Este programa de gestión de información está “pensado desde la realidad del sistema y orientado hacia el proceso de reforma institucional. Está orientado a cambiar sustancialmente los sistemas de información del INR y modificar la gestión cotidiana de la privación de libertad. [...] Permite desarrollar una identificación permanente e individualizar a la población privada de libertad, además de generar un registro de su visita y el proceso que va llevando, incluso proyectándolo a lo que es la coordinación con el Patronato Nacional de Liberados y con todos los actores involucrados en este proceso”, dijo Gustavo Belarra, subdirector técnico del INR, durante la presentación del SGC.
A su entender, el lugar para implementar el proyecto piloto (la unidad de mujeres del INR) fue elegido “desde la perspectiva de género” y tiene una mirada hacia “la realidad de la mujer y su situación de privación de libertad”. Dijo que la situación de estas mujeres “tiene otras aristas que hay que tener en cuenta a la hora de cualquier intervención, asociadas al rol en el hogar y a la maternidad”. Destacó también que los factores de vulnerabilidad son mayores, ya que “se caracterizan por tener menor cantidad de apoyo extrains- titución. El hombre, en general, cuando atraviesa los procesos de privación de libertad son muy acompañados; en el caso de las mujeres no necesariamente sucede lo mismo”. Explicó que estas variables inciden en el relevamiento de información.
Según Belarra, el SGC está pensado para ser eficiente al dar un seguimiento individualizado de las propuestas técnicas y al ayudar a una comunicación más fluida entre el sistema y la persona. “Anteriormente, el sistema funcionaba con una serie de registros, en algunos casos informatizados, que estábamos empezando a estandarizar. Es un salto cualitativo pasar de todos esos registros, que se llevaban en papel, a una lógica de expediente electrónico”, dijo.
Construir la historia
El sistema será utilizado en el resto de las unidades penitenciarias metropolitanas y del interior del país. “En un proceso estimado de dos años deberíamos tener implementado en toda el área metropolitana este sistema, y funcionando en sus diferentes fases, que deben atender el trabajo, la educación y todos los procesos de la persona privada de libertad dentro del ámbito”, indicó.
Fabián Rosano, referente institucional del SGC, informó que el objetivo de la primera etapa es “construir una historia de vida”, que se enmarca en una reforma estructural de las políticas de tratamiento y de gestión administrativa del INR, con una “mirada más asegurativa”, con un trabajo centrado en la persona mediante la figura del operador penitenciario. Se pretende generar una “nueva visión de gestión administrativa del INR”. “Hasta la fecha, los establecimientos trabajaban hacia adentro, y la persona privada de libertad que no había pasado por ahí no existía para ese establecimiento. Ahora hacemos un cambio de paradigma: el trabajo es hacia un uso común, que es del INR, y que nos va a permitir trabajar, establecer políticas, establecer medidas a partir de una visión global del instituto, no cómo pasaba antes en forma interna”, explicó.
Para conseguir la información objetiva de la persona, hay una interconexión continua con unidades competentes. Mediante la Dirección Nacional de Identificación Civil (DNI) se obtienen los datos personales; la Dirección Nacional de Policía Técnica entrega la información sobre los antecedentes criminales, y el Sistema de Gestión de Seguridad Pública da a conocer las requisitorias que permiten saber, por ejemplo, si alguien está siendo buscado, si se ha solicitado su detención u otro tipo de medida.
Este sistema, explicó Rosano, permitirá acelerar las etapas por las que toda persona que ingresa debe pasar, para que se pueda realizar “un trabajo real y un conocimiento lo más cercano posible por parte del equipo técnico que va a trabajar con él”.
Destacaron que se podrá gestionar las plazas dentro de los centros. “Gracias a este sistema, el mando de los establecimientos va a estar enterándose, en forma remota e inmediata, cuando haya una persona privada de libertad de más en una celda, lo que va a permitir establecer políticas”, dijo. Además permitirá conocer “los movimientos”, como conducciones, internaciones o salidas transitorias. Más adelante se profundizará en la gestión de las visitas: se le pondrá al visitante un autoadhesivo con un código de barra que contendrá información sobre sí y sobre su tránsito por el establecimiento.