No se trataba de una persona que ignorara de qué se trata la visibilidad pública, los discursos y las fotos en las revistas de sociales. Edgardo Novick fue candidato a la presidencia de Peñarol en 2008 y su carrera empresarial es difícilmente igualable en Uruguay: dirige negocios como La Cancha, Nike, el restaurante La Mostaza de la terminal de Tres Cruces y el hotel After Montevideo en Pocitos; además, llevó adelante, junto con el presidente de CUTCSA, Juan Salgado, la construcción y puesta en marcha del shopping Nuevocentro, inaugurado en octubre de 2013. Este último emprendimiento le valió, el 10 de diciembre de 2014, el reconocimiento de las 823 personas (23%) que lo eligieron como “El empresario del año 2014” en la votación que el portal uruguayo Infonegocios realiza desde 2008. Su segundo sacudón electoral vendría apenas cinco meses después.

Cuatro días después de recibir ese premio, el nombre de Novick comenzaba a sonar en algunos medios de comunicación como el tercer candidato del PdlC a la IM. El elegido en primer término para ocupar ese lugar era el ex presidente de la Asociación Uruguaya de Fútbol Sebastián Bauzá, quien contaba con el apoyo del líder del Partido Nacional (PN), Luis Lacalle Pou. Sin embargo, tras la derrota nacionalista en las elecciones nacionales se confirmó que Bauzá no aceptaría la postulación.

La candidatura de Novick fue confirmada el 9 de enero, y sus afiches fueron los primeros en aparecer en las calles de Montevideo el verano pasado. Su nominación, empero, rápidamente comenzó a generar problemas en los demás partidos. La aprobación de su postulación debía pasar por la orgánica de ambas colectividades, y terminó hiriendo de muerte al PC. En una convención celebrada por este partido el 26 de enero quedó de manifiesto que muchos dirigentes colorados, entre ellos dos de los cinco diputados de Montevideo, iban a trabajar en favor de la candidatura de Novick y no de la del que por entonces iba a ser el candidato colorado, Luis Alberto Ney Castillo. Tres días después, Castillo desistió de su postulación y los colorados debieron inventar una candidatura de urgencia, la de Ricardo Rachetti. El resultado fue fatal: el PC no consiguió ningún edil.

En esa convención, el por entonces senador Ope Pasquet advirtió de los peligros de habilitar una candidatura de este tipo. Se preguntó a quién responderían políticamente los ediles que fueran electos por la lista de Novick. “El problema es que el candidato independiente no es tan independiente: tiene pasado colorado y sabe que necesita bases políticas para presentarse y ediles que salgan a canalizar los votos”, describió un diputado colorado en aquel momento. De hecho, varios de los ediles que terminaron siendo electos por Novick son dirigentes colorados; tal es el caso de Luis Chirico, Hermann Kruse, Alfonso Iglesias y Gustavo Zúñiga.

El gran batacazo

Como candidato, Novick apostó a un discurso basado en su capacidad de gestión, prescindiendo del factor ideológico, al que veía como un obstáculo para solucionar los problemas de la ciudad. Comenzó apuntando sus dardos contra la candidata frenteamplista Lucía Topolansky, pero rápidamente reenfocó la mira para dirigirse al otro candidato del Frente Amplio, Daniel Martínez.

La ausencia de actos y la aparición de los candidatos en los medios televisivos no estuvo exenta de polémica. “Se ha visto en algunos medios de comunicación material promocional de candidatos políticos ‘encubierto’ como noticia”, decía un comunicado de la Asociación de la Prensa Uruguaya (APU) emitido el 30 de abril, en el que se hacía referencia a algunas “entrevistas disfrazadas” realizadas al candidato, que eran emitidas por varios canales de televisión.

En la interna del PdlC los primeros sondeos de opinión lo ubicaron por debajo del nacionalista Álvaro Garcé, pero siempre por encima de Rachetti. No tardaría, sin embargo, en superar también al candidato blanco. De este modo, durante la campaña electoral el candidato se fue ganando algunas críticas en filas nacionalistas. “Nunca habló con nadie ni fue a ninguna reunión. Hizo la de él. No jugó en equipo. No tuvo encuentros ni siquiera con las autoridades del PdlC. Jugó a ser el dueño del partido”, dijo un diputado nacionalista. El edil Marcos Laens, coordinador de la bancada de Novick, niega que esto haya sido así: “Existieron reuniones entre ellos y hubo buen relacionamiento”.

Así y todo, en las departamentales Novick logró lo que blancos y colorados nunca hubieran imaginado: que el candidato independiente los venciera a ambos, incluso de forma acumulada. Novick consiguió 24% de los votos en la capital, mientras que Garcé alcanzó 11,9% y Rachetti, apenas 1,8%; incluso, llegó a superar a Topolansky por más de 50.000 votos. Tal como había previsto Pasquet, ahora hay nueve ediles en la Junta Departamental que no responden ni a blancos ni a colorados.

