Pocos lo recuerdan, pero el licenciado en Genética Ficticia Raúl Sendic supo ser vicepresidente de la República, en un período de la historia que no fue cubierto por el periodismo, ya que todos los recursos estuvieron puestos en seguir las andanzas de esta antigua promesa de la política.
Su renuncia fue celebrada como ese cambio del Maestro Tabárez que llega 15 minutos después de que cualquiera con un mínimo conocimiento de fútbol comentara en su casa que lo que hacía falta para voltear el resultado (o mantenerlo) era un cambio, pero los problemas no terminarían allí.
El Parlamento se encuentra dividido por el pedido realizado por Sendic un día después de su renuncia de que se le pague un subsidio por la tarea realizada. La oposición se opone, haciendo honor a su nombre, mientras que el Frente Amplio tiene... amplitud. “Es fundamental que Raúl tenga dinero en su bolsillo, así no tiene necesidad de hacer cosas”, dijo un frenteamplista que quiso identificarse, pero los nervios no se lo permitieron.