“El Fútbol necesita tomar decisiones y las condiciones político-institucionales actuales no permiten hacerlo”, dice el punto número uno de la carta de renuncia enviada por el cuadro de dirigentes del fútbol uruguayo. Los hechos sucedidos desde el jueves que atravesaron todo el fin de semana fueron determinantes para la decisión del Ejecutivo. No es nuevo; lamentablemente, es el colofón de una serie de acciones que se han desarrollado desde (por lo menos) febrero, antes del comienzo del Clausura. Insistentemente, varios clubes, con sus presidentes a la cabeza, han hincado el discurso en la actuación de Bauzá y su equipo. Así lo grafican el segundo y tercer punto de la carta: “El Consejo Ejecutivo ha trabajado con el único objetivo de beneficiar al Fútbol y, hoy, está instalada la clara percepción de ser un obstáculo para continuar esta línea de trabajo. Los hechos de pública notoriedad acontecidos en los últimos tiempos demuestran la necesidad de dar un paso al costado y permitir que otras visiones políticas otorguen gobernabilidad al Fútbol”. No se menciona, pero se deja entrever claramente que el grupo de clubes cuyos presidentes fueron sancionados por la Conmebol, Freddy Varela (El Tanque Sisley), Hugo Casada ( Miramar Misiones), Ernesto Dhel (Cerro Largo), Raúl Rodríguez (Racing), Yamandú Costa (Juventud), Enrique Burztin (Rentistas) y Stalin Kerouglian (Cerro), como consecuencia de una demanda por corrupción -que en principio empujaron Peñarol (que no la firmó) y Nacional (por medio de Ache)- y su manifiesto retiro de apoyo para permitir gobernabilidad, fue el que volteó al Ejecutivo, que no cuidaba obsecuentemente los negocios de Tenfield. Una decisión tomada e irreversible.

Tomando partido

La renuncia del Consejo Ejecutivo -compuesto por Sebastián Bauzá (presidente) Miguel Sejas (vicepresidente), Aníbal de Olivera (secretario general), Fernando Sobral (secretario de asuntos económicos y administrativos) y Donato Rivas (secretario de asuntos internacionales y selecciones nacionales)-, que fue anunciada en una nota que tomó estado público ayer, promovió otras tantas deserciones de integrantes de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF): la del gerente -el ex director nacional de Deporte Fernando Cáceres-, casi toda la mesa -Carlos Andrealo, Gustavo Miranda, Jorge Vázquez y Raúl Giuria (a excepción de Rafael Fernández, que pondrá el cargo a disposición de las nuevas autoridades)-, la mesa de la B, los miembros políticos del Colegio de Árbitros y otros integrantes de la organización.

Antes había quedado determinado que hoy se jugarían los largos picos de los partidos Juventud-Fénix y Rentistas-River Plate. De manera provocativa y descarada, porque “son las potestades de la empresa”, se había fijado para las 21.00, en el Franzini, el partido Peñarol-Miramar Misiones, para establecer de manera pura y dura el enfrentamiento entre Tenfield y Fox Sports en el lugar en el que se debe mostrar: las pantallas de televisión. A la misma hora, nuestras expectativas futboleras necesariamente se deberían enfocar en uno u otro. Defensor Sporting tendría como competencia un espectáculo del Clausura jugado en su propio escenario, porque, como se sabe, el Ministerio del Interior (a instancias del presidente José Mujica) determinó que no habrá guardia policial dentro del Centenario ni del Parque Central, y obviamente no había otro escenario donde el partido se pudiese jugar que no fuera el del Parque Rodó. Defensor se opuso formalmente a que ese encuentro se jugara en el Franzini, y hasta estaba dispuesto a pagar una multa prevista para cuando un equipo no alquila su cancha, hasta que horas después, y frente a la decisión de una nueva reunión de Mujica con los presidentes de Nacional, Eduardo Ache -determinante en la caída del Ejecutivo-, y de Peñarol, Juan Pedro Damiani, discretamente alineado para la zancadilla final, se decidió -vaya a saber por parte de quién- que hoy no se jugará ninguno de los partidos de la A.

