Según consta en un documento de la organización, la Red de Militantes de Izquierda está abierta a personas de diferentes fuerzas políticas o que no militan políticamente en ninguna, busca impulsar actividades de debate y difundir ideas “contra el sistema capitalista” y “contra el imperialismo de Estados Unidos”. Parte de la base de que “sólo la acción organizada y lúcida de las grandes mayorías serán decisivas” y de que “a la mundialización del capital sólo la podrá vencer el internacionalismo de los trabajadores y los oprimidos”. Con respecto a la coyuntura uruguaya, plantean que “las conductas del gobierno son enfrentadas con el discurso y la movilización del PIT-CNT y las restantes organizaciones sociales aliadas”, mientras que en el Frente Amplio (FA) “se expresan posiciones (y no sectores) disonantes, pero con débil correlación en los organismos de dirección y sin expresiones de movilización política masiva”.
El diagnóstico de la organización señala que “militantes decepcionados” se han apartado del FA, “al punto de votar en blanco, anulado o a otras fuerzas políticas”, situación que lleva a que “el pueblo vea como único instrumento de lucha a las organizaciones sindicales y sociales, y pierda de vista la posibilidad de la movilización política de izquierda”. A partir de este diagnóstico, y para recuperar movilización, plantean la importancia de construir una red militante con la máxima amplitud, como espacio de intercambio, elaboración y promoción “de acciones en la discusión y la propuesta, de confianza en el sentido histórico de la lucha popular para el fortalecimiento de los instrumentos sociales y políticos populares y su despliegue unitario en la escena nacional”. La organización cuenta con una asamblea deliberativa que busca tomar decisiones consensuadas y mesas coordinadoras rotativas, en las que “nadie es más que nadie”.
El sábado de tarde, la red organizó una actividad de intercambio sobre la realidad nacional e internacional de la izquierda, que se llamó “Por una agenda de cambios hacia el socialismo” y en la que participaron militantes de diversos espacios políticos y sociales de izquierda.
Voces críticas
Carlos Viera, director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto entre 2005 y 2006, durante la primera presidencia de Tabaré Vázquez, evaluó que en la década de 1990 la derecha “se renovó” y respondió a la caída del socialismo de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) con el neoliberalismo.
Sin embargo, dijo que la izquierda nunca hizo autocrítica de las experiencias de ese signo político, como la revolución cubana o los años de la URSS, sino que más bien se dedicó a “resistir” las medidas neoliberales. Viera consideró que en 2004 el FA ganó las elecciones “más por descalificación de la derecha que por lo que propuso la izquierda”, y que cuando el partido llegó al gobierno “se anuló” la discusión ideológica a su interna, proceso que enmarcó en el “pragmatismo político” que representa Vázquez.
Viera sostuvo que en los dos primeros años de gobierno frenteamplista “no hubo otra que administrar mejor el país” para poder aspirar a mayores transformaciones, pero no se cambió la política económica que desarrollaban los gobiernos anteriores. De todas formas, evaluó positivamente el aumento del gasto social, aunque dijo que ese incremento no provino de una redistribución de recursos sino del aumento del Producto Interno Bruto. Sostuvo que esa política fue acompañada por una “apuesta fuerte” a la inversión privada extranjera, sumada a la baja de la inversión pública. Además, señaló que Uruguay se vio favorecido por el aumento del precio de las materias primas y la baja del de los productos manufacturados chinos.
Según Viera, durante los primeros años de gobierno del FA hubo elementos de redistribución, pero con un constante incremento del capital, que no se volcó a los salarios.
Valoró que desde 2007 a 2014 el gobierno “se esforzó” por aumentar la renta del capital a partir del “modelo de derrame”, que plantea que cuanto más alta sea la renta, más inversiones atraerá el país. Viera entendió que ese modelo de desarrollo “no va a dar solución a los problemas de nuestros pueblos”, y que es necesario “enfrentar cambios en el afán de lucro”. El economista consideró que en los últimos diez años hubo sólo cuatro iniciativas que afectaron realmente al poder; en ese sentido nombró la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, el impuesto al tabaco, la Ley de Responsabilidad Penal Empresarial y la restitución del pago en el agro del Impuesto de Primaria y la Contribución Inmobiliaria Rural.
Alternativas
Viera afirmó que es fundamental que el gobierno enfrente al poder. Para ello, pidió “subsanar el chantaje” de que si se grava al capital nadie va a invertir. Ése es “un problema gravísimo”, dijo, porque es cierto que si se grava mayormente al capital los inversores privados se desestimulan, pero planteó que para contrarrestar ese efecto es necesario “un Estado fuerte, renovado y cambiado”, que invierta si los privados no lo hacen. Viera también pidió enfrentar “el chantaje de la desestabilización de la economía” que augura crisis económica, y procurar que en un gobierno de izquierda la gente “no tenga mayores padecimientos que los que tiene en el capitalismo”.
