“Nos hemos propuesto iniciar un proceso de confluencia, tanto a nivel local como internacional, entre todas aquellas formas de entender la economía que tengan por objetivo la superación del sistema actual”. Así comienza la presentación de la propuesta de realización de un Foro Social Mundial de las Economías Transformadoras, impulsada por la Red Intercontinental de Promoción de la Economía Social y Solidaria, la Red de Economía Social de Cataluña y la Red de Redes de Economía Alternativa y Solidaria, y a la que se sumarán organizaciones uruguayas.

El encuentro se proyecta para el año 2020 en Barcelona y ya están definidos los cuatro ejes centrales de discusión: economías feministas y con perspectiva de género; movimiento agroecológico y de soberanía alimentaria; los comunes, digitales y naturales; y la Economía Social y Solidaria (ESS), movimiento cooperativista y finanzas éticas. Asimismo, habrá dos ejes transversales de discusión, uno sobre políticas públicas y otro sobre trabajo académico.

La idea de llevar adelante este encuentro internacional surgió en el último Foro Social Mundial que se realizó en Salvador de Bahía. Pretende conservar el “espíritu” de los foros sociales mundiales temáticos pero “superando sus límites”. Habrá “programación cultural, charlas, asambleas y sobre todo compromisos colectivos y acuerdos concretos a nivel internacional entre todos los actores involucrados, fruto del proceso de confluencia a lo largo de los dos años”, proyectan los organizadores. Hacen énfasis en la importancia del foro como proceso y no como “un evento vitrina” o “una conferencia de expertos sin continuidad ni consecuencias”.

En la primavera del año próximo habrá un primer encuentro de confluencia que durará tres días entre representantes de las principales redes, movimientos sociales y grupos de investigación universitaria de todo el mundo, “que tengan como objetivo la superación del sistema económico actual”.

La semana pasada se llevó a cabo la primera reunión internacional preparatoria, en la que participaron representantes de todos los continentes. Por Uruguay participó Pablo Guerra, coordinador de la Red Temática de Economía Social y Solidaria de la Universidad de la República (Udelar). En el encuentro se acordó que cada país defina qué actores considera que forman parte de las economías alternativas, más allá de los lineamientos generales establecidos en la convocatoria. “Por ejemplo, en Uruguay sumaremos a las empresas recuperadas por los trabajadores; en México, la economía de los ejidos; en las zonas andinas, la fuerza que tienen las economías indígenas y basadas en la reciprocidad”, señaló Guerra.

Debates locales

Las organizaciones autogestionarias en Uruguay acordaron participar en el foro mundial de Barcelona e impulsan la realización de una Conferencia Nacional de Economía Social y Solidaria en 2019. El 19 de julio, en la sede del PIT-CNT, hubo una reunión del Centro de Formación y Documentación en Procesos Autogestionarios, en la que participaron representantes de la Udelar, del Instituto Cuesta Duarte de la central sindical, de la Coordinadora Nacional de Economía Solidaria y de la Asociación Nacional de Empresas Recuperadas por los Trabajadores, entre otros, y se definió instalar un ámbito permanente bianual para coordinar e intercambiar experiencias, así como construir colectivamente las bases para un Plan Nacional de Economía Social y Solidaria.

En el encuentro de julio se insistió en la necesidad de generar ámbitos de confluencia entre los emprendimientos autogestionarios y los sindicatos, y se valoró positivamente que los debates del último congreso del PIT-CNT hayan incorporado el tema de la economía social y solidaria en los documentos de las diversas corrientes. Asimismo, se invitó a pensar en alianzas con “múltiples espacios que practican la autogestión”, como la Asociación Uruguaya de Artesanos, la Red Nacional de Agroecología, La Red de Semillas, la Comisión Nacional de Fomento Rural, la Asociación de Mujeres Rurales del Uruguay, la Coordinadora de Feminismos y el Mercado Popular de Subsistencia, entre otros. “Se observa cierta atomización de este campo; cada organización construye sus agendas con prescindencia de las otras, por lo que se dificulta enormemente visualizar espacios compartidos para su accionar”, apunta el documento de síntesis de la jornada de julio. Menciona que del mapeo de la economía social y solidaria realizado por la Unidad de Estudios Cooperativos en 2015 surge que las organizaciones tienden a jerarquizar sus vínculos con el sector público estatal “más que a construir nexos sólidos” entre sí.

Finalmente, en el encuentro se identificaron cuatro grandes sectores en los que la autogestión y la ESS podrían avanzar en materia de definición de políticas públicas: el sector agroalimentario –producir alimentos de calidad y saludables, generar redes de consumo responsable, mercados de cercanía y modos de distribución–; el sector de cuidados; el sector de industrias básicas y desarrollo de infraestructura –allí se reclama al Estado políticas de incentivo y subsidios “claros y sostenidos”–; y el sector de la construcción y la vivienda.