Graciela Bianchi: La educación es un desastre. Los programas están mal, la infraestructura es un desastre y la formación docente anda para el orto.

Sebastián Sabini: Diputada, me parece que no corresponde que en la Comisión de Educación se adjetive de esta manera. En el resto de las comisiones uno entiende que se caguen a puteadas, pero acá no se debería hacer. Vamos a dejar de putear, por lo menos por un par de años.

Graciela Bianchi: A mí no me tuteás.

Sebastián Sabini: Pero si le hablé de usted.

Graciela Bianchi: Mirá, botija, acá el problema es que los guachos como vos han perdido el sentido del respeto por la autoridá. ¿Me entendés? Los gurises salen del liceo y son flor de burros, ¿me entendés? Porque no saben lo que es laburar. Así que aprendé a respetar. ¿Me entendés? Pará un cachito que voy a escribir un tuit en el teléfono. ¿“Avivar va b larga la primera vez, la segunda o la tercera?”.

Verónica Alonso: Diputada, escuchándola hablar me da la impresión de que se está equivocando en el manejo de su figura pública. Que destaque el hecho de que haya sido durante muchos años directora de un liceo me parece muy bueno, pero a veces, no sé cómo decir esto sin que suene hiriente, no se le nota.

Graciela Bianchi: ¿Hiriente va con hache? Me acordé tuyo el otro día, porque no me acordaba de cómo se escribía una palabra.

Verónica Alonso: A usted le iría mejor algo tipo Edgardo Novick. Poner el énfasis en su conocimiento de la calle, del hombre de barrio, de la cultura de boliche. Resaltar el hecho de que haya llegado al Parlamento proveniente de un hogar de nivel socioeducativo medio-bajo.

Graciela Bianchi: ¿Por el tema de que soy medio jaterra para hablar? Ah no, yo vengo de un hogar educado. Lo que pasa es que soy muy pasional y a veces pierdo la noción de las formas. ¿Se puede apagar el aire acondicionado? La calor está horrible acá adentro.