El cuerpo de las mujeres es el territorio donde se disputa una nueva guerra, o, quizá, la guerra más vieja de todas: la del control patriarcal. Una guerra íntima y pública, en apariencia invisible, que se sostiene y multiplica en medios e instituciones, en discursos simplistas, en la mesa dominguera y al parir. En los cuerpos femeninos se escriben las violencias machistas, se expresan signos de las relaciones desiguales de poder entre los géneros. La carne se marca para ejemplarizar: si te corrés de lo que debería ser-y-hacer una mujer, te mato; si te resistís, te mato; si te vas, te mato. Yo decido dónde acaba tu vida y la remato: en la cocina, en un bosque, frente a la puerta del liceo, en el bar donde trabajás como moza. Soy policía, soy funcionario del Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay, soy profesor, soy tu compañero de trabajo, tu sobrino, tu vecino, tu pareja, tu ex pareja. Es en esta batalla que se inscribe el grito “¡Ni una menos!”, la consigna elegida por periodistas argentinas para organizar, dos semanas atrás, una convocatoria por medio de las redes sociales.

Llaman a manifestarse el miércoles 3 ante el Congreso. Repudian los feminicidios cometidos en ese país y exigen la promulgación en todas las provincias de la Ley 26.485, de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, además de asegurar los recursos necesarios para cumplir con la normativa. Quieren garantizar que las víctimas puedan acceder a la Justicia, que cuenten con personal idóneo en cada comisaría y fiscalía donde presentar sus denuncias, y con patrocinio jurídico gratuito a lo largo de todo el proceso judicial. Piden la elaboración de un registro oficial único de víctimas de violencia contra las mujeres, y de estadísticas oficiales y actualizadas sobre feminicidios, además de garantizar educación sexual integral en todos los centros educativos, “para formar en la igualdad y en una vida libre de discriminación y violencia machista” e implementar el monitoreo electrónico de los victimarios para controlar que cumplen con medidas de restricción.

La antropóloga argentina Rita Segato se ha referido a la “pedagogía de la crueldad” como una operación “estructurante para todas las formas de explotación y rapiña que se montan encima de los cuerpos de las mujeres”. “Esta pedagogía de la crueldad sobre las mujeres es sostenida por los medios, la Policía y la política”, explicaba en una entrevista concedida al portal Uypress en ocasión de su visita a Uruguay en abril de 2014, en la que destacaba la “sutileza” de la violencia machista en Uruguay, exhortaba a analizar las formas crueles que ésta adquiere con el tiempo, y subrayaba que no sólo había que contabilizar las muertes, sino también el “grado de crueldad y ensañamiento” en estos casos.

Al menos 19 uruguayas fueron asesinadas por sus parejas o ex parejas en lo que va del año. Cuatro de estos casos fueron cometidos por policías, y el más reciente es el crimen de una joven de 18 años, acribillada en la puerta de la escuela Nº 45 de Fray Marcos, al este del departamento de Florida.

En el marco de la movilización convocada en Argentina, la Coordinadora de Feminismos de Uruguay decidió sumarse a la protesta, “porque el problema es el mismo”, dijo a la diaria Alicia Migliaro, vocera de la convocatoria. Aquí se agrega la consigna “¡Si tocan a una tocan a todas!” que utilizan Feministas en Alerta y en las Calles. “Nos movilizamos para mostrar que las muertes de mujeres por ser mujeres no son el problema de un país, [sino] que trascienden las fronteras nacionales, porque es un problema social, es un problema de todos y todas como sociedad”, añade la proclama a la que adhieren hasta ahora el movimiento feminista, la Secretaría de Género, Equidad y Diversidad del PIT-CNT, la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay, el Partido Socialista de los Trabajadores y el Partido Socialista. Además de la concentración montevideana en la plaza Independencia y la marcha desde allí hasta la plaza Libertad a las 19.00, habrá movilizaciones en Canelones, Maldonado, Colonia, Florida, Minas, Tacuarembó, Salto, San José, Paysandú, Cerro Largo, Flores, Durazno.

“La guerra toma nuevas formas y tiene su territorio en el cuerpo de las mujeres, bastidor en el que se tejen mensajes de violencia y se inscribe la pedagogía de la crueldad”, expresó Segato el viernes, entrevistada por el diario argentino Página 12, retomando conceptos de su libro La escritura en el cuerpo de las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez (Tinta Limón, 2013). “Día tras día vivimos en nuestros cuerpos la violencia, física y simbólica, de un sistema que nos oprime y nos pauta cómo deberíamos ser. Reafirmamos la importancia de reconocer nuestros cuerpos como territorio de lucha y de resistencia, de goce y de disfrute. Repudiamos toda forma de discriminación. Defendemos el derecho a la libertad”, expresa la Coordinadora de Feminismos local.

“Estamos acá porque nos queremos luchando contra la violencia machista en todas sus expresiones: física, psicológica, sexual, patrimonial, contra la trata y el tráfico de personas. Violencia machista que convierte nuestro hogar, y el hogar de nuestros hijos e hijas, en el sitio más peligroso que podamos imaginar”, dice la proclama. Y concluye: “Denunciamos la explotación sexual, el acoso callejero, el ciberacoso, el acoso laboral, la violencia en el noviazgo, caldo de cultivo de la expresión más cruda de la violencia machista: el feminicidio”.

Migliaro enfatiza: “No son casos aislados. Tienen que ver con la violencia estructural que vivimos día a día como mujeres y que adquiere su expresión extrema en los feminicidios”. “Salir a la calle forma parte de la respuesta feminista integral que queremos que exista ante esta problemática. Queremos politizar el tema, que las mujeres se puedan organizar y que no estén solas al momento de denunciar”, añadió.