Hoy y mañana se desarrollará en Lima, Perú, una reunión latinoamericana preparatoria de la segunda Conferencia de las Partes en el Convenio de Minamata sobre el Mercurio, que se desarrollará del 19 al 23 de noviembre en Suiza. Ese convenio internacional, que rige desde 2017, apunta a proteger la salud humana y el ambiente de los efectos adversos de ese metal pesado.

La región de América Latina y el Caribe tiene a consideración una declaración para exhortar a que se deje de utilizar las amalgamas dentales, que contienen mercurio. Fue elaborada por una veintena de organizaciones regionales, y los firmantes de Uruguay fueron María Isabel Cárcamo, coordinadora de la Red de Acción en Plaguicidas y sus Alternativas para América Latina (RAPAL-Uruguay); los odontólogos Claudia Becerra y Carlos Schweizer; los médicos Nieves Hernández y Gabriel Bermúdez; y el biólogo Andrés Carvajales, consultor de la Dirección Nacional de Medio Ambiente. El texto señala que en 1991 la Organización Mundial de la Salud confirmó que “el mercurio presente en la amalgama dental es la fuente no industrial más importante de emisión de vapor de mercurio” y detalla que en 2015, a nivel mundial, “los dentistas utilizaron entre 226 y 322 toneladas métricas de mercurio”, lo que equivale a casi 20% del uso mundial de ese elemento en productos. Preocupan el impacto en la salud de las personas a las que se aplica la amalgama, y el efecto contaminante de su manipulación y posterior desecho.

La declaración menciona que Suecia y Noruega prohibieron el uso de amalgamas dentales, y que se establecieron restricciones en Japón, Finlandia, Dinamarca, Países Bajos, Alemania y Singapur. La Unión Europea prohibió, a mediados de 2018, su utilización en niños, embarazadas y mujeres que estén amamantando, y propuso eliminarlas totalmente en 2020. Pero dejar de utilizarlas no es por ahora una opción en África, Asia y América Latina, donde se busca por ahora una disminución. Por eso, los asistentes a la reunión de Lima intentarán que se apoye la declaración que presentará África, para eliminar en 2022 el uso de amalgama dental en niños y en mujeres en edad de procrear.

Según informó Cárcamo a la diaria, en Uruguay no se están utilizando amalgamas; de hecho, la Facultad de Odontología de la Universidad de la República eliminó, en 2013, la enseñanza práctica y clínica de su uso, y sólo se mantiene a nivel teórico, incluyendo características del material, indicaciones y riesgos de su uso, así como protocolos para reparaciones y remociones. Pero según Cárcamo eso no alcanza, y lo deseable es que el Ministerio de Salud Pública se pronuncie expresamente en contra del uso de amalgamas, al menos en niños y embarazadas.