Al pensar en abstracto sobre “la Iglesia”, en el imaginario colectivo seguramente se represente la imagen de una institución que está en contra de las relaciones amorosas entre personas del mismo sexo, y que además se pronuncia contra ello. Sin embargo, si bien esa postura es mayoritaria entre las iglesias cristianas, también hay voces de apoyo a la causa, aunque en ninguno de los casos puede hablarse de posturas unánimes.

Por ejemplo, la Iglesia Evangélica Alemana cuenta con pastores gays y lesbianas, y pese a que no tuvo mucha trascendencia pública, ha bendecido matrimonios entre personas del mismo sexo. La institución organizó un diálogo sobre “matrimonio igualitario y celebración religiosa” aduciendo lo poco que se habla de estos temas en las instituciones eclesiásticas.

Con esa idea comenzó su alocución en la charla la pastora evangélica y teóloga Araceli Ezzati, quien dijo que la falta de discusión pública y de postura al respecto se debe a la intención de las iglesias tradicionales de “no dividir” y no perder fieles. Además, según sostuvo, la sexualidad -junto con otros temas como el divorcio, la privación de libertad, la política y el embarazo adolescente- es un tema especialmente polémico en las instituciones religiosas y habitualmente se deja de lado para evitar la controversia, incluso en textos como la Biblia.

Ezzati dijo además que pasa lo mismo en la sociedad en general y eso hace que “no tengamos la culpa de pensar como pensamos” sobre temas de sexualidad, al tiempo que llamó a los presentes a bregar por una sociedad y una Iglesia más diversas. Al mismo tiempo, llamó a los creyentes a generar un espacio de “reflexión y oración” para discernir en conjunto con Dios, pero sin dejar de pensar en las personas que sufren mucho dolor, que incluso muchas veces las lleva a la muerte por sentirse excluidas por su orientación sexual. En esta línea cuestionó los razonamientos que indican que una pareja de homosexuales no puede criar a un niño, y dio a entender que se basa en prejuicios.

Del otro lado

La gran mayoría de los presentes eran creyentes, aunque de distintas religiones. Una mujer, que se dijo católica apostólica romana, se quejó de estas ideas, que a su entender llevan a la pérdida de valores y principios porque en un futuro “todo va a estar permitido”. Al mismo tiempo que llamó a “cuidar nuestras raíces”, dijo que igualmente tiene “respeto a las personas con estas tendencias”. Otra mujer, que también se dijo católica, discrepó y se mostró convencida de que en su religión “hay lugar para la diferencia” y llamó a los creyentes a pensar sobre el tema a partir de los sentimientos “más genuinos” y no tanto por lo que dicen los líderes de opinión religiosos.

Un hombre defendió la idea de que Dios no rechaza a ningún ser humano y dijo que por eso existen los “negros, homosexuales y personas con defectos físicos”, y también dijo que, por esencia, Dios no puede renegar de comunistas ni de personas que nieguen su existencia. El presidente de la congregación en Montevideo también defendió la idea y dijo que en algunos barrios carenciados hay muchos niños violentados, todos hijos de padres heterosexuales. Otro señor dijo que “la homosexualidad es más vieja que la Biblia” y que junto a otros diez hombres pelea por reivindicar la imagen de los varones divorciados en la Iglesia, que en la institución son vistos con desprecio. Algunos de los asistentes más jóvenes también hablaron y se refirieron a cómo varían los conceptos de normalidad en el correr del tiempo y a la necesidad de dejar de leer la Biblia de forma tan literal.