Sin medallas pero con muchas anécdotas y aprendizajes, volvieron los cuatro estudiantes que representaron al país en la última Olimpíada Internacional de Química (IChO, por su acrónimo en inglés), que se llevó a cabo en Tailandia. En una competencia que reunía delegaciones de 76 países, los uruguayos iban con la expectativa de aprender del proceso y disfrutarlo.

Franco Castro, de 16 años, explicó a la diaria que “le va mejor al que resuelve los problemas más rápido, porque si bien era difícil, la prueba teórica en particular era muy larga, a pesar de que había cinco horas para hacerla. Tenía 11 problemas con varios ejercicios cada uno”. La prueba teórica tenía 52 páginas. Sofía Medina, también de 16 años, encontró las pruebas –que le parecieron “eternas”– muy parecidas a las que había practicado con el equipo de la Facultad de Química de la Universidad de la República que se encarga de organizar la Olimpíada Nacional y preparar a la delegación que representa al país en la competencia internacional.

Castro y Medina, junto con Josefina Pereyra (17 años) y Florencia Menéndez (18 años), se enfrentaron además al práctico, que también duró cinco horas. Constó de tres módulos que los estudiantes pudieron desarrollar gracias al entrenamiento que habían tenido durante los meses previos al encuentro.

Los participantes concordaron en que la clave del éxito de los demás competidores estuvo en el tiempo de preparación: “Nosotros en el laboratorio empezamos recién este año; todo el conocimiento para hacer esto lo adquirimos en este tiempo, nomás”, comentó Castro. Medina aseguró que “el tiempo jugó en contra, porque se empezó a practicar en mayo y había que subir bastante el nivel de conocimiento en unos meses”. “Nos faltó entrenamiento. Te das cuenta de que los chinos no estudian un mes antes, sino mucho más tiempo, tienen otra preparación; nosotros igual le pusimos todas las ganas”, agregó.

Más allá de los días de competencia, los uruguayos lograron conocer parte del país asiático y compartir experiencias con otros estudiantes latinoamericanos. “Todos los días teníamos actividades, nos llevaban a todos lados, nos hacíamos amigos, y [la organización de la Olimpíada] nos llevaba a hacer turismo”, comentó Castro. Junto con un guía local que los acompañaba en sus recorridos, la delegación sudamericana logró conocer Tailandia, “sus templos, palacios, ruinas, algo que no tiene nada que ver con Uruguay; es una cultura de miles y miles de años”, aclaró Medina.

El siguiente paso para los uruguayos es prepararse en las próximas semanas para la prueba clasificatoria a las Olimpíadas Iberoamericanas, que se celebrarán en octubre en Perú. Medina no duda en empezar a estudiar y llegar a la próxima competencia internacional: “Nosotros cuatro nos vamos a presentar porque nos hicimos amigos de otros estudiantes latinoamericanos y queremos volver a verlos”. Castro también tiene la idea de participar para reencontrarse con los nuevos amigos: “Ahora queremos que sean las Iberoamericanas, para ver a la gente de vuelta”.