“Tuberculosis”, “malaria”, “hambre”, “maltrato” y “esclavitud” eran algunas de las palabras que se escuchaban en la puerta de un hotel capitalino donde permanecían alojados 28 tripulantes que llegaron a Uruguay en un buque pesquero de origen chino. Cuatro son de Ghana y 24 de Sierra Leona. Las edades son variadas, desde los 23 hasta los 40, aunque la mayoría tiene menos de 30. Hace seis meses se embarcaron tras acordar que cada uno cobraría 500 dólares por mes. Desde entonces estuvieron en alta mar sin recibir nada de lo prometido. Además, denunciaron que no se les daba agua potable para beber, comían un plato de arroz al día, vivían en pésimas condiciones y no habían accedido a atención sanitaria. También aseguraron que fueron maltratados física y psicológicamente. Si bien todos bajaron de un barco que llegó hace cinco días al puerto de Montevideo, el viaje comenzó en tres buques distintos y la tripulación se unió en un solo buque en alta mar. Además de los africanos viajaba tripulación china, pero ésta permaneció a bordo.
Miguel Pereira, coordinador general de Mundo Afro, dijo a la diaria que la empresa marítima Chistophersen es responsable de la tripulación en Uruguay, en su calidad de representante del barco chino. Ésta quiso mandar a los trabajadores de vuelta a su país de origen en avión, pero descontándoles el costo del pasaje de sus salarios. Además, relató que la empresa contrató a un médico particular que los revisó y solamente indicó la internación de un tripulante en el hospital Maciel. Luego de ese chequeo la Administración de Servicios de Salud del Estado (ASSE) intervino en el caso y revisó a fondo a todos los trabajadores. En horas de la tarde de ayer fueron internados 12 de ellos en el Saint Bois, quienes en primera instancia iban a ser analizados, pero algunos terminaron pasando la noche en observación, y luego se trasladaría al resto al Saint Bois y al Maciel. Los médicos responsables del operativo comentaron que había un caso probable de tuberculosis y varios de desnutrición. Y si bien se habla de algún caso de malaria, no estaba confirmado. Remarcaron que era importante que todos los trabajadores fueran revisados porque convivieron muchos meses en situación de hacinamiento, lo que facilita el contagio de enfermedades.
Néstor Silva, también de Mundo Afro, explicó que Chistophersen contrató alojamiento hasta hoy, por lo que a las 11.00 deberán abandonar el hotel; sin embargo, tanto la organización como diversas dependencias del Estado apelarán a la responsabilidad de la empresa para que los tripulantes no queden desprotegidos. Silva remarcó que, por experiencia en casos similares, el retorno de los extranjeros a su país de origen suele demorarse, y este caso puede llegar a ser más complicado por tratarse de muchas personas.
la diaria intentó comunicarse con la empresa Chistophersen, pero no fue posible.
Al frente
Michael Ama es africano pero vive en Uruguay hace años. Rodeado por los tripulantes que aguardaban para ser trasladados en una segunda tanda a los hospitales públicos, relató que el lunes en la calle Ciudadela se cruzó con algunos de ellos. Entabló un diálogo y empezaron a relatarle parte de lo que habían vivido en el barco. Juntos fueron hasta la sede del Sindicato Único Nacional de Trabajadores del Mar y Afines (SUNTMA), al que Ama está afiliado, e hicieron la denuncia. Además, hizo la denuncia en Prefectura y en el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS). Ayer, personal del Ministerio de Relaciones Exteriores (MRE) y del MTSS se hizo presente en el hotel donde se encontraban los extranjeros. El embajador itinerante Romero Rodríguez, de la Unidad Étnico Racial del MRE, también concurrió, pero tenía orden expresa de cancillería de no hablar sobre el tema.
Al final de la tarde, la abogada del SUNTMA Isabel Cammarano radicó la denuncia penal. También presentó una denuncia en Prefectura, con la intención de que la Armada Nacional no permitiera zarpar al barco. Como insumo para presentar ante el Juzgado llevaba fotocopias del parte médico de dos de los tripulantes, en el que se dejaba constancia de que habían sido “lastimados y golpeados”. Además, indicó que se constató maltrato pero las evidencias se confirmarían luego de que ASSE culminara con los chequeos médicos.
Andrés Baliero y Marcelo Bitancur, integrantes del SUNTMA, contaron que de vez en cuando reciben denuncias similares de tripulantes coreanos y nigerianos, pero nunca tan numerosas.