Una mesa redonda titulada “El papel de la investigación educativa en la transformación de la educación en nuestro país”, la conferencia “Investigación colaborativa”, de Horacio Itzcovich, de la Universidad Pedagógica de Argentina, y 42 presentaciones en 12 mesas temáticas conformaron el III Encuentro de Educación de la universidad Centro Latinoamericano de Economía Humana (Claeh). Se desarrolló el viernes 1º y el sábado 2 y puso “el foco en la investigación en educación desde los propios actores del hecho educativo”, comentó a la diaria Pablo Cayota, director del Programa de Educación del Claeh.
“Hay bastante tradición y acumulación de investigación sobre la educación, pero es menos proficua la investigación que se lleva a cabo desde los actores en relación con los fenómenos vinculados al aula y a los procesos de interacción entre la enseñanza y el aprendizaje. En ese marco es que el evento tiene como objetivo contribuir a producir conocimiento para que los actores del sistema puedan utilizarlo y transformarlo en políticas”, añadió Cayota.
“Aulas y centros educativos”, “Educación y tecnología”, “Evaluación”, “Enseñanza de las ciencias” y “Enseñanza de la lengua” fueron algunas de las mesas del encuentro. Los ponentes representaron a instituciones públicas, como la Universidad de la República, el Consejo de Formación en Educación (CFE), el Consejo de Educación Secundaria y el Consejo de Educación Inicial y Primaria, y privadas, como la Universidad Católica y el propio Claeh; todos presentaron sus investigaciones ya finalizadas o en proceso. Para elegir los trabajos se abrió un llamado público, y un comité académico seleccionó 40. “Todos los proyectos de investigación provienen de circunstancias o de problemas definidos, y se les busca solución, por eso es importante la investigación en educación”, enfatizó Cayota.
La temática fue muy diversa: “Hay temas vinculados a la repetición en la escuela, sobre la formación docente, hay varias propuestas del ISEF [Instituto Superior de Educación Física] que son muy interesantes, porque aunque se trata de los que están más fuera de los centros educativos, hay trabajos muy interesantes sobre cómo se enseña y sobre su formación”, detalló. Considera que la diversidad temática y de centros representados es “importante, porque acá interesa el intercambio, estamos vinculando gente que está haciendo investigación desde realidades micro pero que les permite vincularse con áreas y temáticas afines, con un hondo contenido complementario”.
Más en detalle
Varias mesas se sucedieron en el encuentro, por el que pasó un centenar de personas. Una de ellas estuvo a cargo de las maestras Evangelina Méndez, Verónica Habiaga y Noelia Campos, del CFE, denominada “¿Qué hacemos en las escuelas para que los niños de primer año no repitan? Una investigación en educación sobre las alternativas pedagógicas a la repetición escolar”. Una de las conclusiones a las que llegaron las maestras fue que “los docentes no se reconocen como generadores de prácticas, no visualizan todo lo que ellos hacen para estimular las alternativas a la repetición”. Asimismo, mencionaron algunas de las medidas alternativas que observaron en cuatro escuelas de Canelones en las que se concentró su trabajo de campo: destacaron entre ellas las adaptaciones curriculares que hace un docente para trabajar con un estudiante en particular, la detección de dificultades y su correspondiente derivación a especialista, la coordinación con otros maestros de apoyo, y las entrevistas con las familias que hacen los docentes con el fin de orientarlas “en las necesidades de diagnóstico, seguimiento, estimulación y trabajo conjunto con [las] maestras para poder estimular a los niños”.
Una de las intervenciones en la mesa “Educación y tecnología” estuvo a cargo de la profesora de Literatura Valeria Rodríguez y se tituló “La hermandad digital en el aula: el uso del celular en el aula y sus posibilidades de integración a las prácticas educativas”. La docente permitió el uso del celular en clase: “La integración del teléfono celular, con todas sus posibilidades de conectividad y de ampliación del espacio del aula nos permite diseñar un entorno de aprendizaje en el que la tecnología funcione como una herramienta de acompañamiento e integración de ellos mismos en el entorno, una manera de movilizar al sujeto para que se apropie de su aprendizaje y de los elementos culturales que implica”, sostuvo.
Llevó a cabo la investigación en su aula de Literatura, donde 25 de los 27 estudiantes tenían smartphone. La profesora considera que “es imprescindible” incorporar este tipo de estrategias con herramientas tecnológicas “para acompañar a nuestros estudiantes y apoyarlos a la hora de generar sus propios criterios y sus propias búsquedas, y no abandonarlos a la soledad de la tecnología, al vacío y alienación que implica usarla sin cabeza, sin sentido, sin destino”.