Fernando Filgueira, quien días atrás renunció a la subsecretaría del Ministerio de Educación y Cultura (MEC), explicitó los motivos de su decisión y habló de las diferencias con la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP). Entrevistado por el programa radial No toquen nada, Filgueira dijo estar de acuerdo con la ministra María Julia Muñoz en que “no hay personas imprescindibles”, sino cambios imprescindibles. Del mismo modo, tampoco consideró que haya “culpables” de su renuncia, en alusión al presidente de la ANEP, Wilson Netto.

Acerca de los motivos de su alejamiento de la cartera, explicó que si bien influyó, el pedido de renuncia al director de Educación del MEC, Juan Pedro Mir, no fue determinante. Según Filgueira, dejó de cerrarle la “ecuación” entre cumplir el rol de legitimar el proceso de cambio y la posibilidad de tener espacios “de incidencia real para algunas transformaciones” que consideró “claves”. El subsecretario saliente planteó que existen diferencias con el Consejo Directivo Central (Codicen) de la ANEP “sobre algunas de las acciones centrales que habría que tomar” y también respecto de las “formas y metodologías” de los cambios.

Según el sociólogo, “no se logró constituir un equipo de trabajo en el que sintiera que se pudiera desarrollar una estrategia”, sumado a que era su intención que algunos de los cambios que impulsó se plasmaran en estos primeros meses de la gestión, para avanzar a un ritmo mayor después de 2017. En relación con los dichos de Mir que motivaron el pedido de su renuncia, acerca de que no estarían dadas las condiciones para cambiar el ADN de la educación, Filgueira explicó que el planteo no era que “no están dadas y punto”, sino que “no están dadas y hay que crearlas”.

En concreto

Acerca de las propuestas que no se concretaron de la forma en que él quería, el jerarca saliente dijo que su plan de marco curricular común “no admite que las diferenciaciones institucionales [entre subsistemas] generen construcciones curriculares una de espalda a la otra”, sino que se debe generar “una continuidad”. También planteó que no “ataca al modelo contenidista” porque elimine algún currículo de contenidos prescriptivos, sino porque “pone un conjunto de orientaciones de qué tipo de macrohabilidades, capacidades transversales y capacidades específicas queremos desarrollar en el chiquilín”. Según aclaró, “el marco curricular no se puede construir como una suma de logros de cada asignatura”, como, afirmó, está trabajando la ANEP.

Filgueira dijo que se encontró con una tendencia “muy endogámica” del sistema educativo y señaló que si bien quienes trabajan en la ANEP están “fuertemente comprometidos” y tienen capacidad, hay diferencias con respecto a las estrategias a llevar adelante para cumplir con las metas que se propuso el gobierno. El sociólogo tiene la impresión de que “la confianza que tienen algunas autoridades de la ANEP en poder construir una propuesta entre todos, con todos y desde adentro tiende a solidificar algunos elementos del statu quo que hacen muy difícil el cambio”.

En opinión de Filgueira, no es viable un cambio estructural sin la participación de los docentes, pero, al mismo tiempo, el gobierno debería poner sobre la mesa las propuestas. En contraposición, dijo que la ANEP “ha buscado construir la propuesta con todos los actores” y en función de los consensos existentes. Por ejemplo, ilustró que durante un tiempo se había planteado “no hablar” del marco curricular común porque eso podía irritar a actores como los sindicatos o las Asambleas Técnico Docentes, por lo que reclamó “que no haya macartismo de personas ni de palabras”.

