Luisa Ortega Díaz, fiscal nacional de Venezuela, era hasta hace poco considerada una aliada del gobierno. Pero la situación cambió radicalmente cuando se manifestó en contra de la propuesta del presidente Nicolás Maduro de instaurar una Asamblea Constituyente. Ayer se supo que el gobierno congeló las cuentas de la magistrada y le prohibió salir del país. Maduro declaró que esta medida “forma parte de la estrategia de la República Bolivariana de Venezuela y su pueblo, que consiste en tomar las cosas malas de la Revolución Cubana y desechar las buenas. Tildar de traidor a cualquier aliado que haga críticas es una práctica muy común en los regímenes comunistas, y por eso lo hacemos. La parte de asegurar una buena cobertura de salud para toda la población, en cambio, es el tipo de medidas que no podemos implementar, porque en ese caso no seríamos otra cosa que una copia de la Revolución Cubana, y nosotros pretendemos emprender nuestro propio camino”. Si bien el mandatario sigue afirmando que el gobierno está “unido y en pie de guerra”, los casos de personas y movimientos que, tal como hizo Ortega Díaz, se distancian de Maduro, son cada vez más frecuentes. El último episodio se conoció sobre la noche de ayer. Se trata del pajarito que encarna el espíritu de Hugo Chávez, y que según el propio Maduro, apareció un día sobrevolando su cabeza. Ayer el mandatario aseguró: “Anoche tuve una visita muy desagradable. Un pajarico de cuerpo pequeñín, pero más pequeño aun de alma, que alguna vez encarnó el espíritu del comandante Hugo Chávez, se posó en la ventana de mi dormitorio para decirme que yo estaba loco y no quería saber más nada con mi gobierno. Asco me dio. Asco. A mí me gustaría saber cuánto alpiste le dio la CIA a este plumífero traidorzuelo para que se dé vuelta de esta manera. Ustedes, señores periodistas, que investigan tanto al gobierno, ¿por qué no van a investigar a Luis Almagro, que seguro tiene la casa llena de plumas de este despreciable espécimen de ave carroñera?”.