El Programa de apoyo parcial de cuidados es llevado adelante por el Programa Nacional de Discapacidad (Pronadis) y el Instituto Nacional del Adulto Mayor, ambos del Mides. La experiencia comenzó a implementarse en octubre del año pasado en Cerro Largo, Montevideo y Paysandú, y se espera que pase un año para hacer una evaluación global. Mientras tanto, María José Bagnato, directora de Pronadis, explicó que se hace un “monitoreo permanente”. En una primera instancia visita a la familia un equipo integrado por un psicólogo, un médico y un trabajador social, que valoran la situación. Una vez que comienza la asistencia, se hacen visitas al azar a los beneficiarios y se los consulta por la atención recibida.

Al programa pueden acceder personas de 15 años o más con discapacidad severa física, mental o intelectual que estén en situación de dependencia y cuyo cuidador sea mayor de 65 años. No deben tener un asistente personal contratado ni vivir en hogares colectivos. Los beneficiarios acceden a un máximo de 20 horas por mes de asistencia personal, de las cuales podrán utilizar diez horas consecutivas en una sola semana. Bagnato detalló que unas 200 personas están usufructuando el servicio en los tres departamentos, pero tienen capacidad para atender a más. En total son 20 los asistentes que fueron capacitados y que trabajan contratados por el Mides.

La directora de Pronadis explicó que el programa “es parte de un piloto de la implementación del Sistema de Cuidados” que pretende “dar respuesta a dos tipos de poblaciones que puede estar en situación de vulnerabilidad, los adultos mayores y las personas en situación de dependencia”. Consideró que 20 horas es suficiente, porque se trata de un apoyo parcial que no cubre todas las necesidades de la persona, “pero sí se comparte, en alguna medida, la responsabilidad de la asistencia con algunas horas mensuales”. En su opinión, el proyecto piloto será un “complemento” del Programa de Asistentes Personales para Personas con Discapacidades Severas contemplado en la Ley de Protección Integral de Personas con Discapacidad, que todavía no está reglamentada.

Alimentar, higienizar o trasladar al dependiente son algunas de las tareas que efectúa el asistente. También asesora al adulto mayor en materia de cuidados, tanto personales como de quien tiene a su cargo. “En alguna medida estamos tratando de fomentar la autonomía, porque en general son situaciones en las que el vínculo es continuo y permanente [...] así, el adulto mayor puede dejar de cuidar o de asistir, pero también son momentos para que la persona con discapacidad pueda tener otra instancia de intimidad que no sea siempre con el mismo familiar”, reflexionó Bagnato. En cuanto a las posibilidades que tiene el adulto de disponer de unas horas libres, destacó que se apunta a que puedan salir a lugares de esparcimiento.

Consultada por los reclamos de la sociedad civil en relación a la lentitud de la puesta en marcha del Sistema de Cuidados, consideró que “es lento porque la persona que está ante una necesidad la tiene hoy”. No obstante, sostuvo que hubo avances en materia de recaudación de datos sobre las personas con discapacidad y en situación de dependencia, siendo el Censo 2011 una de las herramientas utilizadas. “Yo valoro lo hecho desde el punto de vista político y del avance social; desde el punto de vista de la persona que lo necesita, es lento. Estoy totalmente de acuerdo”, concluyó.

Al consultar a representantes de la sociedad civil que demandan que se asigne presupuesto para poner en marcha el sistema, indicaron que desconocían el programa y opinaron que, además de falta de iniciativa, hay “falta de comunicación” de las “acciones aisladas”.