyección económica y los números fueron cerrando claramente. Presentamos lo que teníamos que presentar, y el trámite de formalización está en Venezuela. Todavía estamos pendientes de establecer un último paso, que es la Asamblea General venezolana, que debe aprobar la posibilidad de que ANCAP se establezca allí. También hay un aspecto comercial y económico que no esta cerrado y que depende de las condiciones de Venezuela. Si bien es un pozo que está produciendo petróleo, también requiere una inversión importante, porque los pozos son antiguos y hay que renovar instalaciones.

-El año pasado, ANCAP desarrolló un programa para recibir a 500 jóvenes sin experiencia laboral. ¿Se repetirá nuevamente este año?

-Sí. Se repite porque ha sido muy exitoso y estamos muy conformes. Puede haber algún caso aislado de algún muchacho que no ha podido seguir, pero en general diría que, teniendo en cuenta los informes de las áreas en donde se ha ejecutado el programa, ha sido excelente.

Bebida sin alcohol

-Usted trabajó un tiempo en la División Alcoholes.

-Sí, de 1983 a 1986, producto de una sanción en la dictadura. En setiembre del 83, cuando el movimiento sindical se estaba reconstruyendo, hubo una medida muy particular, que fue un paro de silencio de diez minutos. Después de esa medida, a un compañero y a mí nos trasladaron a Capurro, a la División Alcoholes. Después trabajé en distintos lugares: el primero fue una oficina que se llamaba Fiscalía, que controlaba la balanza de los camiones, pero también había un control de las multas que se establecían por la venta fraudulenta de bebidas y alcoholes. También me tocó trabajar con un señor que fue inspector de bebidas y alcoholes durante muchos años, que me contó historias y me mostró fotos de cuando ellos iban subidos arriba de las cachilas Ford T con armas en la mano, combatiendo la producción de bebidas alcohólicas en el país.

-¿Existió esa época en Uruguay?

-Sí, claro, y quedó demostrado que ANCAP fue un ente testigo pionero para asegurar la calidad de las bebidas alcohólicas.

-Pero usted dijo, en algún momento, que ANCAP debería dejar de elaborar bebidas alcohólicas.

-No, dije que es un tema discutible y que hay que analizarlo a la luz del Uruguay de hoy. En el pasado, era absolutamente justificable la existencia de un ente testigo que ayudara a establecer mecanismos que le dieran seguridad a la población sobre lo que consumía. Pero ahora, la realidad es otra, y ANCAP tiene que discutir el tema.

-ANCAP tiene empresas satélite como Cava y Ducsa. ¿Cuántas son?

-Son 20. Pero hay unas que son más madres y otras más hijas, porque algunas tienen derivadas. La principal en el área del combustible es Ducsa, pero tenemos en todos los rubros.

-¿Cómo se trasladan las utilidades de esas empresas a ANCAP?

-Se traslada al balance el resultado patrimonial proporcional, es decir que se pasa el resultado a una línea del balance de ANCAP, en la que aparecen las empresas vinculadas como un número, que representa las ganancias y las pérdidas netas de esas empresas. No se pasa todo el balance. Desde el punto de vista de los recursos financieros, el directorio de ANCAP puede establecer la distribución de dividendos a la matriz, algo que hemos hecho respetando las reservas necesarias y las utilidades que no se pueden repartir. Ducsa es una de las principales en aportar dividendos a la matriz.

-¿Cuál es la situación de Alur?

-Es una empresa que está en pleno desarrollo. Estamos terminando la inversión en la planta de etanol de Paysandú. Se ha desarrollado una empresa que nació en Bella Unión, un lugar del norte del país absolutamente demandante de trabajo y en una situación muy compleja, en la que había personas que no se alimentaban bien. En realidad nació como un proyecto en torno a la producción de azúcar. Hoy es otra realidad, nada que ver con aquellos inicios. Hoy tiene un desarrollo muy importante, que no ha terminado. Desde el punto de vista de su reconversión, ha ganado terreno incluso en lo económico. Normalmente se la asocia con pérdidas, y ciertamente que se han generado pérdidas. Pero el año pasado generó una pequeña ganancia de algunos millones de dólares, este año estará en equilibrio y tal vez dé un poco de ganancias, lo que significa que los tres últimos años han sido positivos desde el punto de vista económico. Estructuralmente, tenemos la posibilidad de mantener una empresa que es económicamente viable.