La oficina diocesana de la IAU está al lado del Templo Inglés, un nombre que Pollesel, que es canadiense, quiso cambiar desde que asumió como obispo hace tres años. “Pensé que si yo fuese uruguayo ¿por qué iría a un templo inglés?; entonces empecé a tratar de cambiar ese nombre, pero no pude”, admitió. Es que la histórica catedral anglicana, que fue construida en 1844, destruida en 1934 y vuelta a construir un poco más al norte, por la instalación de la rambla, se convirtió en un ícono arquitectónico de Montevideo, y su nombre en destino de varias líneas de ómnibus. El obispo explicó que si bien este culto surgió en Gran Bretaña, actualmente los anglicanos son más de 80 millones en 160 países, y la mayoría de ellos está en África.

El anglicanismo se constituyó en el siglo XVI a partir de la separación de la iglesia de Inglaterra de la iglesia católica, por decisión del rey Enrique VIII, y se diseminó por el mundo cuando ese país se convirtió en la principal potencia imperialista del planeta. Más tarde se conformó la comunión anglicana, que congrega a 44 iglesias en provincias o iglesias nacionales o regionales en el mundo. Aunque los anglicanos no aceptan la autoridad del papa, la mayoría de los ritos litúrgicos son iguales a los católicos romanos. Pollesel mencionó que por iniciativa suya y la aceptación del cardenal Daniel Sturla, van dos años consecutivos en que la IAU y la iglesia católica organizan un vía crucis ecuménico en conjunto. Pero aunque se hayan mantenido las creencias, los ritos, las oraciones y hasta las vestimentas iguales, el ejercicio del sacerdocio anglicano es completamente distinto del católico. Los curas de la comunión anglicana no deben adoptar el voto del celibato, sino que pueden contraer matrimonio y tener hijos. De hecho, el obispo de Uruguay es viudo y casado en segundas nupcias con una brasileña, que también había enviudado, y tiene cinco hijos, que viven en Canadá porque “son todos grandes”. El anglicanismo también acepta el divorcio. “Se reconoce como parte de la vida, no es una meta pero se lo acepta, y las personas se pueden volver a casar por iglesia. Deben tener entrevistas con un obispo y con los sacerdotes para ver que todo esté en forma”, explicó el obispo.

Con respecto a la dedicación a la vida religiosa y a la familiar, uno de los aspectos que fundamenta el celibato católico, Pollesel dijo que estar casado implica “más desafíos”, porque “hay dos familias que están reclamando el tiempo a la vez”, y “de vez en cuando una gana y la otra pierde, y viceversa”. “Pero para muchos es algo saludable, porque da más balance a la vida. Estar enfocado siempre en uno mismo puede llevar a desafíos propios y caídas, también”, agregó.

Otra de las grandes diferencias entre ambas iglesias es la forma de gobierno. Mientras que la iglesia católica es una organización vertical, en la que los obispos y cardenales son designados por el papa, en la IAU el obispo es electo por un sínodo conformado por clérigos y delegados laicos de todas las comunidades. “En Uruguay hay unas 11 comunidades con un clérigo y gente laica. Hay en Rivera, Fray Bentos, Salto, Progreso y en Montevideo, en distintos barrios. Una vez por año se hace un sínodo, que es una reunión general en la que cada comunidad elige dos o tres miembros laicos, y junto con los clérigos y los obispos se habla de finanzas, programas y todo tipo de cosas de la vida de la iglesia”, explicó Pollesel. En una de estas reuniones él fue electo obispo, y luego fue ordenado como tal. “En Uruguay es así; en varias partes del mundo es el sínodo de laicos y clérigos el que elige a sus propios obispos”, acotó.

El obispo destacó, además, que si bien años atrás los sacerdotes y diáconos anglicanos de Uruguay recibían un estipendio para dedicarse exclusivamente a las tareas pastorales, en la actualidad eso se suspendió, y los clérigos se mantienen a sí mismos y a sus familias trabajando como cualquier otro ciudadano. La IAU no gestiona instituciones educativas como lo hacen la iglesia católica o la metodista, aunque tiene algunos convenios con el Estado para la gestión de Centros de Atención a la Infancia y la Familia y de hogares para adolescentes y jóvenes en situación de calle.

Me estremeció la mujer

Audrey Taylor González, nacida en Estados Unidos, y las uruguayas Susana María López y Cynthia Ann Myers serán ordenadas al presbiterado el domingo, en una ceremonia que se realizará en la Catedral de la Santísima Trinidad, el nombre verdadero del Templo Inglés. El obispo explicó el proceso por el cual se llegó a este hecho histórico para su iglesia en Uruguay y en la región. En otros países la ordenación de mujeres es habitual desde hace décadas, e incluso ya hay varias mujeres que recibieron la ordenación episcopal. La Provincia Anglicana del Cono Sur de América está integrada por Argentina, Chile, Bolivia, Paraguay y Uruguay, y este país es el segundo en ordenar mujeres como sacerdotes. “El primer país fue Bolivia en marzo de este año. La IAU por muchos años apoyó la ordenación de la mujer, porque en el mundo anglicano es normal. La iglesia anglicana episcopal de Brasil cumple 30 años de la ordenación de la primera mujer como sacerdote. Pero cada provincia tiene el derecho de decidir por sí misma, y en esta provincia una de las pocas diócesis que estaban empujando esto era la de Uruguay. Las demás eran más conservadoras. Y se tiene que marchar juntos, no podemos hacerlo por nosotros mismos mientras que los demás no. Pero el año pasado, la provincia reformó los cánones, las leyes de la provincia, y una de las cláusulas fue lo que se llama la opción local, es decir, que cada diócesis puede tomar su propia decisión. Estos cánones fueron aprobados por todas las diócesis, y ahora hay que ir para adelante con esto”, contó el obispo de Uruguay. Una nota del sitio Religión en libertad revela que en 2010 en la comunión anglicana “fueron ordenadas por primera vez más sacerdotisas que sacerdotes”.

La posición adoptada por la IAU con respecto a la ordenación de la mujer está en sintonía con la opinión sobre otros temas, como el aborto y el matrimonio igualitario. “La iglesia siempre está tratando de guardar y apoyar la vida plena. Hay provincias de la comunión anglicana que han elaborado una posición muy clara. Dicen que el aborto no es algo que sea agradable, pero cuando la salud de la madre está en peligro, la vida de la madre tendría que ser guardada”, dijo Pollesel. Con respecto al matrimonio igualitario, “hay un debate muy grande” y “algunos dicen que es parte de la naturaleza humana, que Dios creó a todos y que unos son así y otros son diferentes, y que la iglesia tiene que reconocer que hay personas del mismo sexo que viven vidas enteras que son saludables para ellas”, explicó. “No podemos juzgar a esas personas si están viviendo en una relación amorosa que contribuye a la sociedad”, añadió.

Pollesel afirmó que “la religiosidad de los uruguayos es muy escasa” y dijo que eso “es una falla”. “Todas las personas necesitan algo de lo espiritual, de lo religioso, y cuando eso no está, la persona en alguna forma se ve disminuida, le falta algo; en este país se ve mucho. No a todos, pero sí a muchos, les falta un sentido del ser, de por qué existo”, expresó.

Finalmente, dijo que comprendió a este país luego de oír a un historiador decir que la dictadura fue la causa “de muchas de las características de los uruguayos”, como “la falta de compromiso de meterse en cosas”.