La Cámara de Representantes dio ayer su visto bueno a la ratificación del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Chile, que ya había sido aprobado en el Senado el 10 de julio. Votaron a favor todos los partidos políticos salvo Unidad Popular (UP).

El diputado frenteamplista Jorge Meroni, miembro informante del proyecto, centró su intervención en destacar las ventajas del TLC. Alegó que los tratados llamados “de última generación” amplían el “horizonte” de los acuerdos, porque van “más allá del acceso a los mercados de bienes y servicios”. Estos nuevos TLC ponen énfasis en la dimensión de “bienestar de sus pueblos”, al incluir la adopción de compromisos en áreas vinculadas con el cuidado del ambiente, la igualdad de género, los derechos laborales y la transparencia, sostuvo.

A su turno, Rubio criticó el rumbo estratégico que ha tomado el Frente Amplio (FA) en materia de inserción internacional. Cuestionó que se presente a los TLC como algo “inocuo” o como la “expresión más acabada de la modernidad”, y afirmó que, por el contrario, “están llenos de contenidos: son una herramienta muy eficaz en la consolidación de las políticas neoliberales”. “No es que los TLC de antes eran malos y ahora son buenos, los TLC no cambian: lo que cambian son las posturas políticas”, aseveró. El diputado sugirió a los legisladores que acompañaron la iniciativa que dejaran de “esconder la verdad”: “Decir que un TLC se va a preocupar por el medioambiente o la igualdad de género es digno de Disney”, opinó.

El diputado de UP también indicó que este TLC incluye cláusulas “de última generación” que nunca fueron discutidas en Uruguay, que elimina barreras arancelarias y que flexibiliza la legislación laboral. También cuestionó que se establezcan medidas que restringen el desarrollo de políticas en sectores estratégicos, y afirmó que no se podrán impulsar políticas para regular Uber o Spotify.

Los frenteamplistas Luis Puig (Partido por la Victoria del Pueblo) y Roberto Chiazzaro (Partido Socialista) marcaron sus discrepancias con el texto. Puig señaló que su sector está “muy lejos de pensar que los TLC son las llaves de los pueblos”, y opinó que al FA “le faltó estudio para analizar los impactos del TLC en algunas áreas”, ya que, según dijo, podría tener consecuencias negativas relacionadas con el desarrollo de la biotecnología, los servicios, las compras públicas y las telecomunicaciones. Chiazzaro cuestionó que las negociaciones se realicen en base a listas negativas y que se incorporen las cláusulas llamadas “statu quo” y “trinquete”. Para él, habría sido importante establecer “la cláusula del trato especial y diferenciado, como forma de compensar las asimetrías existentes”.