La posibilidad política de crear una Universidad de la Educación (Uned) que dé estatus universitario a la formación de los docentes revivió, cuando al inicio de la gestión de Tabaré Vázquez parecía que quedaría para otro momento. Después de que al final de la legislatura anterior la iniciativa naufragara en el Parlamento por el desacuerdo para dotar al organismo de autonomía y cogobierno, las declaraciones de las nuevas autoridades del Ministerio de Educación y Cultura (MEC) apuntaron a evitar la creación de la Uned en el actual período. Sin embargo, el cambio de autoridades en el MEC, con la salida del ex subsecretario Fernando Filgueira, colocó en su lugar a Edith Moraes, quien al frente del Consejo de Formación en Educación (CFE) había encabezado los intentos de transformación universitaria en el período de gobierno anterior. Fue después de ese cambio de autoridades que la posibilidad de reflotar la creación de la Uned volvió a tomar fuerza a nivel político.

En 2015, el CFE, ubicado dentro de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), comenzó a transitar por un proceso de transformación institucional y académico, que buscó acercar a la institución a una forma de funcionamiento universitaria, independientemente de la creación de la Uned. Según explicó a la diaria el presidente del Consejo Directivo Central (Codicen) de la ANEP, Wilson Netto, el proceso de transformación que impulsa el CFE y la decisión política de buscar la creación de la Uned son procesos que van por carriles paralelos.

Netto señaló que ahora la creación de la Uned vuelve a ponerse sobre la mesa, y “se hace imperioso por el bien de la sociedad entender que la formación docente debe tener un carácter universitario”. De lo contrario, para el jerarca se convierte en “una falta de respeto hacia los propios docentes”, al tiempo que lamentó que por momentos las discusiones sobre educación se den en ámbitos que dejan por fuera a los maestros y profesores. En su opinión, “no tiene sentido que en Uruguay se siga dilatando que los docentes tengan una titulación universitaria”, principalmente a causa de “los tiempos de formación, la estructura, y por la dedicación posterior” que exige la tarea. Entiende que el hecho de que a nivel político se abra esa oportunidad implicaría un mayor respeto hacia la profesión.

Vuelta a clases

En este contexto, el viernes el CFE dio la bienvenida a parte de los estudiantes que comenzarán sus carreras este año y organizó una conferencia a cargo de Paula Pogré, investigadora y docente argentina que está acompañando la transformación de la institución. La directora del CFE, Ana Lopater, aprovechó la ocasión para señalar que se espera que el proceso de transformación institucional y académico que se impulsa incida favorablemente en la adquisición de estatus universitario. Lopater explicó que se aprobó un documento general con los lineamientos que se pretenden aplicar y que ahora está a consideración de las distintas comisiones de carrera para que lo apliquen en cada caso, ya que el CFE tiene a su cargo varias ofertas curriculares. La jerarca dejó claro que la transformación que se busca va más allá del cambio de los planes de estudio, y señaló que si no se logran cambios en la cultura institucional, “es difícil que los cambios impacten”. Entonces, llamó a “abrir la cabeza” para poder cuestionar “ideas que están muy afincadas” y destacó la necesidad del trabajo colectivo. En esa línea, la integrante del Codicen Margarita Luaces señaló que el país necesita lograr “una educación para todos, inclusiva y de calidad”, y sostuvo que “los cambios se producen desde adentro” y no se logran transformaciones únicamente “desde el papel”.

Pogré consideró que el desafío de lograr una educación inclusiva se vuelve especialmente complejo cuando quienes actualmente son los encargados de formar a las personas fueron formados en un sistema que no tenía una mirada inclusiva de la educación. Además de lograr una real inclusión, la académica marcó la necesidad de no renunciar a la calidad educativa, más allá de que el concepto debería resignificarse. Para hacerlo, propuso que la calidad hable de la relevancia de la educación que se brinda, y que al mismo tiempo tenga sentido para quienes la reciben. En sus palabras, “hay que darle sentido a la educación para que sirva para algo”.

Cambios varios

Para Pogré, transformar el currículo de cualquier institución educativa implica transformar la vida cotidiana de los centros educativos en los que se imparte. Por lo tanto, sostuvo que si el cambio no se genera en diálogo con la vida cotidiana de la institución, no se va a transformar la propuesta educativa. La investigadora contó los desafíos que incluye la propuesta de cambios que se discute para las carreras del CFE, y mencionó la necesidad de facilitar el tránsito entre carreras para que los estudiantes puedan cambiarse sin necesidad de comenzar de cero, algo a lo que la creditización de los cursos puede ayudar. También dijo que es fundamental superar la fragmentación de contenidos, porque “la cultura del zapping” se instaló antes en las instituciones educativas que en la televisión. En este sentido, reclamó la necesidad de “dedicar tiempo para la profundidad de la relación con el conocimiento”.

La docente también sostuvo que se necesita incorporar la investigación y la extensión a las tareas de los docentes y estudiantes del CFE, al tiempo que planteó que hay que “pensar otras maneras de aprender, enseñar y evaluar”. En suma, propuso dejar de preguntarse qué hay que enseñarle al que se va a formar y empezar a interrogarse sobre qué tiene que comprender el que se está formando. Además, dijo que es necesario entender la profesión docente como colectiva y dejar de concebirla individualmente, y llamó a “tocar las relaciones en el vínculo saber-poder”. “El saber da poder, y repensar la relación con el saber implica repensar relaciones de poder”, resumió. Pogré habló de tres dimensiones de la participación estudiantil a las que hay que considerar: la participación en el gobierno institucional, la acción comunicativa dentro del aula y la participación en la organización y gestión de la clase. Al mismo tiempo, de acuerdo a otras experiencias de América Latina, la académica señaló que se pueden lograr transformaciones si se deja de mirar únicamente hacia adentro de la institución que se busca reformar.

En una línea similar, Netto destacó que la profesión docente no se trata únicamente de desarrollar educación o dar clases, sino que ello debe hacerse “con un sentido social, del desarrollo de la sociedad en su conjunto”. Para el jerarca, la educación impacta en todas las dimensiones de una sociedad y no puede pensarse como algo aislado. Netto destacó el tiempo que se está tomando la discusión de la propuesta de cambios en el CFE. “Hay quienes preguntan por qué rápidamente en esta nueva administración no se sustituye el Plan 2008. Porque no es sólo un cambio de plan, es un cambio de organización, de visión, un cambio del lugar del docente en la sociedad, pero eso tiene que ser en paralelo con lo que está haciendo el resto del sistema, en inicial, primaria y media, tanto UTU como secundaria”, resumió.