El sociólogo también dijo que seguirá impulsando los cambios que pretendió ejecutar desde el MEC, y dejó pistas acerca de cómo piensa hacerlo. En concreto, planteó que el debate de propuestas no debe darse “puertas adentro del sistema” educativo, sino que debe ser público e involucrar a otros actores de la sociedad civil. Al analizar la institucionalidad del sistema consideró que el hecho de que todas las autoridades de la educación tengan formato colectivo implica que se necesite más tiempo para la toma de decisiones. También consideró que la autonomía de la ANEP hace que el rol que pueden jugar los ministerios sea “muy limitado”, razón por la que “el diseño institucional tiende a cambiar poco”. Además, planteó que iría hacia un modelo en el que el Codicen se conformara de manera distinta, con dos grandes consejos: uno de “educación básica o fundamental” y otro de “educación para jóvenes”.

Acerca de las Asambleas Técnico Docentes, opinó que “una cosa es que sea una herramienta fundamental para la consulta y otra que opere como actor de veto”. Dijo que para llevar adelante los cambios “puede haber una gran coalición” que no integre sólo al Frente Amplio y que defina cuáles serían esos cambios.

Con quiénes

El diputado del Movimiento de Participación Popular (MPP) Sebastián Sabini dijo a la diaria que, habiendo transcurrido ocho meses de gestión, es muy temprano para evaluar el cumplimiento del programa de gobierno en materia educativa, y afirmó que las herramientas planteadas por la ANEP en el Presupuesto “van en la línea de transformar”. Como ejemplos de buenas políticas destacó la ampliación del plan CAIF, la creación de polos tecnológicos y el incremento del número de propuestas en enseñanza media. Aunque Sabini considera que la educación no está en crisis, sostuvo que esto no significa que no haya “desafíos muy grandes”, que implicarán que se realicen transformaciones; no obstante, entiende que éstas “tienen que hacerse en clave participativa, junto con los actores sociales”.

Acerca de la necesidad de cambios institucionales, el diputado señaló que el MPP ha planteado que “el Codicen como tal no es un organismo que le convenza”, pero consideró que “si hay cambios institucionales deberían salir de ámbitos como el Congreso Nacional de Educación y otras instancias, en el marco de pensar un Plan Nacional de Educación a 30 años, como parte de un acuerdo político y social basado en qué educación queremos y necesitamos”. Consultado acerca de las versiones que señalan al MPP -sector al que es afín Netto- como el responsable de las renuncias de Mir y Filgueira, Sabini dijo que le parece “más fábula literaria que otra cosa”. Agregó que hay muchas cosas que lo enorgullecen del gobierno en materia educativa, pero que “hay intereses muy fuertes para golpear a la educación pública”.

Consultado sobre la marcha del gobierno de la educación, el académico y senador suplente de Casa Grande Rafael Paternain consideró que hay “muchos puntos ciegos en el debate, que no terminan de quedar claros”. Más allá de que dijo que las pérdidas de Mir y Filgueira “duelen”, señaló que es esperable que las transformaciones continúen más allá de las personas, y agregó que no es partidario de metáforas biologicistas y que prefiere hablar de “transformaciones estructurales”. Manifestó que está preoucupado porque la crítica “está en mano de las visiones más catastrofistas” de la educación, en particular, de “una derecha conservadora que ha querido imprimir la idea de crisis de la educación”. Acerca de la forma de llevar adelante las transformaciones, se afilió a la idea de que los procesos de reforma de las instituciones no se pueden hacer sólo “desde adentro”. Opinó que el “todo el FA” tiene que involucrarse en la discusión y que deben incorporarse nuevas miradas al debate, principalmente las de académicos y voces calificadas.

Paternain hizo referencia a la necesidad de construir ámbitos fuertes de discusión, con capacidad vinculante, que puedan aportar “claridad” a los debates. Según consideró, las soluciones no pasan sólo por el liderazgo político y las respuestas tecnocráticas, sino que se necesita “inundar la agenda” por fuera “de los lugares comunes que la derecha ha planteado”. Consideró que muchas de las herramientas planteadas por las autoridades de la educación “parecen indicar un rumbo correcto y cambios importantes”, pero señaló también que eso dependerá de cómo se implementen, de su velocidad y de los mecanismos de monitoreo y evaluación.