En el Paseo San Fernando, ubicado frente a la plaza principal de la ciudad de Maldonado, se colocó ayer una Marca de la Memoria que recuerda las violaciones a los derechos humanos perpetradas entre el 13 de junio de 1968 y el 28 de febrero de 1985. El Paseo alberga naranjos rebosantes de frutos. Viste de rosado, como queriendo olvidar aquellos años grises. Allí estará el Museo de la Memoria de Maldonado.

Durante la última dictadura cívico-militar, el edificio fue un centro de detención y tortura, dependencia del Organismo de Coordinación Antisubversiva (OCOA) 4. En medio de una catarata de abrazos y aplausos de los cerca de 200 participantes -ex presos políticos, familiares de desaparecidos, y autoridades de gobierno- se inauguró el sitio.

Con sus 83 años, a Alba Clavijo no le tembló la voz cuando contó al público su paso por el centro de detención. En el mismo patio donde se celebró el acto protocolar, Clavijo fue a parar con un grupo de detenidos encapuchados, entre ellos Liber Seregni. “En este hall conocí al teniente [Juan] Cirilo, riéndose cuando se llevaron a Seregni. Él fue quien más lo torturó”, denunció. Para Clavijo, “seremos más felices cuanta más memoria construyamos”. Alicia Martínez, integrante de Crysol Maldonado (asociación de ex presos y exiliados políticos), contó a la diaria que vivió la jornada “como un encuentro terrible entre la alegría y la tristeza”, tristeza por ver a “los viejitos empastillados para que la presión no se les detonara”.

El Museo de la Memoria es un proyecto que están trabajando desde hace ocho años Crysol y la Unidad de Derechos Humanos de la Intendencia Departamental de Maldonado (IDM). Se formó un grupo con integrantes de Crysol, ex presos políticos y profesionales, para reflexionar sobre qué museo querían. Pidieron que se realizara una investigación histórica sobre el pasado reciente del departamento, y trabajaron con docentes y estudiantes para sensibilizar a la sociedad en el tema. La pieza donde funcionó la sala de comando de la OCOA será la sala de interpretación del museo.

En el Paseo San Fernando funcionan las escuelas departamentales de Música, Danza, y Canto. “Por aquí pasan 2.000 adolescentes por día que no tienen ni idea que esto fue un centro de detención y tortura”, expresó María del Carmen Salazar, encargada de la Unidad de Derechos Humanos de la IDM. La funcionaria dijo a la diaria que con el cambio de gobierno departamental no “tiene ninguna certeza de lo que pasará con el proyecto”.