Hace un año, la noticia causó conmoción: Vivian Trías, el histórico dirigente del Partido Socialista uruguayo, había estado vinculado al StB, el servicio secreto checo. El descubrimiento había llegado vía dos blogueros e investigadores de orientación anticomunista, el checo Vladimir Petrilák y el brasileño Mauro Abranches Kraenski. El tema se convirtió en asunto de debate en varios medios, incluida la diaria, donde se publicaron artículos del profesor Fernando López D’Alessandro, varias notas de opinión y un avance de la investigación que llevan a cabo el historiador checo Michal Zourek y su colega uruguayo Aldo Marchesi.

En estos días, el Grupo de Estudios Interdisciplinarios del Pasado Reciente (Geipar) de la Universidad de la República, que Marchesi integra, decidió subir a su sitio web, en la sección “Documentos históricos”, todos los documentos escritos por Trías que se conservan en los archivos checos. El motivo, según se explica allí, es el interés público que despertaron. Es una decisión peculiar, ya que en muchos casos los historiadores prefieren presentar ese tipo de material de forma más contextualizada. “Sí, es cierto que en los trabajos históricos terminados las fuentes se presentan de una manera contextualizada, pero eso no es contradictorio con que el público tenga acceso a la información básica con la que se hace la historia”, explicó Marchesi.

“En el Geipar hemos tenido una política de difundir diferentes archivos a los que el público no tiene acceso. Hace varios años fuimos al National Archive de Estados Unidos y digitalizamos los documentos del Departamento de Estado de los 60 y los 70 que estaban abiertos. La publicación de estos documentos va en la misma dirección. Se ha hablado mucho en la prensa, pero son pocos los que se han aproximado a los documentos. Acá hay un camino, tal vez limitado, porque es sólo una parte de la colección, la que está en español. La mayoría del archivo está en checo. También en algunos medios de prensa se hicieron acusaciones acerca del lugar de los historiadores profesionales en este debate. Decían que se quería silenciar este asunto. Acá hay una muestra de que vamos en la dirección contraria”, dijo Marchesi.

Mientras tanto, el trabajo que lleva adelante junto con Zourek sigue en marcha: “Es una investigación difícil. Al primer problema, el del idioma, que hemos podido resolver por este trabajo conjunto, se suman otros adicionales. La constatación de que lo que se dice en el archivo de la StB sea verdad es difícil de comprobar por varios motivos. Varios de los involucrados están muertos o en duras condiciones de salud, lo que limita la posibilidad de que ofrezcan testimonio. Otros niegan las tareas de las que se dice que participaron en los archivos. Por último, hemos encontrado contradicciones en el propio archivo en el que los oficiales checos envían informaciones a sus autoridades, que omiten o deforman realidades muy evidentes. Por ejemplo, mientras que Trías tiene un posicionamiento muy crítico frente a la invasión soviética, los oficiales a su cargo que están en Uruguay apenas mencionan ese asunto a sus autoridades. Es muy difícil hacer una historia a partir de un solo archivo. Todo archivo es una construcción de la realidad histórica que necesita ser interpelado a partir de otras fuentes, pero dada la característica secreta y confidencial de la actividad de este archivo, esto se vuelve particularmente complicado”.

Los investigadores están buscando fondos para ampliar la colección digital con la traducción de los documentos checos.

¿Qué está en disputa cuando se revisa este aspecto del trabajo y la biografía de Trías? Según Marchesi, “muy poco en relación con sus posicionamientos políticos e intelectuales”. “Estos son meridianamente transparentes tanto en su vida pública como en sus comunicaciones con la StB. En estos meses se ha hablado mucho de la apuesta de Trías a los militares nacionalistas durante los 70 en Argentina. Los archivos checos no proveen nada nuevo en relación con esto. Por ejemplo, en 1980 Nueva Sociedad publicó un artículo en el que Trías reafirmaba la idea de que los militares eran una pieza clave de los procesos de cambio en América Latina. Por otra parte, hasta ahora ha sido difícil encontrar alguna influencia directriz en lo intelectual o político por parte de los checos sobre Trías. Seguimos pensando que el trabajo de Trías con los checos parece más una colaboración que una relación jerárquica. Pero seguimos investigando y estamos abiertos a otras posibilidades. Las preguntas más interesantes tienen que ver con el problema del financiamiento de la militancia política e intelectual de una izquierda que reivindica el latinoamericanismo, que intentó distanciarse del discurso bipolar en el contexto de la Guerra Fría, pero que tiene dificultades de sobrevivencia en el contexto de radicalización de la Guerra Fría latinoamericana en los 60. Así como hoy se habla del financiamiento de las organizaciones políticas, este tema también era relevante en esa década, sobre todo para una organización como el Partido Socialista, que estaba bastante débil, ya que había roto sus vínculos con la Internacional Socialista a principios de la década, y que había sufrido una serie de conflictos internos. Ademas, Trías es uno de los tantos intelectuales y divulgadores de perspectivas terceristas, que ya a mediados de los 60 se van erosionando por el gradual acercamiento de Cuba a la URSS. Mientras que los académicos que se incorporaban a la modernización académica occidental liderada por Estados Unidos tenían caminos claros y recursos disponibles, aquellos que buscaban otro tipo de geografía de reconocimiento intelectual tenían dificultades para su proyección. Pensamos que la colaboración entre Trías y el StB ayuda a pensar estos asuntos”, explicó Marchesi.