El presidente Tabaré Vázquez decidió cesar a la presidenta de la Administración de los Servicios de Salud del Estado, Susana Muñiz, y a los otros dos directores en representación del gobierno: Mauricio Ardus y Jorge Rodríguez Rienzi. El organismo ha recibido desde hace tiempo denuncias por irregularidades administrativas, pero la gota que derramó el vaso fue la difusión de la noticia de que Ardus había contratado como secretaria a la novia de su hijo, que tiene 18 años y cobraba un sueldo de 57.000 pesos. “La gente se queja de que no hay trabajo para los jóvenes y de que las mujeres ganan poco. Pero si uno le da una oportunidad de trabajo a una joven, y, además, con un buen sueldo, lo crucifican”, se quejó Ardus en una entrevista.
Ayer también se supo que tres ministros del Tribunal de lo Contencioso Administrativo (TCA) tienen a sus hijas trabajando como asesoras. Uno de ellos reconoció que si el caso fuera denunciado en el propio TCA “correspondería revisar las contrataciones”, aunque aclaró que a título personal “no cuestionaría nada, porque mi hija está más loca que la madre y prefiero enfrentarme a la furia de todo el sistema político antes que a ella”.
A raíz de todos los casos de nepotismo en el Estado que se están conociendo, la iglesia católica y varias iglesias evangelistas lanzaron un comunicado conjunto en el que se define esta situación como “un motivo para congratularse”. “A pesar de la guerra que ha emprendido este gobierno contra la familia, a través de la imposición de la ideología de género en las aulas, el aborto y el matrimonio homosexual, es evidente que para muchas personas que tienen cargos de importancia en el Estado, los vínculos familiares son muy valiosos”, reza el texto. En otra parte se afirma que “la importancia que le dan a la familia los gobernantes y jerarcas públicos uruguayos es una clara muestra de que los valores cristianos están presentes en el Estado, y que el balde de la laicidad y los concursos de oposición y méritos sólo son apoyados por una minoría de los uruguayos”.