El día después

Una vez consumada la derrota blanquicolorada dentro del PdlC, la incertidumbre estaba en ver qué papel jugaría Novick a nivel político, ya que carecía de un espacio orgánico desde el que posicionarse. No le faltó, sin embargo, presencia en los medios tradicionales uruguayos. En julio reapareció su figura con la asunción de Martínez como intendente de Montevideo. Fue entrevistado en Canal 4, Canal 12, El País TV y El Observador TV. En aquellos momentos comenzó cuestionando a Martínez y relacionándolo con la gestión de ANCAP, cuyos sucesivos déficits ya generaban polémica. En agosto el candidato empezó a dirigir el grueso de sus críticas al ex presidente José Mujica, al que considera responsable de buena parte de los problemas del país. Con una serie de notas televisivas en las que iba a la escuela 45, a la que había ido de chico (que volvieron a preocupar a sindicalistas de APU), también se introdujo en el conflicto de la educación.

Progresivamente, Novick fue incorporando los temas de la agenda nacional a su discurso en cada una de sus apariciones mediáticas. Luego de abordar la gestión de ANCAP y la esencialidad de la educación (con respecto a esa medida defendió a Tabaré Vázquez), el empresario criticó la negativa del gobierno de continuar en las negociaciones por el Acuerdo de Liberalización del Comercio de Servicios, cuestionó la situación de inseguridad del país y no se privó de opinar acerca de los procesos electorales de Venezuela y Argentina. Tras la victoria de Mauricio Macri en la vecina orilla, El País publicó un artículo titulado “Novick, ¿el Macri uruguayo?”.

Su oposición al Fondo Capital refrescó su protagonismo, y la idea de impulsar una Concertación nacional hizo que chocara explícitamente con blancos y colorados. El 8 de diciembre la dirección del PdlC, dominada por blancos y colorados, emitió un comunicado en el que reafirmó la “exclusiva vocación departamental y municipal” de la herramienta. En octubre esas mismas autoridades rechazaron la intención de Novick de presentar ante la Corte Electoral una agrupación nacional dentro del PdlC.

Pocos días después, Novick volvería a dejar mal paradas a las dos divisas tradicionales. Tras la frustrada sesión de la Junta Departamental del 17 de diciembre (en la que no se pudo tratar el Fondo Capital porque el oficialismo no tenía mayoría), el empresario comenzó a construir un acuerdo con Martínez para aprobar un fideicomiso por 90 millones de dólares, dedicado exclusivamente a obras de vialidad y recolección de residuos, que fue anunciado cuatro días después. Se llevó, como nunca antes, las críticas de los dos partidos fundacionales. La renuncia del diputado Guillermo Facello al PC y su adhesión a un “nuevo partido” bajo el liderazgo de Novick no hacen más que confirmar sus intereses nacionales, que, claro está, no estaban en los planes de quienes lo habían invitado al baile.

En la cancha

Novick es un hombre flexible. Trabajó para Jorge Batlle en las elecciones de 1999 y para Luis Alberto Lacalle en las de 2009. En la diaria del 2 de junio, Marcelo Pereira recordaba estos detalles y escribía: “Tales antecedentes lo ubican con claridad en un territorio ideológico que tuvo su auge en 1989, cuando Batlle y Lacalle eran mayoría en sus partidos, y que en Uruguay se suele llamar ‘neoliberalismo’”.

Hace apenas dos días, Facello anunció que en marzo Novick llevaría ante la Corte Electoral (CE) la solicitud de inscripción para oficializar su nuevo partido. También dijo que “Novick no es colorado”, porque el líder del PC, el senador Pedro Bordaberry, “no lo quiso como candidato del partido en las municipales pasadas”, según publicó La República. Ante este escenario, colorados y blancos opinan sobre esta nueva fuerza electoral.

Desde las entrañas del partido fundado por Fructuoso Rivera se escuchan voces disímiles. Hay quienes afirman que Novick y su forma unipersonal de hacer política constituyen una amenaza para la democracia, y también quienes aseguran lo contrario: que está bien que haya diversidad.

En la primera línea está el sector Revolución Batllista, que tiene representación parlamentaria con la diputada Valentina Rapela, y fue uno de los grupos que apoyaron la candidatura de Novick como tercer representante del PdlC. El secretario general del sector, Guzmán Ifrán, identificó un cambio en el perfil del candidato independiente antes y después de las elecciones departamentales, que ahora leen como “peligroso”.

