Las bromas sobre el paraíso, el más allá o la necesidad de confesiones estaban a la mano ayer en la sede del PIT-CNT, cuando el arzobispo de Montevideo, Daniel Sturla, visitó al Secretariado Ejecutivo de la central sindical. El encuentro en la sede sindical no tiene antecedentes recientes: según uno de los coordinadores del PIT-CNT, Fernando Pereira, la última reunión entre dirigentes sindicales y la Iglesia Católica fue en 1997 con Nicolás Cotugno, pero en la sede del Arzobispado. La de ayer, afirmó Pereira, fue la primera visita de un arzobispo a la sede del PIT-CNT. Cuando se fue, Sturla se llevó una invitación para participar en el acto de la central del 1º de mayo: “Ojalá vaya”, expresó Pereira.

Marcelo Abdala, otro de los coordinadores de la central, dijo que en estos últimos años “no había diálogo” con la Iglesia Católica, aunque pudieran darse contactos puntuales. Se remontó a décadas atrás para repasar estos puntos de contacto: “Cuando organizábamos el movimiento estudiantil en secundaria nos reuníamos en algunas iglesias, pero de otras nos echaban”. Pereira también recordó el apoyo de algunas parroquias a la resistencia contra la dictadura como antecedentes de “trabajo conjunto”. “Muchos sindicatos se formaron en iglesias; la preparación del acto del 1º de mayo de 1983 se hizo básicamente en parroquias; la participación de Perico Pérez Aguirre en la Comisión para la Paz, con Pepe D’Elía, fue un hecho trascendente”, enumeró.

Ambos dirigentes destacaron que si bien la Iglesia Católica y la central sindical son organizaciones de la sociedad civil de naturaleza diferente, y hay temas en los que no tienen por qué estar de acuerdo, “hay aspectos que tienen que ver con la vida de los uruguayos más débiles en los que tenemos preocupaciones comunes, y por suerte monseñor Sturla se ha pronunciado en temas que para nosotros son vitales, como la protección a la minoridad, no sólo la discusión de sí o no a la baja”, explicó Pereira. “El PIT-CNT no se va a pronunciar sobre las cuestiones de la religión o del más allá, y no le vamos a pedir a la Iglesia que se pronuncie acerca de nuestras orientaciones en el marco de la lucha de clases, pero todos podemos hacer cosas para que nuestra gente pueda vivir mejor en la Tierra”, resumió, por su parte, Abdala.

Sturla prefirió no opinar sobre cómo ha sido, hasta ahora, el diálogo entre la Iglesia Católica y el movimiento sindical, pero aseguró que le interesa que a partir de ahora “sea fluido” y puedan “encontrar puntos de contacto con todos los actores sociales, y vaya si es un actor importante en nuestra sociedad el PIT-CNT”.

El arzobispo comentó que en la reunión de ayer, que duró casi una hora, conversaron en particular sobre los jóvenes y la propuesta de la baja de la edad de imputabilidad, sobre la que Sturla ya ha afirmado que está en contra, al igual que el PIT-CNT. El arzobispo aclaró que su postura es personal y no institucional (los obispos discutieron temas de coyuntura en el año electoral pero no hubo un pronunciamiento respecto de la baja de la edad de imputabilidad), y señaló que se opone porque es “una mala señal: sabemos que el tema de la edad es una convención, podría ser 18, 20, 16 o 14, ¿dónde está el punto?”. Los dirigentes sindicales y Sturla se pusieron de acuerdo en que intentarán coordinar el trabajo que realizan ambas instituciones con jóvenes privados de libertad o en situaciones vulnerables; por ejemplo, en el Movimiento Tacurú y en organizaciones religiosas que trabajan en Salto con jóvenes infractores.