Yendo por la ruta 1 hacia el oeste y observando a lo lejos el tumulto de vehículos no quedaban dudas de que a la altura del kilómetro 54, en el departamento de San José, se encontraba uno de los puntos en los que los productores rurales habían resuelto encontrarse para reclamar. Al acercarse podían apreciarse con más claridad los casi 300 vehículos -por lo menos la mitad eran camionetas 4x4 o maquinaria agrícola- colocados en los costados y el medio de la ruta, rodeados por decenas de personas que enlentecían el tráfico. Un vendedor de banderas de Uruguay sobresalía con sus gritos en busca de clientes: mucha gente optó por manifestar portando esa bandera; también se veía alguna de los 33 Orientales.

Otros llevaban pancartas y banderas con mensajes: una señalaba que “el campo se cansó”, junto a otras que rezaban “rentabilidad o muerte” y “no nos toman más el pelo”. En un momento, de una gran camioneta Ford bajaron dos apicultores vestidos con sus trajes de trabajo, a pesar del calor, que iba en aumento a medida que se acercaba el mediodía y el sol apretaba. Los dos hombres comenzaron a desplegar una pancarta de la Sociedad Apícola Uruguaya, que se sumaba a “la defensa de la producción agropecuaria”.

Entre la gente que buscaba la sombra que sólo daban las columnas de alumbrado y algún vehículo, una mujer comentaba con un hombre que la concentración estaba “pacífica”, a lo que él respondió que eso era “porque hubo años buenos”, seguido de un “esperá a que haya crisis”. Continuaron comentando que el gobierno “hizo cualquier destrozo”, a pesar de que “agarraron los años buenos” para el país, y la mujer lamentó que en la televisión sólo se vean los tractores y las camionetas 4x4: de esa forma parecería que los que manifiestan “son todos ricos”.

Mientras de fondo sonaba una polca que era reproducida por parlantes ubicados en una camioneta con un pegotín de la campaña del actual intendente de San José, José Luis Falero, la mujer contaba que una de sus amigas es “fanática del FA” y que la acusa de ser “burguesa”, y se excusó diciendo que ella votó a los tres partidos que llegaron al gobierno en la historia de Uruguay. Dijo que votó al FA en 2004, cuando Tabaré Vázquez llegó por primera vez a la presidencia, y aclaró que en las últimas elecciones no lo votó porque “se fue al carajo de tanta gente que tiene ahí dentro [en alusión al gobierno]”. Su compañero de diálogo retrucó: “A éstos [por el FA] no los voté nunca ni los pienso votar”, y con respecto a casos como el de ANCAP, analizó que en el gobierno “están todos peleados y siempre terminan pagando los que trabajan”.

Voces

Mientras sostenía una bandera uruguaya, María Guillén, quien dijo trabajar en el agro y tener una empresa de fletes, contó a la diaria que concurrió a la movilización a raíz del último aumento en las tarifas de las empresas públicas, porque “el campo no aguanta más”. “Se nos había dicho que iban a bajar los combustibles, se nos había anunciado que iba a bajar la luz, y después de Año Nuevo tenemos la sorpresa de que la luz sube 10%”, se quejó. Insistió además en que en Uruguay se paga el combustible “más caro de la región”.

Guillén consideró que con los precios de las tarifas “se llegó a un punto desmedido” y dijo que “la situación de ANCAP” es un agravante: “Si están todos en el gobierno allí metidos, ¿todo el mundo la desconocía? Tuvimos el problema que tuvimos con Pluna, y ahora el de ANCAP es tres veces mayor”, advirtió. Agregó que hasta ahora “los uruguayos hemos sido muy pacíficos y nos hemos callado, pero ya no da más para aguantar”. En relación con su empresa de fletes, aseguró que cerca de la mitad del precio de cualquier traslado se lo lleva el pago de combustible, a lo que deben sumarse otros gastos de mantenimiento del vehículo; se quejó de lo poco que le queda de ganancia.

Freddy Madera, agricultor de San José, sostuvo que el aumento de tarifas fue “la chispa que detonó la mecha” y advirtió que “va a reventar la bomba”, porque “esto recién empieza”. “La gente de campo es muy tranquila, no se sabe agremiar, pero es como todo, llega un punto en que le duele”, señaló. Sin “dar pie a colores partidarios”, manifestó su desacuerdo con las políticas del gobierno y, en particular, se quejó de los precios del combustible y la electricidad, que, afirmó, es lo que más se consume en la agricultura. Madera consideró que hay “un Estado muy gordo” y “mucha plata que se está yendo para gente que no es que no se lo merezca, pero tiene que haber otra manera de funcionar, que no perjudique tanto al país, a la parte de producción”. “No es que uno se esté quejando porque no tenga una rentabilidad, el tema es que es muy caro producir y el tema del combustible es lo más caro que tenemos. Eso perjudica en toda la cadena, termina pagándolo Juan Pueblo”, afirmó.