El economista criticó la idea de que para competir hay que bajar los salarios. Señaló que ésa es la tesis que el gobierno está planteando en los Consejos de Salarios, y sostuvo que se trata de “pan para hoy y hambre para mañana”. Viera dijo que en Uruguay existen tres libertades que no son de izquierda: la de los precios, la de la entrada y salida de inversores, y la del mercado de cambio. Aseguró que el país tiene reservas grandes, que “no se justifican con el viento a favor que hubo”, y que eso permite dar seguridad a los inversores. Entre las líneas que el gobierno debería seguir, señaló la necesidad de apuntalar la economía social y solidaria, porque sin ella no puede haber redistribución hacia los trabajadores.
El economista dijo que el FA “se está distanciando del movimiento social” y que está “desconectado” del gobierno. También sostuvo que una parte de su dirigencia está en tareas de gobierno y otra “es discriminada”; tal es el caso de los ex ministros Daniel Olesker y Roberto Kreimerman, según dijo. Viera pidió un FA “que tenga por norte la superación del capitalismo y enfrente al poder”, que “no se quede cómodo” en el gobierno, que mantenga “un estrecho vínculo” con organizaciones sociales y que “respete el medioambiente”. El economista también pidió que los gobiernos tengan estrategias de desarrollo quinquenal, porque “el programa de gobierno del FA es bárbaro, pero no plantea prioridades”. Viera considera que también es necesario priorizar el gasto social sobre el espacio fiscal, y no que el segundo determine al primero. “Si decimos que no hay espacio fiscal, le estamos quitando espacio a la lucha social contra el capitalismo”, remató.
Más voces
Carlos Coitiño, dirigente del Partido por la Victoria del Pueblo, criticó que ser de izquierda esté presente únicamente en instancias electorales y no lo esté “en la acción política permanente”, y sostuvo que de esa forma se corre el riesgo “de no mirar los problemas ciudadanos”. Coitiño indicó que el actual gobierno “olvidó” las principales características del proyecto del FA, y planteó que el hecho de que 1% de la población concentre 65% de la riqueza tiene que ver con las políticas económicas impulsadas y la “representación de clase” de la fuerza política.
Otro de los elementos que expuso el dirigente fue la pérdida de acumulación social, algo que debería analizar el gobierno, al que también criticó, al tiempo que sostuvo que los nombres de los actuales ministros “no fueron discutidos con la fuerza política”. También dijo que existe un “alejamiento” de la credibilidad del FA, y lamentó que para la gente, cuando el gobierno se equivoca, el que se equivoca es el FA, pero en realidad los temas no son discutidos en la orgánica de la fuerza política.
Rafael Fernández, líder y ex candidato a la presidencia del Partido de los Trabajadores, sostuvo que el capitalismo está “en bancarrota” y que en Uruguay la crisis “se llevó puestas” a Aratirí y a la regasificadora. Si bien dijo que el sistema financiero parece haberse estabilizado respecto de lo que ocurría algunos años atrás, ahora son los estados los que están en crisis, y afirmó que en América Latina “se derrumbó la creencia” de que la crisis no iba a llegar.
Fernández planteó que las soluciones tienen que venir por fuera del sistema capitalista, y se preguntó “quién paga la factura” ante el aumento de la edad de retiro planteada por el gobierno uruguayo, o con inversiones que llegan al país pero están “colgadas de un pincel” y dependen del ingreso de capitales extranjeros con beneficios.
Fernández sostuvo que el gobierno está llevando a cabo una “política de ajuste”, y también criticó la declaración de esencialidad en la enseñanza: la calificó de “histórica” y dijo que marca los intereses que defiende el gobierno, lo que “no quiere decir que los trabajadores no puedan conseguir algo tironeando”, como también lo hacían en los gobiernos de derecha. Sostuvo que quedó demostrado el fracaso de las teorías que sostienen que es posible generar una fase previa al socialismo y que se pueda llegar a él “de la mano con la burguesía”, y pidió la nacionalización de la banca, estatizar la seguridad social, no pagar la deuda externa y acciones para revitalizar la industria frigorífica.
Los diputados frenteamplistas Gonzalo Civila y Óscar Andrade también estaban invitados a exponer, pero no concurrieron, por enfermedad y por estar en el exterior, respectivamente.