La piedra en el zapato

Los intereses que interesan a quienes les interesan los intereses. Parecería un trabalenguas, pero es plata. Millones, más precisamente. Los puntos de máxima presión del problema son la negación de los derechos de televisación de los partidos de la selección desde 2016 y atar las eliminatorias del Mundial de 2018. Desde el momento en que el Consejo Ejecutivo renunciante planteó esta temática como algo primordial para los intereses de todos los clubes y a ser analizado por su valía para el colectivo y no por los intereses creados, la idea fue quitar del medio a Bauzá y sus compañeros. Tenfield, propiedad del empresario Francisco Casal, se opone a cualquier cambio en la adjudicación de la transmisión de los encuentros. En consecuencia, cambiarían las condiciones económicas de los partidos de la selección y otra empresa podría quedarse con los derechos de televisación.

Dado esto, fue claro que Tenfield aprovechó la coyuntura para voltear al Ejecutivo: la idea era sacarlo. Para ello se generó opinión, contando con todos los medios audiovisuales posibles.

Una situación lamentable, un panorama bastante negro.

Las repercusiones no se hicieron esperar. Ayer de tarde, el ex vicepresidente de la AUF Miguel Sejas declaró en un programa de Radio Uruguay, Derechos exclusivos, que se aleja de su puesto “decepcionado” con las formas de proceder de varios clubes del fútbol local, que fueron las que motivaron su dimisión. “Entendemos claramente que es necesario tomar decisiones importantísimas para el futuro del fútbol”, dijo Sejas, quien agregó que son varios los acontecimientos que traducen que “no están las condiciones claras” para continuar. Al respecto, sostuvo que “una serie de hechos han ido generando inestabilidad de distinto tipo. La inestabilidad en el gobierno de fútbol es notoria, y entendemos que le haríamos mal al fútbol si pretendiéramos culminar el mandato en estas condiciones”. Según el ex mandatario del club Cerro, “la gota que derramó el vaso fueron los hechos que se dieron del jueves hasta hoy”, y sentenció que “la realidad ha sido más fuerte”.

Ahora, el próximo camino para la entidad del fútbol uruguayo es formar un nuevo Consejo Ejecutivo en estos días y que éste designe la Mesa Ejecutiva para seguir gestionando lo que resta del campeonato.

Los clubes se reunieron informalmente ayer en el club Náutico, fuera de la AUF -los presidentes suspendidos por la Conmebol no pueden tener actividad oficial como tales, y por lo tanto no pueden actuar política ni administrativamente en la AUF- y mañana habrá una asamblea en la que se determinará la nueva forma de gobierno interino hasta después del Mundial.

Estamos grandes

José Fuentes, vicepresidente de Nacional, declaró que lo acontecido en la dirigencia del fútbol uruguayo era una muerte anunciada: “Todo lo que funciona bien en este país lo destrozamos”, dijo, reconociendo que, detrás de lo aparente, fueron los motivos económicos entre los clubes y la asociación los que “destruyeron” las cosas que se venían haciendo bien. “No podemos estar socavando y haciendo caer a un Ejecutivo tras otro”, especialmente cuando éste tenía “la opinión pública a su favor”, argumentó Fuentes al programa Derechos exclusivos.

De Peñarol habló Edgar Welker. Dijo estar sorprendido por la decisión tomada por el Consejo Ejecutivo y a su vez entenderla perfectamente. En sus declaraciones dejó entrever que existió falta de apoyo a Bauzá por parte de varios clubes. Incluso del suyo: “La actitud de Peñarol no ha sido un mensaje claro para Bauzá”.

“Si bien el mandato del ex presidente de la AUF tuvo errores -en los cuales, en su momento, él hizo énfasis-, si hacemos un balance general de la actuación del Consejo Ejecutivo, ésta tuvo mucho más de positivo que de negativo”, concluyó.