El presidente electo de Brasil, Jair Bolsonaro, declaró en una entrevista a un periódico israelí que ve con buenos ojos la posibilidad de trasladar la embajada de su país a Jerusalén, algo que ya había sugerido durante la campaña electoral. El ultraderechista dijo estar interesado en reforzar los vínculos con Israel: “Nosotros podemos venderles armas y materias primas, y ellos pueden asesorarnos en materia de seguridad y también en cómo defendernos ante el mundo de las acusaciones de impulsar un régimen de apartheid”. El gobierno israelí celebró las declaraciones de Bolsonaro, ya que si concreta el traslado, se trataría del segundo país relevante a nivel global, después de Estados Unidos, que accede a instalar su embajada en Jerusalén. “Recolectar el apoyo de líderes fascistas es muy importante para nosotros, porque es uno de los puntos centrales de nuestra estrategia para hacer del mundo un lugar más seguro para los judíos”, declaró el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu. La decisión del presidente estadounidense Donald Trump de trasladar su embajada en mayo de este año inauguró un nuevo nivel en el relacionamiento entre su país e Israel. Netanyahu consideró que “tras 4.000 años de persecuciones, los judíos hemos aprendido que podemos confiar en muy pocas personas, y evidentemente los fascistas están entre estas personas. Yo creo que si continúa esta tendencia mundial del ascenso de líderes promotores del odio hacia las minorías, el sueño de un mundo seguro para los judíos se cumplirá”.
Israel sigue recolectando el apoyo de líderes fascistas como estrategia para hacer del mundo un lugar más seguro para los judíos
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