La renovación política uruguaya es tal que ante la cercanía de las elecciones (las elecciones SIEMPRE están cerca), comienza una danza de nombres para las candidaturas y una pregunta que los sobrevuela: ¿serán capaces de llegar con vida al final de su mandato? Desafiando las leyes de la naturaleza y cebando a periodistas progres del primer mundo, José Mujica volvió a manejarse como posible candidato a la presidencia del Frente Amplio, para traer más frases de cuadrito de feria y más decisiones tomadas con los pies. A propósito de este rumor, el periodismo se comunicó con Lucía Topolansky, quien dijo lo siguiente: “Yo no quiero, yo personalmente, la familia Mujica –que soy yo–, no quiero”. Esta declaración fue tomada por el pueblo uruguayo como una señal positiva, ya que es la primera vez en mucho tiempo que un vicepresidente (o vicepresidenta) habla y lo que dice está en sintonía con la mayoría de las personas. “Esperemos que no haya sido simple demagogia”, opinó el Hombre de la Calle mientras atravesaba el temporal.
Topolansky no quiere que Mujica sea candidato a presidente: después de tanto tiempo, un vicepresidente tiene una declaración popular
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