La producción impresionaba al entrar al Palacio Peñarol. Parecía que cada persona tenía una bandera o un cartel; entre las bocinas sonaban fuerte canciones como “Voy a vivir mi vida” o “We will rock you”, y pegados al escenario se apretaban camarógrafos, fotógrafos, asistentes que largaban drones al aire con cámaras. Sobre el escenario, decenas de dirigentes de Todos Hacia Adelante, el bloque que agrupa a los sectores que apoyan a Lacalle Pou, conversaban, saludaban a sus militantes y sacaban fotos. La emoción empezó a aumentar cuando Nacho Sejas, autor del jingle “Somos hoy, somos ahora”, salió a tocar en vivo la canción, en versión rock, en versión balada y en versión cumbia. Imposible no aprenderse la letra.
Un repaso de las tribunas por parte de los presentadores permitió medir fuerzas entre los militantes. Concurrieron delegaciones de todo el país; se destacó la de Florida, con el intendente Carlos Enciso a la cabeza, así como la competencia entre las listas 40, 71 y 404. El cambio a último momento del lugar del acto (estaba previsto hacerlo en el estadio de Wanderers, el Parque Viera) fue acertado; pese a la lluvia, el Palacio Peñarol estaba repleto.
Inédito
Al comienzo de su discurso, Lacalle Pou saludó a sus dirigentes: “Hemos hecho algo que para muchos era imposible”. Recordó que luego del acuerdo entre Todos y el Movimiento Nacional de Rocha (MNR), el histórico dirigente de ese sector, Carlos Julio Pereyra, le agradeció porque estaban “cerrando 50 años de heridas del Partido Nacional”. “¿Quién iba a decir que en este estrado iba a haber herreristas? ¿Quién iba a decir que aquí íbamos a tener a aquellos wilsonistas que en el 71 se encandilaron con la figura de Wilson Ferreira y nunca más pidieron otro líder porque con ése les alcanzó?”, preguntó Lacalle Pou, quien celebró haber abierto “las fronteras del partido” y agradeció a Graciela Bianchi.
A diferencia de su contrincante en la interna, Jorge Larrañaga, Lacalle Pou aseguró que no busca “evitarle al Frente Amplio las mayorías. Nosotros venimos a gobernar ahora, y a gobernar bien”. Siguiendo los temas marcados en dos cartulinas pegadas en el piso del escenario, repasó algunas de sus propuestas programáticas. Hizo hincapié en el plan Asentamiento Cero, en la reglamentación de la Ley de Discapacidad, en medidas que “defiendan” a la clase media y en la protección del ambiente. Aunque aclaró que no quería meterse “en temas trillados”, en relación con sus propuestas en materia educativa dijo: “Si le devolvemos al Ministerio de Educación y Cultura la potestad de dirigir la educación de nuestro país en vez de resabiarla ante la ANEP [Administración Nacional de Educación Pública], le volvemos a dar al pueblo el control de su educación”. Y reiteró que la educación “la van a gobernar los gobernantes y no las corporaciones”.
El padre de
“¡Mirá! ¡El Cuqui! El padre de Luis”, le dijo una señora ya mayor a una joven (que podría ser su nieta), afuera del Palacio Peñarol, cuando ya había terminado el acto y Luis Alberto Lacalle se subía al auto para irse. “Nosotros no lo queremos al padre”, respondió indiferente la joven, que se quedó con sus amigas mientras la señora iba, protegiéndose de la lluvia con su paraguas, a pedirle a Lacalle para sacarse una foto.
Hubo varias referencias a la familia durante el acto, aunque Lacalle fue el único dirigente que no subió al escenario y, acompañado por su mujer, Julia Pou, y su hija, Pilar, vio el acto desde la cancha. El precandidato subió al escenario con su hijo menor en brazos y acompañado por su esposa y sus otros dos hijos. Saludaron al público por varios minutos. Lacalle Pou tomó el micrófono y explicó que les pidió que lo acompañaran para que “entiendan las ausencias”, porque su padre “eligió una vida de solidaridad con esa familia no sanguínea que es el Uruguay todo”.
Más adelante, mientras Lacalle Pou hablaba el público comenzó a aplaudir, sin motivo aparente. En las pantallas aparecía la imagen de Lacalle, y el precandidato interrumpió lo que venía diciendo para escuchar los aplausos. “Cómo no. Con amor y con orgullo”, dijo.
En materia de seguridad, aseguró que aunque no sea “muy romántico, hay que reprimir el delito”, y defendió la reforma constitucional para que el régimen penal adulto se aplique a partir de los 16 años: “Derechos y obligaciones. Lo decimos así, tranquilamente, sin creer que estamos estigmatizando absolutamente a nadie, que apoyamos la baja de la edad de imputabilidad”. Afirmó que hay que dar herramientas para la represión y que Eduardo Bonomi “es el peor ministro de este gobierno”.
Cuando ya terminaba su discurso, Lacalle Pou agradeció por el acto, pero dijo que valoraba más “nuestro vínculo directo, en cada encuentro, en cada reunión”. “Allí está lo importante de la vida. Les pido que vuelvan a sus casas y se digan que ha nacido una esperanza”, cerró.