Un equipo de investigadores de la Facultad de Psicología de la Universidad de la República desarrolla desde 2013 el Inventario de Desarrollo Infantil (Indi), un instrumento que permite evaluar “la disposición para la escolarización” en niños de cuatro y cinco años que concurren a centros públicos de educación inicial. La evaluación la hacen las maestras en el contexto de aula y consiste en 55 indicadores para determinar el nivel de desarrollo infantil en cuatro dimensiones: el desarrollo cognitivo, el desarrollo motor, aspectos socioemocionales y la disposición hacia el aprendizaje.
El miércoles 22, el equipo de desarrollo Indi presentó sus avances en la aula magna de la Facultad de Psicología. Alejandro Vásquez, responsable del proyecto, mencionó que, en relación con otras herramientas de evaluación de desarrollo infantil, el Indi reúne “elementos novedosos por la parte socioemocional, y en la cognitiva incluye aspectos como el descentramiento y funcionamiento ejecutivo”. El descentramiento, uno de los aspectos a evaluar dentro del desarrollo cognitivo, apunta a medir la facilidad del niño para pensar “fuera del aquí y el ahora, pensar a futuro o en el otro, que es lo típico hasta los tres o cuatro años”, explicó el doctor en Psicología.
En 2015 y 2016 se hicieron dos estudios pilotos que permitieron validar la herramienta, y en 2017 se aplicó a aproximadamente 11.000 niños de 91 escuelas, distribuidas en 17 departamentos, 15% de la población total de cuatro y cinco años que concurre a centros públicos, lo que constituye una muestra representativa nacional. Vásquez destacó que la tasa de respuesta de las escuelas que participaron fue alta, de entre 90% y 95%, y consideró que las maestras son “buenas informantes”. El equipo sugiere que la evaluación se aplique después de que las maestras hayan compartido aproximadamente un mes con los niños, y que la aplicación del Indi no dure más de tres semanas.
Reportes automáticos
En la dimensión de desarrollo cognitivo se busca evaluar el lenguaje, las habilidades lógico-matemáticas, el descentramiento, el conocimiento general y el funcionamiento ejecutivo del niño, y eso se traduce en observaciones tales como: comprende un cuento breve, cuenta una historia apoyándose en imágenes o dibujos, reconoce números entre el uno y el diez, es capaz de escribir su nombre o palabras simples, sabe el día y momento del día en el que está, o es capaz de esperar turnos. Las respuestas van del 1 al 6 (1 es nunca y 6 es siempre). La dimensión del desarrollo motor evalúa la motricidad fina y gruesa del niño, con indicadores como si toma el lápiz adecuadamente, si se desplaza saltando en un pie y si logra hacer formas simples y complejas con plasticina. La tercera dimensión evalúa el desarrollo socioemocional y apunta a determinar si tiene conducta prosocial, el comportamiento internalizante (cuando el niño se aísla, permanece solo o está triste) y el comportamiento externalizante (que involucra los aspectos más agresivos, de desafío a las maestras, de frustración o enojo). Por último, la disposición para el aprendizaje evalúa la motivación del niño, la adaptación a las rutinas, la creatividad y los hábitos de cuidado personal.
Después de la evaluación, el Indi le entrega un reporte automático al maestro con los datos de cada niño. Maite Liz, otra de las integrantes del equipo de investigación, explicó que en estos reportes se genera un perfil de fortalezas y debilidades del niño y se presenta de forma accesible la evaluación del desarrollo, de forma que se interpreten los datos correctamente y se puedan implementar acciones preventivas a futuro.
A partir de las debilidades, el reporte genera perfiles y alarmas: “riesgo 1” cuando el niño tiene algunas capacidades en un nivel muy descendido (cuando se ubica entre los percentiles 0 y 5 en determinada dimensión), “riesgo 2” cuando tiene desempeño descendido (que corresponde a los niños que se ubican entre los percentiles 6 y 20), “acorde” cuando el niño tiene un desempeño esperado (se ubica entre los percentiles 21 y 80) y finalmente un perfil de “fortaleza”, cuando el niño tiene desempeños destacados (se ubica en percentiles mayores a 80).
El Indi genera también reportes grupales, que identifican las fortalezas (cuando 40% del grupo tiene desempeño destacado en una dimensión) o debilidades (cuando 30% del grupo tiene desempeño descendido en un área) del grupo, y se está terminando de trabajar en los reportes por centro de estudio y por jurisdicción, con destino principalmente a las direcciones de los centros y cargos inspectivos.
Construyendo el baremo
Vásquez explicó que los resultados de la muestra representativa nacional son los esperados en muchos casos, por ejemplo en cuanto al desarrollo cognitivo: “Hay muchos niños en un rendimiento medio y pocos con rendimientos altos o bajos”, lo que constituye “un panorama de distribución normal”, explicó el investigador. La primera muestra también confirma algo que no es novedad en la literatura: que el quintil al que pertenece el niño “juega un rol muy importante en el desarrollo cognitivo, en el aspecto motor y en el socioemocional; los niños de quintiles más bajos muestran más ansiedad y más comportamientos agresivos”.
Respecto del comportamiento externalizante, Vásquez mencionó que aproximadamente 6% de los niños tienen resultados “superiores a la media”, es decir que “la mayor parte del tiempo, muy frecuentemente o siempre muestran comportamientos de agresión, frustración o enojo en el aula”. Por otra parte, alrededor de 3,5% de los niños manifiestan un comportamiento internalizado, es decir que “pasan solos, están preocupados, aislados”. En ambos casos esos datos señalan que esos niños “están atravesando por algún problema”.
Tres años y universalizar
En su presentación, Vásquez apuntó que “se siguieron todos los pasos para que la herramienta se pueda universalizar”, lo que dependerá de una decisión del Consejo de Educación Inicial y Primaria (CEIP). Todo el desarrollo se produjo en acuerdo entre el equipo de investigación del Centro de Investigación Básica en Psicología de la Facultad con el CEIP, el Consejo Directivo Central de la Administración Nacional de Educación Pública y la Administración Nacional de Investigación e Innovación. Otra de las perspectivas, en el corto plazo, es profundizar en la aplicación de la herramienta a niños de tres años, proyecto que está en la etapa de experiencia piloto.