El domingo Corea del Norte detonó en su territorio una bomba nuclear que, según el gobierno, tiene una potencia de entre 80 y 100 kilotones, algo que causó preocupación en Japón, en Europa y, sobre todo, en Estados Unidos. Un editorial de un periódico estadounidense rezaba ayer: “La política norcoreana demuestra que nuestro país está en una situación sumamente delicada. Tenemos un presidente que desde hace años viene alertándonos sobre la amenaza que representan los mexicanos y los musulmanes, y ahora resulta que son los coreanos los que están a punto de destruirnos. Todos sabíamos que Donald Trump era un psicópata, pero ahora se está revelando también como un incapaz”.

No obstante, ayer se conoció una noticia que disparó alarmas mucho más fuertes que cualquier ensayo del régimen de Kim Jong-un. El periódico The New York Times publicó un artículo según el cual los supuestos “ensayos nucleares” de Corea del Norte fueron en realidad “intentos de destruir el mundo que salieron mal”. El artículo afirma que “el misil balístico arrojado el martes, que sobrevoló suelo japonés y se estrelló en el Mar de Japón, tenía las coordenadas de Seúl. El problema es que los sistemas de navegación de los misiles norcoreanos no son del todo efectivos. Lo más probable es que se haya desviado por algún tipo de falla técnica”.

Por otra parte, la bomba que Pyongyang hizo detonar el domingo en una zona montañosa de Corea del Norte habría tenido a Washington como destino original. El periódico estadounidense asegura que si fuera por Jong-Un, “todo Occidente, Corea del Sur, Japón y hasta China estarían en ruinas e inmersos en una gigantesca nube radiactiva”. De hecho, fuentes del Departamento de Estado estadounidense consideran que la solución más probable a esta crisis sería “que alguno de los misiles norcoreanos se desviara tanto que terminara destruyendo Pyongyang”, algo que consideran “no del todo improbable”.