El nuevo prorrector de Extensión de la Universidad de la República (Udelar) se llama Hugo Rodríguez, y es médico forense y docente grado 5 de la Facultad de Medicina, específicamente en el Departamento de Medicina Legal. Hace una semana que tomó posesión de su nuevo cargo de prorrector y ayer realizó su primer discurso público ante docentes del Servicio Central de Extensión y Actividades en el Medio (SCEAM) y del Programa Integral Metropolitano (PIM), que desde el año pasado se encuentran en una relación tensa con el rector de la Udelar, Roberto Markarian, debido a cambios que el jerarca pretende impulsar en la organización de las tareas de extensión universitaria (ver http://www.ladiaria.com.uy/articulo/2014/10/estado-de-latencia). El discurso del jerarca se realizó en el lanzamiento de un curso de verano de la Asociación de Universidades del Grupo Montevideo (AUGM), en el que participarán docentes y estudiantes de Uruguay, Argentina, Brasil, Paraguay, Chile y Suecia (ver recuadro).
La fuerte discusión que se dio sobre el rol de la extensión en el Consejo Directivo Central (CDC) de la institución culminó con la votación de una fórmula intermedia acordada entre Markarian y el ex prorrector de Extensión Humberto Tomassino, pero varios de los integrantes del CDC manifestaron su interés en que en el corto plazo se diera un debate “de fondo” sobre las definiciones que sustentan las políticas universitarias en la materia. Ayer, Rodríguez fue firme en sus planteos y reiteró ideas que ya habían sido expresadas por el rector y con las que los docentes del SCEAM discrepan.
El nuevo prorrector anunció que propone “tomar nota de la experiencia acumulada, realizar su valoración crítica, atender las visiones diversas que coexisten en la Udelar y dar respuesta a las demandas provenientes del conjunto de la sociedad”. Además, consideró que la extensión y el relacionamiento con el medio “no deberían ser patrimonio de un grupo cerrado de docentes sensibilizados en la cuestión”, sino que se trata de “una de las dimensiones de la docencia universitaria cotidiana”. Para lograr esa diversidad, indicó que es necesario “asumir la singularidad de los servicios y los territorios”, y entender que las distintas realidades de las universidades “constituyen una enorme oportunidad para construir diferentes modalidades de relacionamiento con el medio”.
La variedad
Estudio estival
La escuela de verano es organizada por la AUGM y los cursos serán dictados esta semana por docentes del PIM con el objetivo de problematizar sobre la práctica de la extensión. Según explicó una de sus coordinadoras, Delia Bianchi, a nivel teórico se trabajará en temas como integralidad, extensión crítica, metodologías participativas y construcción de la demanda. Los estudiantes realizarán prácticas en algunas zonas de intervención del PIM (Punta de Rieles, Villa García, barrio La Esperanza y asentamiento Las Cabañitas).
Los estudiantes estaban presentes en el lanzamiento y compartieron sus expectativas sobre el curso. “Compartir experiencias”, “reflexionar”, “llevarme experiencias, pero no todas las respuestas” fueron algunos de los comentarios de los estudiantes, que definieron a Uruguay como “la cuna de la extensión universitaria” y elogiaron la concepción que tiene la Udelar en el área.
Rodríguez marcó la necesidad de “no ir a una extensión monocorde ni de pensamiento único, sino a un modelo muy abierto, receptivo y variopinto”, que lo llevará a “encarar un proceso de descentralización” de las actividades del SCEAM, tanto en el diseño como en la ejecución de los distintos proyectos, desde los puntos de vista disciplinar y territorial. El prorrector dijo además que buscará mayor cercanía e inserción en los distintos servicios y disciplinas, y también con la enseñanza y la investigación. El jerarca explicó que entiende esa inserción como la necesidad de otorgar “la mayor amplitud” al concepto de “medio”, que “sin exclusiones” incluirá a “habitantes, comunidades, organizaciones sociales, empresas de diverso tipo y naturaleza”. Además, dijo que será necesario “aprender a ganar para la extensión al grueso de los docentes y estudiantes” y que eso supone “asumir la riqueza y la diversidad, y elegir un lenguaje inclusivo que no comunique ni proponga bajo una jerga irreconocible y unos códigos que sólo sean aptos para los iniciados”. “Si hasta hoy se nos tacha de ser un gueto, vamos a demostrar con hechos que no es esto lo que buscamos, porque no es lo que precisan la universidad y el país”, continuó.
Rodríguez opinó que la extensión “debe formar parte de la actividad curricular de los estudiantes” y que es necesario superar concepciones y prácticas que la asumen “como una tarea a llevarse a cabo por vocación, voluntariado, libre opción o por añadidura”. El jerarca anunció también que desde el prorrectorado se pretende “ayudar, facilitar y coordinar” las tareas de extensión en los servicios, y aseguró que no poseen la “vocación de ejercer su tutelaje”, en clara alusión a la gestión del anterior rectorado.
Fines y medios
El prorrector consideró además que “la universalización de la extensión y las actividades en el medio no debe ser “un fin en sí mismo”, sino que “adquiere su sentido y justificación social en tanto se desarrolle en forma paralela a un proceso de calificación académica de sus actividades”, por lo que reclamó el “examen crítico de sus resultados”. Rodríguez defendió la calidad de las intervenciones y sostuvo que para ello se requiere la “evaluación sistemática”, al tiempo que dijo que la Udelar debe “proponerse el desafío de acreditar las actividades de extensión que cumplan con estándares de calidad, por su nivel académico y su impacto en el medio”.
Además, Rodríguez consideró que la región “vive una realidad política inédita y compleja” que “poco tiene que ver con la de los años 60 o 70 o con la de los tiempos de la Reforma de Córdoba”, por lo que propuso “aceptar el desafío de releer y resignificar los documentos y los autores que fundaron y dieron sustrato teórico a la extensión universitaria, con ojos de hombres y mujeres del siglo XXI”.
En el lanzamiento también habló Tomassino, que como integrante de la Comisión Permanente de Extensión de la AUGM destacó lo hecho por la Udelar en los últimos años, si bien dijo que programas como el PIM son “hijos” de una concepción que la Udelar construyó años atrás, como la del programa Apex en el Cerro, para impulsar procesos de formación “distintos a los de dentro del aula”. Acerca del PIM, que actualmente actúa en cuatro territorios de la zona metropolitana, explicó que es un espacio en el que “se construye una forma distinta de formación universitaria” y también de la tarea docente, que se ve “desafiada”, según Tomassino.
El ex prorrector también defendió los Espacios de Formación Integral de la Udelar, que hicieron que muchos servicios de la universidad “hayan incorporado a la extensión en su cotidianidad”. Acerca del rol que debe jugar la extensión, consideró que sirve para “aprender todo el tiempo con otros” y para “buscar una sociedad distinta”, con un enfoque de derechos humanos, de defensa de la vida digna y que plantee la necesidad de “socializar el conocimiento pertinente”.