Habría que haber visto a Herson Sapone parando a los maniceros para hacerles consultas técnicas. Hasta que dio con La Poderosa, una bicicleta danesa de la Segunda Guerra Mundial, que un restaurador de Solymar puso en venta en Mercado Libre. Pastoreó el anuncio hasta que bajara el precio y allá fue a buscarla. “Tiene dos ruedas adelante y amortiguación elástica. Carga hasta 300 kilos. No tiene cambios y el freno es a pedal. Es la que usaban antes los panaderos para repartir”, detalla. Pero una vez hecha la compra había que completar la segunda etapa del proyecto que terminó llamando Gráfica a Pedal. Junto a Taller Capitán, que hace trabajos de carpintería y herrería, diseñaron un cajón de madera que ubicaron en la parte frontal: “Está desarrollada básicamente para imprimir en el plano, lienzo o papel. Nuestra intención es empujar más al papel, pero tenemos el problema de que si te dan un papel en la calle es como un volante, y si es un textil te sirve. Pero en cada obra hay todo un laburo, y son artistas uruguayos”.

Hace seis meses que Gráfica a Pedal tiene presencia urbana –ya sea contratada para acciones de marcas como en trabajos de extensión social o de interacción con el público, algo que hacen de motu proprio–, aunque Sapone acariciaba la idea desde hace más de cuatro años. En el ínterin conoció a la diseñadora gráfica y textil Ajó (María José Lastreto), y entre los dos le dieron el impulso inicial. Es que Sapone es docente de serigrafía de la Escuela Pedro Figari (UTU), tarea que le insume las mañanas, y de tarde es empleado en una imprenta. Dice que este oficio es el medio que encontró “para vivir y ser feliz”, y su casa con taller incorporado no lo desmiente. Al pedirle que explique para el lego en qué consiste la serigrafía, lo resume de esta manera: “Un sistema de impresión de los más tangibles que hay, porque se trabaja con la matriz y el material que se va a imprimir. A diferencia de otros sistemas, imprime cualquier tipo de soporte –vidrio, madera, textil, papel, cemento–, y al ser tan versátil te permite un gran abanico, distinto de la offset o los plotters”. También reivindica que “la tenés en la gran mayoría de las publicidades callejeras”, aparte de que se trata de una técnica involucrada con el estampado de remeras, bolsos y otra tanta ropa que llevamos encima.

La meta es desarrollar tres pilares, empezando por este “salir a la calle y empezar a juntar gente que está en la vuelta generando cosas”. El segundo surge de las ganas de armar un pequeño set de impresión para niños y organizar jornadas. “Hoy por hoy, en el arte impreso hay un nicho que no se abre mucho. El Club de Grabado era más popular. Fueron los que pisaron fuerte, se comprometieron a nivel social y político. De ahí salieron grandes diseñadores gráficos. Después que se quebró eso, hubo un limbo. Ahora hay un emergente, gente que quiere empezar a ir al papel, a no dar Control+P y que el trabajo salga de una impresora”.

La tercera apuesta será investigar el sistema Braille. “Por lo que hemos visto, está impreso en libros específicos para personas no videntes, pero como las tintas pueden ser transparentes, se puede sobreimprimir. Nuestra idea es hacerlo con tintas UV, que requieren un secado especial. Podés hacer una pasada plana o con relieve, y con esto se genera un punto más cargado, con equis micras de altura. El objetivo sería intervenir con Braille para que no sea un libro distinto para no videntes”, adelanta. Probablemente las primeras pruebas serias las haga con Mañana viene mi tío, un libro álbum de Sebastián Santana –premiado en Argentina– que conjuga texto e imagen.

Mientras tanto

Lo cierto es que las propuestas comerciales terminan bancando el proyecto de índole más divulgativo/ artístico. Actualmente están haciendo salidas todas las semanas. La primera se propuso mostrar su trabajo por la Ciudad Vieja, después los contrataron para la Expo Bici, luego para la MoWeek, y fueron también a Piedras Blancas con la Asociación Cristiana de Jóvenes, adonde llevaron un pulpo portátil (conocido alternativamente como calesita o carrusel), y estuvieron cuatro jornadas estampando remeras con los niños que participaron. En el otro extremo, los contrataron para ir a una fiesta privada en la tribuna América del estadio Centenario, donde imprimieron los souvenirs.

“Coordinamos con las marcas para que la gente pueda interactuar y llevarse desde afiches hasta tote bags, unas bolsas ecológicas de lona que se están poniendo de moda. Nos contratan productoras, imprimimos en vivo con la gente, y sucede lo mismo que cuando salimos a la calle por la nuestra, surgen las mismas preguntas. Los adultos responden que ‘esto es una impresora vieja’, pero es un medio actual. Estuvimos en la feria Ideas+ con los tres primeros premios de ilustración de literatura infantil y juvenil: Claudia Prezioso, Laura Carrasco y Sabrina Pérez. Se acercó una chiquilina a imprimir, le expliqué quién había hecho la obra y la niña me corrigió: ‘No, esto lo hice yo’. Y claro, te deja asombrado hasta qué punto se involucran”.

Como creen en una economía solidaria, en breve van a sacar una línea de bolsas estampadas y quieren que la mitad de la ganancia sea para el ilustrador. Al mismo tiempo, la agenda de Gráfica a Pedal está estallando. El Centro de Exposiciones Subte los convocó para participar en las jornadas de performances a fin de mes, y además acompañarán al colectivo Iluyos en la Feria del Libro Infantil y Juvenil. En junio tampoco estarán ociosos: con Ajó quedaron seleccionados para la feria de arte impreso Microutopías, que tendrá lugar desde el 8 hasta el 10 en el Centro Cultural de España, para la que vendrá una larga lista de editoriales independientes de Brasil, Chile y Argentina.

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