Un grupo de activistas y de personas trans se movilizó ante la sede del Sindicato Médico del Uruguay (SMU) para protestar por la conferencia que brindó allí el médico endocrinólogo y pediatra estadounidense Paul Hruz, titulada “Enfoque terapéutico de niños con disforia de género”.

Las discrepancias de los manifestantes con el discurso de Hruz radican en que este patologiza la condición trans, a la que se refiere directamente como una enfermedad. En este marco, alrededor de 30 personas llegaron hasta la puerta de la sede del SMU, donde realizaron una manifestación que se prolongó por más de una hora. “La transfobia es una enfermedad”; “Nuestras identidades no son enfermedades”, eran las consignas que se podían leer en algunos de los carteles colocados en la fachada del local de la gremial médica. Algunos manifestantes calificaron a Hruz de un católico conservador financiado por el gobierno de Donald Trump. También se señaló que la presencia del médico estadounidense estaba auspiciada por la bancada evangelista y conservadora del Partido Nacional.

La activista Delfina Martínez, presente en la conferencia, contó a la diaria que estaba allí porque le pareció “tan absurdo el tema” que consideró que sería “interesante venir a escuchar lo que tenía para decir” Hruz. “Capaz que le preguntaría si su religión tiene algo que ver con esto que él plantea. Desde la medicina siempre se ha patologizado a las identidades trans y lo mismo pasa con la iglesia, que las ha demonizado. Entonces, en cierto punto me parece que hay una conexión entre las dos cosas, porque el poder médico es blanco y heterosexual”.

La conferencia fue organizada por las médicas Patricia Bozzo y Cristina Belzarena, integrantes de la Cátedra de Endocrinología de la Facultad de Medicina. En la apertura del acto, Bozzo explicó las razones que la llevaron, junto con un grupo de médicas, a invitar a Hruz: “En diciembre del año pasado tomamos conocimiento de algunos incisos del proyecto de ley para personas trans que se relacionaban con menores de 18 años. En ellos se decía que todo niño o niña que se autoperciba diferente al sexo biológico que es, tiene derecho a solicitar un tratamiento integral hormonal. Y decía más ese proyecto de ley: en caso de que los padres no apoyen la decisión de ese niño, entonces el niño tiene la posibilidad de apelar a representantes legales para poder llegar a recibir ese tipo de tratamiento. Eso nos preocupó” (ver recuadro).

En una columna publicada ayer en la diaria, el médico Daniel Márquez cuestionó al SMU por “abrir sus puertas a enfoques que vulneren los derechos de las niñas y los niños”. Horas antes de la conferencia, el gremio médico se desmarcó totalmente de la actividad; en un comunicado de prensa, aclaró que la autorización del uso de las salones del local corre por cuenta de personal administrativo, sin pasar por ninguna autoridad sindical. Estableció, además, que la conferencia de anoche no era una actividad del SMU, que no participaba ninguna de sus autoridades, y que sus contenidos no eran una posición de la organización.

Hruz también estuvo presente en el Parlamento, invitado por el senador colorado Germán Coutinho, presidente de la Comisión de Población, Desarrollo e Inclusión de su cámara. Según informó el diario Cambio, de Salto, Coutinho declaró estar “en contra de toda forma de discriminación y violencia social”, pero también dijo que no apoyará “bajo ninguna circunstancia el cambio de sexo en niños”.

Cuerpo sano

El proyecto de Ley Integral para Personas Trans es estudiado desde noviembre por la Comisión de Población, Desarrollo e Inclusión de la Cámara de Senadores. Declara “de interés general el diseño, promoción e implementación de acciones afirmativas en los ámbitos público y privado”, así como “políticas públicas dirigidas a la población trans”, con el propósito de “promover la equidad de género” y mitigar todas las formas de discriminación. Establece disposiciones para la adecuación de nombre y/o sexo, así como acciones de reparación y de inclusión laboral, educativa, cultural y en el acceso a la salud. Si se aprueba, se reconocerá el derecho de las personas trans a acceder a los servicios de salud “sin ningún tipo de discriminación y/o patologización por su identidad de género”, y el de todas las personas mayores de 18 años a “acceder a intervenciones quirúrgicas totales y parciales y/o a tratamientos integrales hormonales para adecuar su cuerpo” a su identidad de género. Indica que “las personas menores de 18 años también podrán acceder a esas prestaciones” acompañadas por sus representantes legales, y que si no cuentan con la anuencia de estos, también podrán hacerlo “conforme al derecho al libre desarrollo personal consagrado en el Código de la Niñez y la Adolescencia”.