El viernes cerró la votación del plebiscito estudiantil de la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay (FEUU), con el objetivo de dirimir a cuál de los candidatos a rector estarán mandatados a votar los delegados estudiantiles el miércoles en la Asamblea General del Claustro (AGC). Votaron poco más de 4.000 estudiantes en 27 circuitos ubicados en Montevideo, Salto, Rivera, Tacuarembó, Maldonado y Rocha, y Rico se impuso con 87%, mientras que 10% se inclinó por Markarian y 3% votó en blanco o anulado.

En un comunicado, la FEUU explicó que la baja votación por el matemático se debió a que la mayoría de los centros y asociaciones que promueven su candidatura decidieron no colocar urnas en sus servicios. De todas formas, hubo 700 votos observados de estudiantes de esos servicios que sufragaron en otros lugares de votación. Es que seis centros de estudiantes (cuatro de ellos con voto en la AGC) emitieron una declaración que anunciaba que no reconocerán el plebiscito por considerar ilegítima a la convención que lo convocó. El principal argumento fue la presunta violación del artículo 3 del Estatuto del gremio, en el que se establece que cada servicio universitario puede ser representado en la FEUU solamente por un centro de estudiantes. Por lo tanto, los centros tildan de ilegal una excepcionalidad votada en la convención para el Centro de Estudiantes de Relaciones Internacionales (CERRII), cuya carrera está en la Facultad de Derecho, que es representada por el Centro de Estudiantes de Derecho (CED).

Estafados

En diálogo con la diaria, Fernando Techera, estudiante de Ingeniería e integrante del Frente de Participación Estudiantil Susana Pintos, calificó al plebiscito de “estafa” porque consideró que quienes lo convocaron afirmaron que su resultado será el que acaten todos los delegados a la AGC por la FEUU, “cuando desde hace tiempo se sabe que eso no va a ser así”.

Según analizó, se trata de “una estrategia” para captar votos de otros integrantes de la AGC que estén indecisos. Además, consideró que en la FEUU existe una polarización “desde hace tiempo” y responsabilizó a la Segunda Reforma Universitaria de que la situación se agravara. Techera también sostuvo que hubo irregularidades en la citación a la convención, porque se pasó a un cuarto intermedio a fines del año pasado y se citó seis meses después, cuando el reglamento dice que en esos casos puede volver a ser citada en un período de dos semanas como máximo.

Según dijo, los centros que ahora desconocen el plebiscito plantearon que para ser parte del proceso de elección del candidato a rector de la FEUU se debería cumplir “íntegramente” el Estatuto, habilitar la incorporación de nuevos documentos y que podrían plantearse únicamente nombres de personas que fueran candidateables.

Consultado acerca de por qué, pese a la definición política de no acreditarse a la convención, había delegados que lo hacían exclusivamente para pedir el levantamiento de la sesión cuando no se alcanzaba el quórum, explicó que es una definición del Centro de Humanidades y Ciencias de la Educación, uno de los gremios que anunciaron que desconocerán el plebiscito.

Los otros

Consultado acerca de la situación de los centros de estudiantes de Comunicación (otro de los que desconocen el plebiscito) y Bibliotecología y Archivología, que pertenecen a la recientemente creada Facultad de Información y Comunicación (FIC), dijo que es una situación distinta porque en ambos centros “hay dos tendencias totalmente distintas”, mientras que el CERRII y el CED “están conducidos por la misma agrupación”.

De todas formas, reconoció que eso también es una interpretación del artículo 3 del Estatuto, y dijo que esa situación tiene que “regularizarse”. Leonardo Herrera explicó que desde la Asociación de Estudiantes de Ciencias de la Comunicación consideran que como sus elecciones de convencionales se realizaron antes de la creación de la FIC y los cargos tienen una duración de dos años, la habilitación se da “de hecho”, aunque eso no implique una interpretación literal del estatuto.

Techera dijo que la situación del CERRII y el CED se ha planteado desde hace tiempo y que el hecho de que siga sin resolverse es “una farsa”. Según dijo, en tres años como consejero federal escuchó una sola vez a los representantes del CERRII, y afirmó que la única función que cumplen es la de votar.