El liceo de Ciudad del Plata, localidad también conocida como Playa Pascual, está ubicado en un barrio donde el nomenclátor refleja que la mayor parte de los uruguayos adhieren a dos divisas futboleras, que los capitanes de las grandes batallas de la selección trascendieron esa dicotomía y que algunos nombres de clubes y estadios de países vecinos también pasaron a la posteridad en estas tierras. Este centro educativo que ayer recibió al gabinete en pleno se encuentra en la intersección de José Nasazzi y River Plate, no muy lejos de Los Peñarolenses y Los Tricolores. Las calles Maracaná, Botafogo, Boca Juniors y Racing están cerca.

La ruta 1, a la altura del kilómetro 32, está a unos 300 metros del liceo. Allí, ayer a las 8.30, estaban estacionados cerca de un centenar de vehículos con banderas nacionales, pertenecientes a integrantes del movimiento Un Solo Uruguay (USU). Los conductores bajaron de sus vehículos y caminaron hasta el punto de reunión.

Frente a los portones del centro educativo había unos 40 integrantes del Plenario Departamental de San José del PIT-CNT, que habían desplegado una extensa bandera de la central sindical.

El presidente y sus ministros llegaron puntualmente y se internaron en una enorme carpa blanca, para ocupar la mesa principal. Frente a ellos había centenares de sillas. En las primeras filas se ubicaron representantes de organismos públicos y alumnos del centro educativo que ofició de anfitrión. Unos metros más lejos había unas 400 personas, en su mayor parte residentes en la zona. Al fondo estaba el grupo de “autoconvocados”, que sin previo aviso comenzó a entonar el Himno Nacional. Cuando el inesperado coro cantó la última estrofa, el acto oficial comenzó de acuerdo con el protocolo.

Cuestión de fe

Tabaré Vázquez fue el primer orador de la jornada. El presidente recordó el Consejo de Ministros abierto que se desarrolló en octubre de 2016 en Ecilda Paullier y afirmó que 90% de los compromisos asumidos en aquella oportunidad “se cumplieron o se están cumpliendo”. Tras la enumeración de las obras desarrolladas en San José, Vázquez hizo una valoración de los avances en políticas sociales que permitieron reducir la pobreza hasta que llegó en la última medición a 7,9%. Algunos sectores “quieren que recortemos” las políticas sociales, pero “no vamos a recortarlas”, porque el objetivo del gobierno “es disminuir la pobreza y la indigencia”, comentó.

El momento más complicado llegó mientras exponía el ministro del Interior, Eduardo Bonomi, quien debió interrumpir brevemente su intervención ante el volumen de los gritos y abucheos de los integrantes de USU; uno de ellos lanzó una bomba de estruendo.

El presidente tomó de nuevo el micrófono y pidió “respeto y tolerancia”. “Debemos escuchar con tolerancia, porque este país, felizmente, no es un país de unanimidades. Cada ciudadano tiene su pensamiento propio”, apuntó. Bonomi completó su exposición atravesada por algún silbido, al igual que ocurrió luego con los demás ministros.

Los “autoconvocados” salieron de la carpa al grito de “Uruguay, Uruguay”, y se instalaron en la calle Nasazzi, donde permanecía un grupo de integrantes del plenario sindical maragato.

Pablo Furtado, con una remera roja de la brigada Agustín Pedroza del Sindicato Único Nacional de la Construcción y Anexos, le reprochó lo que había sucedido minutos antes dentro de la carpa al ingeniero agrónomo Álvaro Rivas, uno de los voceros de USU, que llevaba una camisa estampada a cuadritos. El sindicalista de la construcción invitó al ingeniero, además, a recorrer los establecimientos rurales de San José, “donde los trabajadores juntan frutillas o papas por 200 pesos por día”. Rivas contestó que USU “también representa a los trabajadores”. “Ustedes defienden los intereses de unos pocos”, retrucó Furtado. Finalmente, ambos se despidieron con un apretón de manos, antes de que los “autoconvocados” abandonaran el lugar.

