Como todos los 14 de agosto, los estudiantes recordaron ayer a sus pares muertos a fines de la década del 60, que simbolizan en la primera muerte, la de un joven comunista y estudiante de Odontología llamado Líber Arce.

El movimiento estudiantil que convocó a la marcha está integrado por la Asociación de Estudiantes de Educación Social, la Coordinadora de Estudiantes de Enseñanza Media, el Centro de Estudiantes del Instituto de Profesores Artigas, el Centro de Estudiantes de Magisterio y la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay.

Media hora después de lo previsto, la procesión marchó desde la explanada de la Universidad de la República (Udelar), pasó por la sede de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) y por la del Instituto de Profesores Artigas hasta llegar al Palacio Legislativo. Miles de jóvenes -según los organizadores, unos 10.000- marcharon al ritmo de bombos, platillos y cánticos. Antes de llegar al Palacio, la marcha se detuvo frente al Ministerio de Economía y Finanzas, donde los estudiantes reclamaron por el presupuesto educativo, y se quejaron del multiempleo docente.

Proclaman

Al llegar a destino, y antes de que comenzaran los espectáculos musicales, el movimiento estudiantil leyó una proclama reivindicativa sobre un escenario en la plaza 1º de Mayo. Allí reclamaron que se continúe con la búsqueda de personas desaparecidas durante y antes de la última dictadura. Además, señalaron que su principal desafío en la actualidad es “defender a la juventud uruguaya”, que se encuentra “estigmatizada y criminalizada por las clases dominantes y sus representantes políticos en complicidad con los grandes medios de comunicación”. Afirmaron que estos actores, “todos juntos, promueven la baja de la edad de imputabilidad”, y lo hacen “fomentando la represión, sobre todo hacia los sectores más pobres de la población”. Pidieron que en octubre no haya “ni un voto a la baja”, porque la consideran una “pérdida de derechos”. Respecto de los adolescentes que cometen delitos, mostraron su convencimiento de que la privación de libertad no es una alternativa válida y estuvieron de acuerdo con programas de inserción laboral para jóvenes recluidos.

En relación a este tema también mencionaron las denuncias de torturas a jóvenes recluidos en el Sistema de Responsabilidad Penal Adolescente (Sirpa), y condenaron “el ánimo hipócrita de los que claman contra los torturadores de ayer y, enarbolando 1.000 excusas, vacilan a la hora de condenar a los de hoy”. Además, el movimiento estudiantil exigió la renuncia del director del Sirpa, Ruben Villaverde, al que consideran “uno de los responsables políticos de lo que hoy sucede”.

En la proclama también condenaron varios episodios de violencia policial ocurridos en el último año, como la muerte de Sergio Lemos en Santa Catalina, y denunciaron represión policial en la marcha de 2013.

Respecto de los temas educativos, pidieron que en las nuevas instituciones a crearse se respete la autonomía y el cogobierno, que el Poder Ejecutivo no tenga ninguna injerencia, “y mucho menos” que las cámaras empresariales integren los consejos de la educación. Además, se mostraron en contra de “cualquier tipo de propuesta privatizadora, mercantilizadora, y de participación público-privada en las instituciones públicas”, así como de proyectos como los liceos Jubilar e Impulso, y de la subvención estatal de instituciones privadas.

La proclama estudiantil también reclamó un mayor presupuesto para el Hospital de Clínicas y reiteró su postura contraria a emprendimientos como el de la minera Aratirí.