Ifrán entiende que en el PdlC Novick estaba sometido a la orgánica, compuesta en partes iguales por colorados y blancos, y eso daba ciertas “garantías”. Después, dice, se perdieron. “Por sus declaraciones y las de Facello puedo decir que para él el partido equivale a un papel en la CE”, sostuvo. En ese sentido, señaló que el ex magurnista dijo que iban a “formar un partido para no tener que pedir permiso”, cuestión que considera sinónimo de “no tener contralor ni articulación de posiciones, donde prima una única verdad absoluta y no hay límites”. “Van a conformar un partido centrado en una persona física con muchísimo dinero”, algo que le dijo en la cara, provocando la risa del empresario, contó.

En la misma línea, pero con algunos matices, se ubica el sector Batllismo Abierto, liderado por el diputado Ope Pasquet, que se opuso a la habilitación del tercer candidato del PdlC. “Novick hace política como si se tratara de un emprendimiento personal, como si la política fuera propiedad del dirigente, que dispone de ella como si se tratara de los bienes de las empresas”, afirmó. Pasquet aseguró que esta forma de proceder “ciertamente no contribuye a fortalecer las instituciones democráticas ni la democracia misma”. Sin embargo, destacó que Novick “está mostrando cintura política y utilidad”, y consideró que los cambios de posición respecto de la IM no evidencian “incoherencia, sino que demuestran habilitad política ante las circunstancias que cambian”. Sobre la futura conformación de un nuevo partido dijo que “es saludable que Novick plantee sus aspiraciones frontalmente y evite la ambigüedad de la Concertación”.

El senador José Amorín Batlle, de Batllistas de Ley, es de los que piensan que es positivo que haya gente como Novick en política. Por un lado, entiende que el hecho de primero atacar y luego ayudar a Martínez da cuenta de que “algo pasó, porque no puede ser que una persona cambie radicalmente su punto de vista”. Por otro, indicó que, al pretender armar otro partido, se hace “evidente que busca algo a nivel nacional”.

Respecto del desempeño en el PdlC, Ifrán, Pasquet y Amorín coinciden en que Novick se llevó los votos colorados, los que en su momento fueron de Ney Castillo. Identifican varias causas, pero consideran que las principales fueron, a la interna, la baja de Castillo y la repentina aparición de Rachetti, y externamente, que no se concretó la nominación del candidato “natural” del PN, Jorge Gandini. Pasquet afirma que Novick logró hacerse del electorado flotante porque se adecuó “bien, por su prédica frontal y directa contra el FA, por los reclamos a la IM, por una campaña publicitaria bien hecha y por tener recursos adecuados”, explicó. Entrevistado por El Observador TV, el ex presidente colorado Jorge Batlle afirmó: “Los hechos dicen que Novick fue mejor candidato que los otros dos”.

Esta postura de los colorados se acerca a la del PN. Gustavo Penadés, de la Lista 71, señaló lo evidente: que Novick llegó a ser candidato porque contó con el “beneplácito” de los convencionales de ambos partidos. No obstante, aseguró que “el resultado final nadie lo preveía”. Penadés considera que la victoria de Novick es la confirmación de la vigencia de la Concertación: “La gente se sintió libre de votar, en un espacio no frenteamplista, al candidato que mejor la representaba”. Acerca de las causas de la victoria de Novick, señaló que, por un lado, el PdlC tenía una estructura “fresca”, porque no pasó por el proceso electoral interno, ni el nacional ni el balotaje. “El PN venía con desgaste”, apuntó. “La inversión en publicidad fue casi irrisoria. A Garcé lo mandamos a pelear con un escarbadientes”, aseguró Penadés. Por otro lado, reconoció que la estructura colorada “implotó”, circunstancia que ayudó a Novick. Penadés ve en Novick “proyecciones que pretenden ser de carácter nacional, pero con actitudes que lo acercan a querer volver a ser intendente”, dijo en alusión al préstamo para el Fondo Capital. “Eso ha generado en su electorado un gran sentido de decepción”, aseguró. “Cometería un gravísimo error si alguien entiende que el resultado de Montevideo se puede extrapolar a nivel nacional”, indicó.

Desde Alianza Nacional, Gandini aseguró que Novick se ajustaba al perfil de candidato independiente, y la “necesidad” de uno que tuviera “espalda económica propia” fue aceptada. El diputado reconoció que el perfil que buscaba era otro, y piensa que se necesitaba “un candidato que orillara más con la izquierda y no con la derecha. Novick no tenía ese perfil, y desarrolló el contrario”. Recordó que el PdlC votó “peor” que la suma de blancos y colorados en la elección pasada: 333.743 votos frente a 334.893. Para Gandini, la explicación de cómo Novick, sin una estructura política que lo respaldara, votó mejor que los dos partidos tradicionales juntos es que “construyó un escenario antifrenteamplista y encontró allí, en el tiempo de la pospositiva, un ambiente propicio”. El problema para el diputado es que, en esa coyuntura, Novick terminó “comiendo de la misma pecera” que los partidos tradicionales.