“Hola, deme tres chasquis de pasta base, y ya que estamos, llevo también un antibiótico para la garganta y un protector gástrico para el principio de úlcera”. La escena parece sacada de una película apocalíptica del tipo Mad Max, en la que la Biblia convive con el calefón. Pero no, podría ser una situación cotidiana en muchas esquinas de nuestra Montevideo actual si prospera la iniciativa de la Unión de Expendedores de Sustancias Psicoactivas por Fuera del Marco Regulatorio (UESPPDMR, sigla que obviamente consideraron que estaba buena cuando aún estaban bajo los afectos de alguna sustancia). “Nos parece que si vendiéramos medicamentos a precios accesibles en las bocas de expendio de drogas ayudaríamos a combatir al crimen organizado de los laboratorios y las farmacias”, dijo un narcotraficante al menudeo que prefirió no identificarse porque está por dar el salto al comercio al por mayor. “Hay compañeros que incluso quieren vender pasta de dientes paraguaya como forma de controlar a las dos empresas que dominan el mercado”, sostuvo. Ojalá.