Georges Haddad es un matemático e investigador francés que presidió la Universidad París I Panthéon-Sorbonne, de la que actualmente es presidente honorario. También se desempeñó como director de la División de Educación Superior de la Unesco, donde formó una unidad de investigación e introspectiva en temas educativos. En ese espacio elaboró documentos en los que, entre otras cosas, critica el exceso de dependencia a las tecnologías en las personas, y para contrarrestarlo propone el desarrollo conjunto de las disciplinas científicas y técnicas, y de las humanísticas, sociales y filosóficas. Desde ayer se encuentra en Uruguay, donde participa en el seminario “Los desafíos de la profesión docente en el mundo actual” organizado por la Dirección Nacional de Educación del Ministerio de Educación y Cultura y por la Unidad de Coordinación del programa “Aportes para la elaboración de políticas educativas en Uruguay”, que implementan el gobierno uruguayo y Naciones Unidas. En la conferencia inaugural, Haddad disertó acerca de cómo debe ser encarada la práctica educativa.

Los tres pilares de la educación, aseguró, deben ser “el saber para la acción, la acción para el saber y saber actuar juntos”, y que en cualquier sociedad deberían confluir para ir hacia un “nuevo humanismo educativo”. Los docentes, señala, constituyen “los vectores” de ese cambio.

A destiempo

Haddad consideró que la educación es “el desafío esencial” para enfrentar “la desregulación del mundo”, que está principalmente motivada por el mercado. El académico explicó que en la vida social existen tiempos “cortos”, que principalmente dominan la actividad política y hacen referencia a lo inmediato, a las decisiones que deben ser tomadas ya y no pueden esperar. Los tiempos “medios” son aquellos destinados a la reorganización de estructuras, que son necesarias a nivel educativo y deberían responder a preguntas como “qué va a hacer una persona con un diploma a los 22 años si se va a morir a los 90”. Haddad llamó a “repensar los tiempos educativos” y “darle placer al estudiante”.

El experto también habló de los tiempos “largos”, que se destinan a cambiar la mentalidad de una sociedad. En relación a la educación, llamó a no descuidar este aspecto en la formación, porque no puede estar dedicada exclusivamente a resolver los aspectos del corto plazo, y defendió su carácter de “bien público”. En otras palabras, sostuvo que la enseñanza no se puede dedicar exclusivamente a formar técnicos y expertos, sino que también debe formar personas críticas y reflexivas.

Haddad también habló de la intervención en el sistema educativo de la sociedad, el Estado y el mercado, y cuestionó la importancia que adquiere este último, principalmente en la enseñanza universitaria y privada. También señaló que “poner notas es algo que marca a los niños” y se vincula con una noción meramente “económica”. Sobre la práctica docente, indicó que se trata de “un acto de amor”, sostuvo que es “una vergüenza” que los docentes asuman sus cargos “para sobrevivir” y planteó la necesidad de reconocer socialmente la actividad.

Consultado sobre las pruebas PISA, respondió que “la sociedad está obsesionada por la clasificación” y llamó a preguntarse con qué intereses se realiza esta escala. Dijo que quienes lideran el ranking son Finlandia y Singapur, países “pequeños y homogéneos” que “no son comparables con Francia, Brasil o Estados Unidos”, al tiempo que sostuvo que siempre es bueno comparar, “pero no es bueno copiar todo de otros países”.