El delito de incitación al odio existe desde 1989, pero es la primera vez que se aplica a actos de discriminación contra una etnia y religión afro. El blog Alerta irreligión existe desde 2011 y no oculta su postura: “De derecha y bien fascista, nada de ‘nueva derecha’, o eufemismos similares”, dice la descripción de la página. Hace dos años, la Dirección Nacional de Información e Inteligencia (DNII) de la Jefatura de Policía de Montevideo comenzó a investigar quiénes están detrás de seudónimos como Silvio Capiscoconi o Frankis von Shubert, a raíz de una denuncia de la mãe Susana Andrade, referente del movimiento afroumbandista Atabaque, diputada suplente de Pablo González por la lista 711.
Con apoyo de la Comisión Honoraria contra el Racismo, la Xenofobia y Toda Forma de Discriminación, del Ministerio de Educación y Cultura, Andrade denunció en 2013 ante la Justicia Penal que el sitio incluía agravios a su religión. “Bruja asesina” y “la raza blanca es, en muchos aspectos, superior a los indígenas y a los negros” son algunas de las frases, pero el blog ofrece también descargos virulentos contra homosexuales, judíos, inmigrantes y feministas. Con ayuda de Interpol y el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos (el sitio web habita en servidores informáticos de allá), la DNII descubrió la identidad del internauta que firmaba con al menos dos seudónimos. Sus iniciales son NJGN, tiene 28 años y vive con sus padres, detalla el auto de procesamiento. Según pudo averiguar la diaria, es estudiante de Medicina y Psicología y vende antigüedades por internet.
El blog forma parte de una red de sitios de autores uruguayos que comparten afinidad ideológica pero se dedican a temas variados; algunos refutan la teoría de la evolución y argumentan a favor de que la Tierra es plana -con el libro del Génesis de la Biblia como base incuestionable- o critican el “nuevo orden mundial”. La web de Capiscoconi ya había recibido denuncias por discriminación ante Google, que lo dio de baja en julio pero dio marcha atrás en agosto. Además, NJGN creó otros sitios web con idénticos contenidos en otros servidores. Entre citas a la libertad de expresión que consagra la Constitución y frases de Benito Mussolini, el bloguero se defendió de las acusaciones por escrito: “¿Qué es el odio?, o ¿cómo definir qué es odio y qué no lo es? ¿Acaso toda esa basura anti-cristiana y atea [...] no constituye un ‘discurso de odio’?”, argumentó este año, cuando la Justicia ya lo había citado.
Según el auto de procesamiento, el acusado admitió ser autor de esos contenidos, pero dijo que su intención no era ofender a nadie y que los agravios pertenecían a un “personaje inventado”. “Hay una especie de organización en torno al tema”, dijo a la diaria Andrade, que esta semana ocupa la banca en Diputados porque González está de licencia. “Para tratarse de hechos aislados es mucho, y demanda mucho tiempo”. Luego de una pericia psiquiátrica que arrojó que el autodenominado fascista actuaba con plena conciencia y libre de afecciones mentales, el juez Roberto Timbal lo procesó sin prisión, pero dispuso que acredite todos los meses que está haciendo psicoterapia y que no pueda ausentarse de su hogar sin notificarlo en la seccional policial. La sacó barata: el Código Penal establece penas de entre tres y 18 meses de prisión por incitar al odio “contra una o más personas en razón del color de su piel, su raza, religión, origen nacional o étnico, orientación sexual o identidad sexual”, elementos que aparecen en el blog varias veces a lo largo de sus cuatro años en línea.
“Lo extraño es que el blog sigue en pie”, dijo a la diaria Andrade, que, si bien confía en la decisión de la Justicia, admitió que está preocupada: que el autor esté suelto no la tranquiliza y le alarma que el blog siga en actividad. “Yo centralizo varias vulnerabilidades: soy mujer, negra y ‘macumbera’. Los delitos de odio se valen del silencio de las víctimas”. La diputada también denunció actos de ciberacoso por Facebook, pero no se explayó porque están en etapa de presumario; sí adelantó que ha recibido mensajes agresivos por parte de militantes defensores de los animales por los sacrificios que ordena la umbanda.