El escenario se levantó frente a la histórica seccional 20 del Partido Comunista de Uruguay (PCU), ubicada en el 3715 de la avenida Agraciada, en la esquina con Valentín Gómez. La voz de Alfredo Zitarrosa amenizaba el ambiente mientras la parrilla se encendía y salían las primeras tortas fritas. Haciéndole frente al frío que llegaba con la noche, cientos de personas asistieron al acto del sábado para homenajear a los ocho obreros comunistas asesinados hace 42 años y celebrar la declaración de “la 20” como Monumento Histórico Nacional.

El acto contó con la presencia de varios legisladores, intendentes y ministros frenteamplistas, dirigentes del PCU y representantes del movimiento sindical y del movimiento popular. La ministra de Turismo y Deporte, Liliam Kechichian, explicó que la declaración, promovida por la Intendencia de Montevideo en 2009, se fundó “en el interés de mantener viva la memoria de los trágicos hechos sucedidos en la noche del 17 de abril de 1972” en la seccional 20 del PCU. En el allanamiento del local fueron fusilados Luis Alberto Mendiola, José Abreu, Ricardo González, Ruben López, Elman Fernández, Justo Sena, Raúl Gancio y Héctor Cervelli. Kechichian señaló que este hecho “conmocionó la sensibilidad colectiva, lo que determinó su consagración como lugar de memoria en donde se evocan los valores democráticos de convivencia pacífica”. Agregó que la declaración se enmarca en el deber del Estado de promover “acciones materiales o simbólicas de reparación moral, con el fin de restablecer la dignidad de las víctimas” y de honrar su memoria histórica. Recordó la oración del entonces arzobispo de Montevideo, Carlos Partelli, durante el multitudinario velatorio de los obreros y agradeció, en nombre del Poder Ejecutivo, la presencia del actual arzobispo, Daniel Sturla.

El presidente de la Cámara de Representantes, el diputado del Frente Amplio (FA) Aníbal Pereyra, entregó una placa recordatoria sobre el hecho. Expresó que es responsabilidad del Estado “construir y recordar la verdad histórica” y “desinstalar” la mentira de que “los muertos fueron abatidos en un enfrentamiento”, como declaró el que en el momento de los hechos era ministro de Defensa Nacional, Carlos Magnani, al ser interpelado en el Parlamento, un mes después de los asesinatos. El momento más emotivo lo protagonizó Victoria Blanco, militante de la Unión de la Juventud Comunista: sobre el final de la lectura de un detallado repaso histórico sobre la historia, las conquistas y los debes en relación con estos asesinatos, varias veces se quebró en llanto. Entre lágrimas y con la voz entrecortada, sostuvo: “Hoy se trabaja fuertemente para aportar nuevos elementos y desarchivar la causa. Hace falta que se desclasifique información y que se identifique a los responsables”. En lo que constituyó un hecho histórico, Sturla subió al escenario “para rezar por los muertos de ese día y por la paz en nuestro país”. Expresó que es consciente de que “muchos de los presentes no comparten la fe cristiana”, dijo que lo hacía “con el máximo respeto a la realidad plural de nuestra sociedad democrática” e invitó a “unirse con el silencio o acompañando [la oración] desde el corazón”.

En representación del movimiento sindical, habló Fernando Pereira, coordinador del PIT-CNT: “Cada tanto nos invitan a dar vuelta la página, a olvidar, a reconciliar, pero cada año decimos: verdad, justicia y nunca más”. Manifestó que desde 1985 hasta 2004 se cansaron de pedir juicios, pero “sólo a partir de 2005 se pudo ver en Uruguay a militares torturadores presos, y buscar a nuestros compañeros”. Pereira rindió homenaje también “a los comunistas que supieron construir la modernidad del movimiento sindical con otros sectores de la sociedad, luchador e independiente”.

La presidenta del FA, Mónica Xavier, remarcó: “No podemos permitirnos olvidar”. Señaló que “quienes quieren confundir la historia es porque ampararon o amparan aquellas atrocidades”. El último orador fue el ex presidente y actual precandidato presidencial por el FA Tabaré Vázquez. Dijo que el “sacrificio” de aquellos militantes “no fue en vano”, que viven en la unidad del FA y que quien atente contra ella “los estará asesinando por segunda vez”. “Estar y seguir es el mejor homenaje que podemos tributarles”, concluyó.