El 31 de agosto despegará desde Nuevo México, en Estados Unidos, un globo de gran altitud que se elevará más de 30 kilómetros hasta llegar a temperaturas extremas para poner a prueba 160 cubos de 4 centímetros de lado que contienen experimentos de todas partes del mundo. Un par llevará la bandera uruguaya: uno con semillas de lechuga y quinoa y otro con embriones de pez anual.

Santiago Palomeque, Sebastián Muniz, Jorge Motta, Gastón Dieguez, María Eugenia Biagi, Carolina Arias, Stephen Núñez y Juliana Silva, estudiantes del bachillerato del liceo 2 de Barros Blancos, son el equipo de estudiantes que, junto con el docente Daniel Gastelú, participan en programa Cubes in Space de idoodledu Inc., en colaboración con la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio de Estados Unidos (NASA, por sus siglas en inglés).

Luego de mucha ponderación, los estudiantes se decidieron por dos líneas de investigación; una sobre semillas, influenciados por la presencia en el barrio del Instituto Nacional de Semillas (Inase), adonde los jóvenes iban y consultaban a especialistas sobre el experimento. La decisión final fue mandar en uno de los cubos semillas de lechuga y de quinoa, porque son de tamaño pequeño, pueden ser alimento de humanos y de animales y se pueden cultivar “en diferentes sustratos, incluyendo tierra e hidroponia”, según explican en el proyecto. Ambas semillas irán en dos partidas, una con humedad ambiente y otra con un proceso de secado.

Otro cubo contendrá embriones avanzados en su desarrollo de pez anual, una especie autóctona uruguaya. Para desarrollar esta investigación los estudiantes empezaron a trabajar junto con la sección Biología Celular de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República. La particularidad de esta especie es que logra sobrevivir en las lagunas de Rocha durante el verano, cuando llega la sequía. El objetivo de enviar una muestra al espacio es evaluar su resistencia a las condiciones de la estratósfera. Hay tres muestras de cada experimento: la que viajará al espacio, una que acompañará el trayecto pero que no se elevará (de esta forma se puede comprobar si el viaje de Uruguay a Estados Unidos también afecta la muestra) y una tercera que se quedará en el país, como testigo para analizar las diferencias.

“El proceso de redactar la propuesta, en inglés, se les puede atribuir plenamente a los chiquilines; también el contacto con los lugares donde están trabajando y colaborando [como el Inase y la Facultad de Ciencias], porque ellos no tienen infraestructura para el desarrollo en un nivel científico, esto se construye con herramientas que están más allá del marco de un laboratorio liceal, que también colabora”, señaló Gastelú, docente de Astronomía que acompaña a los estudiantes en el proceso.

El docente aseguró a la diaria que esperan la muestra de vuelta en la primera quincena de setiembre y destacó el papel que jugó el Ministerio de Relaciones Exteriores para asegurar la llegada en tiempo y forma de los cubos, cuyo contenido se entiende como “material biológico” y no puede ser enviado por correo.

El docente explicó las dos modalidades que presentaba esta experiencia: “Hay dos misiones, una que va en cohete y otra que va en un globo; nosotros vamos en la segunda. Los cohetes van a una altitud determinada y después retornan al suelo. No cumplen una órbita alrededor de la Tierra; tienen una trayectoria que somete a los experimentos que estén dentro de esa plataforma a las condiciones del lanzamiento de un cohete, que son gran aceleración, cambios bruscos de temperatura y después descenso y recuperación. Sin embargo, las misiones por globo son más pacíficas en su desarrollo y se extienden por más tiempo. Un cohete capaz que está de 20 a 40 minutos en ejercicio de la misión, pero un globo de gran altitud puede estar de 18 a 24 horas en su cronología de emisión”.

Esta experiencia, que según Gastelú combina los aprendizajes por problema, por proyecto y por investigación, es de gran riqueza para los estudiantes: “Uno deposita esperanzas en que esta actividad transforme la manera en que los chiquilines ven las cosas, la manera en que se vinculan entre ellos y con la comunidad, salir a otros lugares y conversar fuera de las paredes del liceo. Eso ya es un retorno suficiente para la actividad”.

Cubos espaciales

Cubes in Space invita anualmente a estudiantes de entre 11 y 18 años a participar en experimentos en el área de ciencia, tecnología, ingeniería, arte y matemática. Se puede participar desde entornos de educación formal e informal preparando un diseño de experimento. Este programa, que se desarrolla desde 2014, ya ha llevado a cabo casi 400 experimentos, juntando a más de 20.000 estudiantes de 39 países.