Luego de eso, el ambiente en la carpa fue más distendido. Vázquez controlaba la escena y administraba los turnos de las intervenciones del público. Una niña le preguntó al presidente qué sentía por “haber llegado tan lejos en su carrera”, y él contestó: “Agradecimiento”. Un adolescente reclamó mayor cantidad de libros para la biblioteca liceal y la presencia de un equipo multidisciplinario para atender las problemáticas que presentan los alumnos y sus familias. Jorge Landoni, consejero de Secundaria, ubicado en las primeras filas, se comprometió a satisfacer ambas demandas. Un pescador artesanal pidió respuestas a los pedidos de regularización de las chalanas y que se agilitara la obtención de permisos de captura en el Río de la Plata.

Una mujer agradeció la implementación del Sistema Nacional de Cuidados, que a ella le permitió acceder a un nuevo empleo, mientras que familiares suyos con problemas de dependencia consiguieron “la debida atención”. En una línea similar, un joven con dos hijos en brazos dio las gracias “a la sociedad en su conjunto y en especial a este gobierno” porque es “uno de los primeros 500 padres que pudo usufructuar del medio horario paternal”. Una representante de la Federación Nacional de Profesores de Enseñanza Secundaria recordó que el liceo de Playa Pascual fue construido como “consecuencia de las luchas y movilizaciones” de docentes y vecinos, y reclamó la asignación presupuestal al sector educativo de 6% del Producto Interno Bruto.

Una trabajadora de Antel solicitó la ampliación del tendido de fibra óptica en la localidad, y un vecino con discapacidad reclamó acceso a boleto gratuito en el transporte. Ambos planteos fueron colocados en una lista de temas a estudiar. Vázquez también le dio la posibilidad de exponer a un hombre que llevaba un sobre en las manos; cuando dijo que era un beneficiario del Instituto Nacional de Colonización que había llegado desde Quebracho (Paysandú), quienes estaban al lado suyo le dijeron que no le correspondía hablar porque no era vecino del lugar, y Vázquez explicó que los planteos de organizaciones sociales habían sido recibidos durante la jornada previa en San José.

Cerca del mediodía, el presidente anunció que había llegado el momento de finalizar con las intervenciones y comentó: “Si seguimos, nos vamos a ir a las diez de la noche”.

Los locatarios aplaudieron a los visitantes y se dispersaron. Minutos después, en una panadería ubicada a una cuadra del liceo, dos mujeres que habían asistido al encuentro lamentaban que no se hubiera hablado “sobre la seguridad en Playa Pascual”.

Los integrantes del Poder Ejecutivo abandonaron la carpa blanca y caminaron hasta la calle Nasazzi, donde los aguardaban los coches oficiales. Vázquez y la vicepresidenta Lucía Topolansky fueron recibidos con cánticos y muestras de cariño por los militantes sindicales que aún permanecían delante del liceo. Ambos se abrazaron con los trabajadores, que cantaban: “El pueblo unido jamás será vencido” y “Uruguay, Uruguay”. A tres kilómetros de allí, en el kilómetro 35 de la ruta 1, los integrantes de USU repartían volantes cuyos colores de fondo eran, también, azules y blancos.

Trabajo infantil

“¿Por qué la gente que no trabaja tiene más beneficios que la gente que trabaja?”, le preguntó un escolar al presidente Tabaré Vazquez, arrancando aplausos y comentarios del público. El mandatario respondió: “Si hay una función que cumplir desde el gobierno nacional, es la de transmitir información a la población. Es una responsabilidad muy grande, y veces se puede cumplir en profundidad y a veces no, porque no es sólo el gobierno el que juega este partido, sino que se depende mucho de los medios de información o de comunicación que tiene la población. Y a veces hay situaciones en las que se tergiversa la realidad”. Después de esa aclaración previa, Vázquez dijo que en Uruguay había “situaciones de pobreza y pobreza extrema inadmisibles”, y que se trabajó en políticas sociales para que la pobreza y la indigencia “disminuyeran”, pero también se trabajó en la “actividad laboral y la ocupación”. Remarcó que cuando llegó al gobierno en 2005 la desocupación “estaba en el orden de 18% y hoy está en 7,5%”.