Desde el jueves hasta el sábado estuvo en funcionamiento de 11 a 19 horas la feria “Mujer y ruralidad”, un evento organizado por la Coordinadora Nacional de Economía Solidaria y la Red de Economía Solidaria de Montevideo, en conjunto con la Comisión de Trabajo del Concejo Vecinal 9 y el Municipio F.

La propuesta fue pensada desde la Coordinadora Nacional de Economía Solidaria, que ha dispuesto planificar una serie de eventos descentralizados en Montevideo, tomando distintas áreas temáticas dentro de la economía social y solidaria. La convocatoria para participar, en este caso, fue abierta y se priorizaron los emprendimientos comprendidos dentro del Municipio F, que no tuvieron costo para establecer los puestos dentro de la feria.

Priorizando las iniciativas dirigidas por mujeres, más de 60 emprendimientos agroalimentarios que utilizan como base materias primas vinculadas con la producción agrícola tuvieron la oportunidad de exponer y vender sus productos en los stands ubicados en la feria montada en la plaza Huelga General, que está ubicada en 8 de Octubre y avenida José Belloni. Las propuestas van desde producciones alimenticias como frutas, verduras y mermeladas hasta textiles, trabajos en lana y otros materiales. Las creaciones son producciones que pertenecen a la economía social y solidaria, que cuidan el medioambiente y se desarrollan atendiendo cuestiones de equidad de género. Cabe destacar también que sus bienes y decisiones son gestionados solamente por trabajadores.

El vínculo entre mujer y ruralidad se establece para promover que este tipo de economía aporte a la visibilidad de las pequeñas productoras en ferias, pero además para visibilizar el trabajo que realizan dentro de las distintas áreas temáticas que eligen. En este sentido, a fines del año pasado se realizó la feria “Ambiente y reciclaje” en el Municipio E para fomentar la producción a partir de materiales reciclados. Se está pensando a futuro hacer algo sobre consumo responsable.

“Queremos difundir que la economía solidaria no es sólo un tema productivo, es un tema sistémico. Cuando hablamos del capitalismo nadie dice economía capitalista, se habla de sistema capitalista. Queremos que se tenga presente que la economía social es un tema social, cultural y productivo alternativo, y dentro de esos temas una de las áreas que tomamos en particular es el tema de género”, explicó Helena Almirati, responsable de la Coordinadora Nacional de Economía Solidaria.

Esta agrupación define la economía solidaria como la manera de economía que trabaja desde lo colectivo, de manera dinámica y transformadora, buscando incorporar valores solidarios en la teoría y la práctica, situando a las personas en el centro y trabajando tanto en la producción como en el consumo, la distribución y las finanzas.

Almirati agregó que “desde el punto de vista sistémico se entiende como un sistema de transformación y desde un punto de vista económico, como un sistema alternativo a la economía capitalista. Incide en todas las facetas de la economía, en la producción, el consumo, la distribución y las finanzas, y en cada una de esas tenemos definiciones específicas. En lo global es la economía que pone en el centro a las personas y no a la acumulación de capital, que cuida al medioambiente y sin dudas tiene un trabajo específico en el tema género”.

En este caso les pareció de suma importancia trabajar desde una perspectiva de género, no sólo pensando en equidad dentro del desarrollo de la actividad, sino en difundir a la mujer emprendedora, vinculándola a la ruralidad.

No quiere decir que un hombre que forme parte de la ruralidad no pueda participar, “pero queremos que haya una fuerte presencia del tema género y para eso debemos fomentar el trabajo de la mujer dentro de este tipo de economía. Creemos que todo lo relacionado a género hay que trabajarlo mucho en cualquier ámbito, pero en la economía social y solidaria es un tema de los que forman parte de nuestro ADN”, afirmó.

La diferencia entre la economía capitalista y la social es clave para la posición que la mujer ocupa en la sociedad; dentro de la economía que tiene al capital como principal medio de producción la mujer se encuentra claramente desplazada, ocupa espacios laborales de menor importancia y atraviesa diferencias a todo nivel, y un claro ejemplo de esto es la brecha salarial. En cambio, dentro de la economía social y solidaria la mujer se empodera.

“Creemos que cuando una mujer ingresa al trabajo y no ingresa al sistema económico actual, es decir [que] ingresa a trabajar dentro de la economía solidaria, no repite las relaciones de dependencia y de falta de valoración que muchas veces tiene anteriormente. Lo que vemos es que cuando la mujer es dueña de su trabajo y decide sobre el mismo ayuda a muchas otras de las dificultades que hay en temas de género; para nosotros es un tema central”, aseguró Almirati.

La equidad de género es necesaria para la implementación de los emprendimientos sustentables. “La integración de la mujer y su integración en cargos de dirección se necesitan en la economía solidaria. Hay un gran debate acerca de si se repiten o no las mismas formas de la dificultad de género en la economía solidaria. Pero su integración es algo natural, y a su vez la equidad de género dentro de los emprendimientos sustentables y dentro de la economía solidaria aportan al desarrollo humano y a las mujeres. La mujer cuando emprende su propio trabajo es dueña de su economía y de las decisiones sobre su propio medio de producción. El autoestima y el desarrollo de esa mujer son mejores. Y es plena dentro de su trabajo”, concluyó.