Ayer Rodrigo Arcamone presentó la renuncia a su cargo de alcalde del Municipio C, luego de que su ex pareja lo acusara de violencia física y psicológica. “Lo que importa es que, poco a poco, los alcaldes, que al principio eran absolutamente desconocidos para la población, se están haciendo conocidos. En general es por cosas de este tipo, como violencia de género o robos, pero bueno, por lo menos la gente sabe que los alcaldes existen y no son una leyenda urbana”, dijo una fuente del Poder Ejecutivo.
En el Frente Amplio (FA) consideran que se trata de un hecho “lamentable”, pero del que se pueden extraer “importantes enseñanzas”. Un integrante de la Mesa Política aseguró: “Lo que nos pareció interesante, más que la renuncia en sí, es la orden de restricción que le impuso la Justicia, que le impedía acercarse a menos de 500 metros de su pareja. A raíz de esto se nos ocurrió que podríamos pedir a la Justicia una orden de restricción para él y todos los dirigentes de la Lista 711, que les impida acercarse al FA. Lo ideal sería que corriera por lo menos de acá a diciembre de 2019”. Según explicó el dirigente, los abogados de la fuerza política pretenden invocar en la denuncia la figura de “violencia simbólica electoral”, que consiste en “sabotear permanentemente las posibilidades electorales de un partido asociándolo por la vía de los hechos con conductas moralmente reprobables y con dirigentes impresentables desde todo punto de vista”. En el FA consideran que están ante un posible antídoto contra el “efecto Sendic”, por lo que tratarán de “sacarle el mayor jugo posible” a la vía judicial.