Eduardo Pall y Fernando Pérez, que dijeron que no son productores y se acercaron a apoyar la causa, fueron bastante más duros con el gobierno. Pall dijo que el gobierno debería “dejar de robar”, en referencia a la situación de ANCAP, mientras que Pérez opinó que se debería “escuchar más a los de a pie” y que es preciso “volver a tener un país en serio”. Comparó las movilizaciones de ayer con el plebiscito de 1980 en contra de la dictadura y aseguró que “cuando la gente no da más sale a la calle” para expresarse. Pall consideró que el FA gobierna “para grupitos” y puso como ejemplo el acuerdo realizado con Venezuela por la exportación de lácteos y alimentos a ese país, por el que ANCAP canceló la deuda que tenía con la estatal venezolana PDVSA: “¿Cómo le va a vender productos a un pueblo que está fundido? Es una cosa que se cae de maduro”.

Los del gremio

Pese a que no todas las gremiales agropecuarias convocaron a las movilizaciones de ayer, la Asociación Rural del Uruguay, la Federación Rural, la Cámara Mercantil, la Cámara Nacional de Comercio y Servicios y la Cámara de Industrias emitieron un comunicado en el que se quejan de que el aumento en las tarifas va en contra de la competitividad de estos actores y plantean que, de continuar esta situación, es previsible una “retracción en la actividad productiva” del país. “Esperamos que nuestro gobierno demuestre un mayor grado de sensibilidad ante las consecuencias que desencadenaría para la economía en su conjunto, en particular para la estabilidad laboral y el ingreso de las familias uruguayas”, termina el comunicado.

Sobre tablas

Después de dar decenas de notas a medios de comunicación, Algorta, la cabeza visible de la organización de los cortes de rutas, se subió a un escenario formado por la zorra de un camión, y después de que sonara el Himno Nacional, leyó una proclama que se explayaba en los puntos sintetizados en los volantes que se entregaban a quienes pasaban en auto por la ruta. En nombre del “grupo de gurises” que comenzó a convocar la movilización días atrás en las redes sociales, Algorta dijo que el campo está “de pie y en emergencia”. Si bien reconoció que poco se puede hacer ante la coyuntura internacional, que los tiene “en aprietos”, afirmó que es posible hacer cosas a nivel nacional que actualmente “no se están haciendo” y que hacen que el gobierno “agrave” la situación de los productores agropecuarios.

Algorta se quejó de que el precio del barril de petróleo cayó de 115 a 30 dólares en los últimos 20 meses pero el precio del combustible no ha disminuido, y se preguntó si “los uruguayos estamos tapando el agujero de ANCAP”. También lamentó el aumento de las tarifas de UTE y dijo que eso encarece el uso de las máquinas de ordeñe, del tanque de frío, la incubación de pollos, las cámaras de frío y también de “la tele del vecino”. Reclamó que se tomen “medidas proteccionistas” para el sector hortícola y para combatir el abigeato. Además, se refirió a una deuda de 85 millones de dólares que el gobierno de Venezuela mantiene con el sector lácteo y de siete millones con los fasoneros de pollo, y responsabilizó al gobierno uruguayo por el atraso en los pagos. Sostuvo que la deuda en el sector lechero “aumenta la presión a la baja” del precio de la leche, que ya bajó 45% en el último año, dijo.

El convocante dijo que hay 15.000 productores agropecuarios menos y que 80.000 personas dejaron de vivir en el campo en los últimos diez años, lo que se sumó al cierre de industrias y el aumento de la tasa de desempleo, por lo que reclamó medidas al respecto. En concreto, exigen que se reconsideren los aumentos tarifarios, el ajuste del precio del combustible, el aumento del patrullaje rural nocturno y “que el Estado se apriete el cinturón, para aflojar el de la ciudadanía”. Cerró la oratoria planteando que “el campo se cansó”, y reclamó urgencia para atender sus reclamos.

Consultado por la diaria, Algorta evaluó exitosamente las convocatorias de corte de ruta, que también se produjeron en Canelones, Cerro Largo, Colonia, Durazno, Flores, Florida, Maldonado, Río Negro y Rivera. Según dijo, el éxito se debió a que “la gente quiere hablar y el campo quiere ser escuchado”, al tiempo que aclaró que su intención es que el gobierno uruguayo se haga cargo de la deuda de su par venezolano, “que aparezca la plata y que después vayan ellos a cobrarle a [Nicolás] Maduro”. Consultado sobre si este tipo de movilizaciones podrían ir en contra de generar instancias de diálogo con el gobierno, Algorta señaló que se trató de movilizaciones pacíficas, sin partidos políticos participando, cuyos convocantes no son siquiera gremialistas. “Si quieren hablar, después hablaremos. No importa lo que pase el día de mañana, hoy el campo ya ganó algo”, remató. Además, Algorta fue consultado por la prensa sobre su parentesco con el intendente de Maldonado, el nacionalista Enrique Antía, y dijo estar “orgulloso” de su familia porque gracias a ella se moviliza para que las cosas estén “mejor”.