El Ministerio del Interior busca una solución para la ola de explosiones en cajeros automáticos. Se habló de colocar tinta dentro de la máquina para manchar los billetes y que queden inutilizables (salvo en transacciones con ciegos, por supuesto), e incluso de colocar cajeros en las seccionales de Policía, porque si hay algo que al uruguayo le gusta es retirar dinero mientras varios tipos que acaban de ser detenidos lo miran por encima del hombro. Pero lo que para una cartera es un fastidio, para otra es una bendición. El Ministerio de Economía y Finanzas cree que cuantos más cajeros revienten, más uruguayos estarían obligados a utilizar las tarjetas de crédito y de débito en sus transacciones. Tanto les conviene, que muchos sospechan que ellos mismos son los verdaderos pillos. “Se acostumbran al plastiquito y cumplen con el sueño del país bancarizado”, afirmó el Hombre de la Calle, encorvado al caminar.
El equipo económico negó las acusaciones, algo esperable de un equipo económico.