C: -Pss, hamburguesa. ¿Me oís? ¡Ey!
H: -Claro que te oigo. Si me gritás al lado no tengo otra opción.
C: -¿No te da lástima que probablemente me vaya con los próximos clientes y vos te quedes sola, acá, mientras se acerca tu fecha de vencimiento?
H: -No estés tan seguro.
C: -La gente me prefiere. ¿Viste que hay guerra de propagandas por mí? Hasta en este carrito, mirá la cartelería.
H: -No seas vanidoso. Acá porque es un barrio reo. Andá al yopin y contame.
C: -¿Y desde cuándo el yopin es un lugar selecto? Será caro, pero...
H: -Para vos cualquier cosa debería parecer demasiado selecta.
C: -Andá, ¿no ves que parecés una albóndiga a la que pisó un camión?
H: -Che, cuánta agresividad. ¿Qué te pasó, te metieron carne de perro y te cayó mal?
C: -Mejor de perro que de lombriz.
H: -No me digas que creés en ese mito urbano.
C: -Ya no sé en qué creer, mirá. Es todo muy confuso. Desde que cayó la cortina de hierro...
H: -No metas la política en esto.
C: -Es que no sé qué hacer con mi vida.
H: -La verdad, Cho, no entiendo por qué insistís con ese formato fálico. Típico machismo tercermundista.
C: -No es mi culpa que cuando me inventaron la única membrana disponible fuera la intestinal, tan cilíndrica.
H:- Sí, ya escuché ese verso: “Soy un producto de mi época...”.
C: -Al menos tengo membrana. Como todas las células.
H: -Si vos sos una célula, yo soy...
C: -Pará, no dije que yo fuera una célula. Soy chorizo, pero no salame.
H: -No serás, pero te parecés un poco a un salamín.
C: -Y sí. Pero escuchame: en este país no te conviene meterte conmigo. Soy un símbolo, como Obdulio Varela y la escuela laica.
H: -Serás, pero hay unos cuantos que me prefieren.
C: -Una manga de alienados por la propaganda del imperio.
H: -Ah, claro, porque a él lo inventaron los charrúas...
C: -Yo estoy con el pueblo, en los mediotanques de esquina.
H: -Y yo en los cumpleaños infantiles. En unas décadas nadie se acordará de vos.
C: -Tal vez, tal vez. Pero ahora que Tabaré se opone al TISA, no sé cuánto tiempo te queda para hacer de payaso Plimplim.
H: -No creas que es tan fácil liberarse de ciertas cosas.
C: -Preguntale a Evo.
H: -Otro machista.
C: -Y dale con el machismo. ¿No tenés más argumentos?
H: -Y encima negador. ¿Por qué no vas a terapia?
C: -No. ¿Te digo algo? Lo que preciso es compañía; algo más carnoso que un pan porteño.
H: -¿Qué decís?
C: -¿Sabés que estás para comerte en dos panes?
H: -Esto no es real. Es una pesadilla. No es real, no puede...
C: -Dale, vení que te hago un chorisnec.
H: -Antes me hago vegana, ordinario.
C: -Hacete lo que quieras, menos la fina, ¡terraja!
H: -¡Callejero!
C: -¡Burguesa!
H: -¡Plancha!
C: -¡A la plancha!
H: -¡Andá! A vos también te hacen a la plancha.
C: -Sí, pero mi marco natural es la parrilla.
H: -Tu marco natural es un chiquero. Porcino.
C: -¡Shhh...! Viene gente. Seguro que piden chorizos.
H: -¿Querés apostar? No tienen cara de...
Vendedor: -Hola, ¿qué van a llevar?
Gente: -Un chorizo y una hamburguesa.
C: -Ups. Creo que hasta aquí llegó nuestro interesante debate. Encantado de conocerte. Lástima que no me dieras bola.
H: -Una pena. La próxima vez lo pensaré.
C: -¿Sí? Nos vemos en el colector.
H: -Cerdo.